LA ASOCIACION ñor Tormo, hubiera presidido el último acto, si las conclusiones, o sea, el fruto de la Asamblea, hubieran sido las apetecidas. jEsos Maestros!, ¡^sos Maestros!, estaban diciendo hace poco. Y ahora ya dicen: {esos Inspectores!, [esos Inspectores! Sí. Esos Maestros y esos Inspectores, casi todos son iguales y todos tienen razói en sus demandas. Por justicia, deben serles concedidas. Maese Blas NOTAS DE RUSÍA En ei añ ) 1928; el 78 y medio por ciento de la pob;ación urbana rusa, sabían leer y escribir. En !a masa rural so'o el 48 por ciento, alcanzaban la instrucción elemental. Antes de la guerra, sólo el 23 por ciento de los rusos, sabían le^r y escribir. Con los trabajos que hoy se llevan a cabo, el año 1933, ei 93 por ciento, en las ciudades y el 80 por ciento, en los campos estarán capacitados en lectura y escritura. En las ciudades y regiones industriales, la obligatoriedad escolar, es rigurosamente observada. La realización de la obligatoriedad escolar, implica un gasto de tres mi! setecientos cuarenta y seis millones de rublos. De ellos, son mil ochocientos cuarenta y nueve millones, para sueldos y trescientos Veintitrés millones para sostenimiento de alumnos. hhy hay en Rusia ocho mi¡ quinientos ochenta y ua cinemas. En 1932-33, funcionarán cin cuenta mil y de ellos, catorce mi', serán escolares. (Del Plan Quinquenal de la Unión Soviéiica) ¿Pasividad periodística y asociacional? Existe en el Magiacerio ua malestar, un deacontento, que ni los mismos afectados podemos saber las causas déla falta de remedio conociéndose éste. Qjiéops, acusan a los periódicos prof sionales, y otros, a las Ásociacionps. ¿Ni unos ni otras tienen culpa alguna de este menosprecio? Bien es verdad que el Magisterio tisnequair deslastrando el pí-so de su leyend*; ¡p)ro esquela pena dura tanto...! Servidores unos (Correos, Telégrafos, etc,) y servidores otros (Magisterio), debiera haber idéntico trato, y al existir esa irrritante desigualdad, sin que se vea ánimos de aminorarla, vienen todas las quejas de todos los Maestros de España. No, dignísimos compañeros de la provincia de Madrid; no estimadísimo compañero Fuster: ni los periódicos ni las Asociaciones han mostrado una actitud pasiva; actividad inútil, sí. Actividad de dolientes que llegada al Ministerio ha sido refiejada sin fruto y, si apretamos ei concepto, negativa, contraria. ¿Qué tenemos loa Maestros en el Ministerio? Mejor dicho, ¿qué no tenemos? No tenemos quien defienda nuestras aspiraciones. De nuestra labor y de nuestra cultura dudan todos: desde el Ministro hasta e) último oficinista. Son extraños todos a nuestra profesión. Hacienda, Correos, Telégrafos, Aduanas y otros Cuerpos que tienen trato de favor están gobernados y representados por funcionarios que INGrRBSARON EN LA. ULTIMA CATEGORIA de su Escalafón y fueron a prestar servicio a los sitios más apartados o de más faena, y al llagar a puestos superiores de su organismo se cuidaron, sin ol vidarse, de mejorar las condiciones de aquellos nuevos ingresados porque sabían prácticamente las angustias de los primeros pasos en la profe. siór. Pero el Magisterio, ^* quién tiene? Si cuando se elaboraba el Presupuesto para el año 20, eo que se elevaron loa sueldos de todos los funcionarios, hubiese habido Maestros en las oficinas del Ministerio, ¿no creen los dignísimos compañ ros de la provincia de Madrid y estitnadísimo compañero Fuster, que la plantilla de. sueldos del Magisterio se hubiese igualado a la obtenida por Correos pongo por ejemplo? Nuestras aspiraciones en este aspecto fs tarán siempre latentes porque nunca se habrán satisfecho; a menos que tornemos otras posiciones que las hasta aquí defendidas. Ni periódicos ni Asociaciones tienen una acción decisiva. En esta cuestión no hay que ser ilusos. Si por alguna circunstancia se elevaran los sueldos de lo» funcionarios públicos y alcanzara al Magisterio tal beneficio, no sería en la cuantía que a los demás; y aunque lo fuera, continuaríamos en plano inferior por estarlo ya. Si yo fuera directivo (que ni lo deseo ni lo aceptaría) no baria nuestras aspiraciones