El 3« rnMM — 5t) > 8B1T » n. MM'(fayfllal) . ...... l'MIptaa. Titawtf • (faeta) rM » •«mtn (14.) M'M » «a.) im > VVMBRO SUELTO ti GENTTHGS colaboración de clases - .JDentro de utioi díai comenzará no demuestran aprecio perceptible M Madrid el Congreso convocado quienes son llamados, desde las filas de la clase obrera, a participar cordialmente en esa obra de fraterna colaboración. El ejemplo tiene una virtud persuasiva mucho mayor que la de las mejores teorías. Los sindicatos y los partidos obreros revolucionarios dinos, atribuyen 250 000 afiliados cen a las masas que sólo hay lucha organizaciones, cifra respeta- de clases y, por desdicha, pueden el Frente Nacloaal del Trabajo PMÇ* establecer las bases de una coordinación estrecha — fusión, si posible fuera -de todas las ornant■Odones obreras antlrrevo^ucionatlas que hav en Esoafia. Cálculos, •o sé si defectuonos en más o en o «tas Me, sin duda, aunque notoriamente toferior a la de miembros con que Méata la Unión General de Trábala ÉilW 0 Id Confederación Nacional mostrar ejemplos abundantísimos de así es. En cambio, de la colaboración de clases, ¿qué ejemplos, luera de casos aislados y particulares, se ofrecen? La consecuencia es A.lrt· disminución numérica puede clara y atal: los obreros se vuelven «tmlnulr y aun desanarecer. con de espaldas a la Idea de la co aboraTantajapfra el Frente Nacional, por ción de clases, no porque la vean UadheÓÓnaéste de la totalidad o mal. sino porque-a la vista délo . a„ 1«. «Wrn. que en la realidad ocurre-lo consl- áo una gran parte de los obreros flPffr ea ^a dudad como en el «U&po, no partenecen a ninguna orianbadón sindical. Pero en este particular no me siento muy optlmlfta.v A la lar^a, es posible que sueso; Posible, no s-guro. De ppmento, como no cambien mucho las cosas, no lo considero muy pro feble que deran impracticable. Lo curioso— y lo decepcionante — es que nunca como de algún tiempo a esta parte se hibla tanto de la necesidad y la conveniencia de esa colaboración. Pero todo se queda en «flatus vocis». Orupos económicos , y partidos políticos, a vueltas de copiosos loores a la justicia social, hablan profusamente de la colabo- , o^.T1 ^ i"/1? radón de clases; pero me estoy te«« cambiar? El Frente Nacional del mlendo mucho8 de ^ ha- ^bajojiene una doctrina só ida v blan asl entlendan por coIaboracíóa «tacta-que es, en su esencia, ^ el acatamlento de lo8 otro8 a la, con 46ctrtaadelalílesia sobre la cues- venienclai los lntereSe8 de ellos, tfdn todal ; una táctica Inteliefnte „ . , y flexible, que concilla armónica- ^ l** concesiones y la «ante la energía con la mesura y generosidad h.yan de estar solamen . . \ te en una de las partes. En el fondo, esto no es más que el reverso del absorvente e pírltu de clase que se echa en cara a los revolucionarlos de la clase obrera. |Ahl Pero es que se supone— peligrosísima suposición, por cierto— rachaza toda exageración de prlnclplbs, medios y aspiraciones, y un tel de jefes sindicales, genuïnaite obreros, que sienten con ferTOr la causa del mejoramiento de la déte a que pertenecen; pero el Fren ta Nacional del Trabajo vive en un Ambiente que estorba sus movlmlen |^&0willj^po8lbllldades. ïj; ¿Cuál es ese ambiente? Desde lue§c, el de la hostilidad con qu le ¡petcan, como es natural, las orgAnl«adones obreras revolucionarlas, pa£|?,|yu£ o|ra cosa peor, y es el recalo, la desconfianza y, en deílnltl^a« al desvio de muchísimos obretos, de casi todos los obreros qus fj^jíojrman en esas organizadones, Isa miran con malos ojos, que ao se quieren prestar a ser Instruaaento de finalidades políticas revo«donarlat, que acaso creen en la buena fe— Innegable— de los hombres que dirigen el Frente Nacional -del Trabajo y en el acierto de las finalidades y los métodos de la ación obrera antirrevolucior aMs.pero que, mo obstante, rehuyen Incorporarse a elle porque no les Inspira conÍUnsa. .^òuqsdb av. augV^O^b^Ih^ífò la Inspira? ¿Acato porque sospechen que detrás de este Frente Nacional del Trflbnjo •até. moviéndolo como un muñeco, la clase patronal? ¿Porque le crean «amarillo», vivero de traidores y rompehuelgas?" Algunos lo creen así, porque no en ba'.if están dio én dolo consfañteméhfé las propagandas de los sindicatos y partidos obreros revoludonarlo»} pero, en general, la desconfianza tiene por fundamento el proceder de los elementos sociales que parecen empecidos tn contradecir— no con pala bras, sino con hechos, que es lo más grave- laílaspiradones de equi dad, de armonía y de colaboración, •obre una base Indefectible de rigurosa justida, que defiende el Frente íjNadonal del Trabajo. Muchas veces se ha dicho, y es gran verdad, que el Incremento de ^ lop sindicatos obreros revoludonatlos se ha debido, en gran parte, a la conducta Insensata, por lo general de las gentes que se llaman conserradoras y de orden— |y cris tía - ffjBrt— en las cuestiones que tienen, da modo más o menos manifiesto, ; «a contenido sodal. Puede af.rmar•a qna esa conducta no es predsaflsaota un estimulo, sino todo lo *6Ínfafarlo, para que muchos obreres ' se mantengan alejados de Ul OTtfa¿ ^adones sindicales, como las del • Frente Nadonal del Trabajo, que preconizan sistemas de coleboia- que, si se cede mucho— y la verdad es que se cede muy poco y a la fuerza—, luego habrá que cederlo todo y que en esta actitud de ceder dem a slado h liará incentivo el espíritu re voluclonarlo para nuevas y mayores —y a la postre Injustas — exigencias. Algo de esto se ha dicho recientemente con ocasión de ciertos proyectos de ley que los Intereses mal llamados conservadores han agarrotado en el Parlamento. En primer término, ciego será quien no vea que aun está muy lejos la sociedad de haber llegado a formas de justicia distributiva que la pongan a cubierto de terribles bandazos. Desconocer esto es hacer tul cldamente el juego a la revolución que es Injusta porque no te la ataja con justicia. Es mucho todavía lo que hay que ceder para que la justicia se considere satisfecha. Pero, además, ocurre que, ti lat ciases conservadoras, las derechas o como se quiera decir, se pasan la vida hablando de justicia social y armonía entre las clases, y al primer tapón salen zurrapas, ¿qué crédito pueden merecer ni cómo van a encontrar eco sus principios teóricos —demasiado teóricos— eu las masas populares que repugnan la revolución, pero que no son ni pueden ser conservadoras de una organización que les dafia moral y materialmente? Y sin el apoyo, al menos, de una parte de esas masas, ¿quién que no sea un necio, o un iluso, puede espe rar que sea contenida y desbaratada la revolución? Mas, para contenerla y detbaratarle, hacen falta etat concesiones que causan el m&lhumor de los conservadores a todo trance, mát nume M tiicno pylmil'íil'cs ii los Ayer tarde nos interesamos por el estado en que se encontraban los heridos que en la tarde deludía anterior lo habían sido a consecuencia del accidente de automóvil que ya conocen nuestros estimados lectores. Antonio Garda Estrada, que es el gravísimo, acoche sé encontraba én el nfttmo ettado. Todot los demás, se hallan algo más aliviados en sus retpectlvat dolenclat. Ü El Fikiu uMi li nrmi 7 ii.UA MADRID Depositario para la provincia: lítofl P. M F. Piquer, lO-a.·-TERUEL resos de lo que pudiera creerte ti tomáramot al pié de la letra dertat dlvsgadonet retóricas sobre la justicia social. ¿Peligro de rebatar la justa medida? Por estragado que esté el corazón de la mata popular, hay en el fondo de él un claro tentlmlento de justicia que tal ves te con tente con poco y et muy posible que perciba la raya que hay entre lo justo y lo le justo. Pero, ti ese senti miento no se tatlsíace ni en lo mínimo, ¿lerá extraño que busque desaforadamente tu tatlsf acción? Otear Pérez Solís i m Olí» «a tomi RADIO i XPFK ! I MCiÁ.. MAS ANTIGUA LA CONS'- 9 [QN ',vA.c .v.Qinc^r La intervención de Largo ^iHacia el Octubre victoriosoi,, El tema de la unión de comunistas y socialista» para rea'lzar en común una nueva acción revolucionarla, ha sido tratado, más de unn vez, en nuestras columnas. Hoy volvemos nuevamente sobre él. Lo exigen la gravedad y 1« Inmlnenda del peligro. La unidad de todos loa m«r xfstas españoles o se ha realizado ya o está a punto de realizarse; lo dice gozosamente «Claridad», el órgano de los seguidores de tàrgo Caballero, en estos párrafos que vamos a transcribir: «En síntesis, los documentos de altísimo valor histórico que hoy publica «Claridad» atestiguan, po*1 un lado, la total fusión de la Unión General de Trabajadores y de la Confederadón General del Trabajo Unitaria y la presunción de un Inmediato ingreso en la Uilón, a'í pléndldamente rpf orzada, de loa principales Sindicatos autónoma; por otra, la excelente disposición con que el Comité Ejecutivo del par tldo comucltta de España se apresta a continuar trabajando en pro de la más íntima compenetración con el partido socialista obrero. O sen: lo unión que ya podemos decir consumada, delat orgmizaclonet obreras de Inspiración marxista, más la promesa de una pronta unificación política del proletariado hispano.» Las proposiciones que para lograr esta fusión, hizo a la U. O. T. con fecha del día 8 de Noviembre, la Confederación General del Trabajo Unitaria ton, esencialmente, ettat: «Primera. Fusionar lot Slndlcatot de la C. O. T. que existen en diferentes provincias con lot de la Unión General de Trabajadoret. Segunda. En aquellas localidades donde nuestras fuerzas organlzadat ton superiores a las de la U O. T., proponemos la celebración de Congresos en común, en los cuales se unifiquen las fuerzat de la Unión General de Trabajadores y Confederadón General del Trabajo Unitaria, constituyendo una tola Federadón que Ingretarla en la 1 ta. Y obrar en contecuends. Ei nada menos que el problema de la creación de un gran partido de masas, armado de la teoría y la pr4c tica del marxismo-leninismo, asimilando toda la exoerlenda del moví, miento revoludonarlo mundial, Cl. paz de organizar v dirigir lat luchai del proletariado > de toda la meia trabaj idora para la restauración de la dictadura del proletariado i y el triunfo del socialismo. Entre las condiciones que el Congreso de la Internacional Condolí, ta estipula como necesarias para 11« gar a la unidad política, figura la de «independencia vis a vis de la burguesía y ruptu a completa del bloque de la soclaldemocracia con U burguesía». Y ios comunistas aclaran que ie refieren al núcleo reformistn AA i0. cia'ismo, que defienden S'>borlt, Bestdro, etc. Aflidm todavía: «Estando, como estamos, d*» ícnrr do en la línea g-neral sólo f alts' qup los camaradas de la Comisión fj-cu t Iva del partido soclalls*» dlgm m palabra aceptando el nombriralento de la Comisión oor nosotros propuesta para discu'l' y determinar las formas prácticas d : la acción a reaUzar por ambos partidos. U ifdos en frente único proletario, ampliemos el frente de conbate pira el «pacto electo'»'» como propo' néls y para acciones mát amplias». La carta de los comunistas termina con una frase que es el grito di lucha revolucionarla. Dice asii . Nos parece que la eos • está wHcien teme nte clara. Ante estol hechos, el Ò blerno, cualquiera qje sea, debe saber que la guardia de /< paz ex'gs prevenc'ói Inteligeríf T justida inflexible. Si lo olvida. practicarlo, caerá en una crirote^ dejación de su deber. Pero nokwk con la vigilancia gubernativas fuerzat de orden han de saber qu* la paz y la tranquilidad pública!'»'1 a enfrentarse con la barbarle m» que a i. AGENTES %\ Cosa Emilio Herrero RiBll f [¡|ll ¡i J Y REPRESENTANTES en todos los pueblos importantes de la Región Unión General de Trabajadoret... Tercera. En Atturlat, el Sindica-, to Minero Asturiano será organizado en común... Cuarta. Nosotros nos comprometemot a poner en Juego toda nuestra Influencia para que los Sindicatos autónomos Ingresen en la Unión General de Trabajadores». He aquí la respuesta de la Unión General de Trabajadores: «Nuestra conformidad absoluta con el ingreso en bloque de los distintos Sindicatos de la C. G. T. U... Como vototrot, en cuanto de nos otrot dependa, trabojaremet porque vengan a la U. G. T. ya unificadas todas las fuerzas obreras acepten la lucha de clases». Esta respuesta la ha firmado, desde la cárcel, Largo Caballero, cuyo nombre aparece también al pie de las órdenes transmitidas a las organizaciones de provincias para que aceleren la unión sodal-comunísta. Y finalmente, he aquí la respues ta de los comunista»: «Estamos de acuerdo sobre la necesidad de acelerar la unidad sindical... Por nuestra parte estimamos que la respuesta última de los camayadas de la Ejecutiva de la U. G. T. marca el acuerdo completo para el Ingreso en bloque de C G. T. U en la U G. T. «...el tiempo apremia y nuestros mejores etfuerzos ven dcstlnedos b realizar la unidtd sindical, tot» 1 y absoluta del proletariado español. Estos documentos son el, resto T el anuncio de la batalla. Hay que el tar preparados parn resistir el »t«' que y vencer definitivamente. No vaya a suceder de nuevo, que el hombre que firma ésas órdenet revolucionarlas, si sobreviene el es* talll lo y muere coronada por el I »' caso la criminal Intentona, se «entere» de ello por los relatos de los pe* riódicot... Y haya que absolverle libremente, cuando todavía quedan ruinas T manchas de sangre sobre el su«W de Asturias... Editorial- ACCION. -Teñid