S0C\2lC\0YV REYISTA DE PRIMERA EMSEMAM^A Organo 5e las Asociaciones Maestros nacionales òc la provincia GD Sf PUBLICA LOS VIERNES QD Propietario y Administrador: Director: D. Germán Docasarr. | o. santos grr&ír grayalos Paseo de la Infanta Isabel, nüm. 1 | Calle de Rrteembuseh, nám 19 2.* ñno IV Teruel 14 de Enero de 1916 Núm. 158 El inventario intelectual del niño ii No difieren mucho los resultados obtenidos por los maestros de Munich, Dr. Engelsperger y Dr. Ziegler. Paula Lombroso (hija del célebre antropólogo italiano)^ se fijó especialmente en la inteligencia que tienen los niños del sentido de las palabras, y halló en ellos gran facilidad para reducir una palabra ignorada á la seme janza de otra que ya conocen; con lo cual creen entender lo que en realidad no entienden, y no hacen esfuerzo ninguno para comprender mejor. Hans Pohlmann, de acuerdo con Meumanm hizo una prolija investigación en gran número de niños, mejorando el método de preguntar, con el fin de hallar, a) qué entiende el niño bajo una palabra, b) qué idea tiene del objeto que manifiesta conocer. A este efecto les hace primero Pthlmann una pregunta general (vgr, qué es un lápiz), para cuya respuesta amonésta se tome todo el tiempo necesario^, y si es menester varía la forma de la pregunta (vgr., ¿tie nes un lápiz?; ¿has Visto un lápiz?, etc.); y lúe go, por una serie de preguntas oportunas, les va sacando que cualidades han advertido en el objeto de que tienen alguna noción. Además, las investigaciones de Pohlmann no se limitan al inventario intelectual de los niños que ingresan en la escuela, sino estudian su desenvolvimiento durante toda la edad escolar. En resumen, creemos poder inferir de los estudios hechos hasta ahora, que, si bien es de suma importancia que el maestro forme el inventario intelectual de los alumnos de que se hace cargo, no se puede, ni se debe, aspirar á formarlo de una vez completo, como preliminar déla enseñanza. El maestro que esto preten diera^ se pasaría la primera y mejor pane del curso, inventariando muy imperfectamente los conocimientos de sus discípulos. Lo conveniente es, que el maestro acuda á su clase teniendo siempre presente esta in cumbencia suya, y la vaya realizando por partes, á medida que la ocasión ó la necesidad lo exige. Así, por ejemplo, al proponer un nom bre, de cuya previa inteligencia puede dudar, formule preguntas suficientes para cerciorarse de ella; siguiendo el método de Pohlmann y de los demás que han usado las interrogaciones subordinadas', esto es: no contentándose con que el niño declare que ha visto el objeto, ó entiende la palabra, sino insistiendo en preguntarle, para ver si su noción es correcta, y hasta donde alcanza. Y este oficio del maestro no es distinto de la misma enseñanza; pues, la instrucción que se hace por el método heurístico, consiste precisamente en ir formulando una serie de pre g untas que, a) descubren lo que el niño sabe ó ignora ó entiende mal, y b) le guían á analizar sus propios conocimientos y corregirlos. Con lo dicho basta para declarar desterrados del uso escolar los esquemas ó inventarios es-