El Mañana Página 3 de :ontrarie' LA nUJER V EL HOqAR Las edades del hombre ,VEJEZ- ya pasaron los aflos fbridos de juve otad, lejos están también los de ' esforzada lucha por el Y si surgiera un caso grave, Frivolidades entonces la hija debe meditar sereuamente y poner entre sus pa- 1 dres un beso de concordia, dando la razón al que la tenga sin herir | la susceptibilidad de la parte con- 1 traria. f Para el padre debe ser la hija una niña grande que sabe ser mu- 1 jer cuando la ocasión llega, y esta | LOS MOTIVOS DEL AMOR !f T, ^tTJZl* "níLr: «^«d" listas gris y' azu/;nrari.{ digo.- Entonces tü estabas ena REGINA. yx inhibida la reproducción). EL MAÑANA Teléfono 79 Higiene y medicina caseras Hücfo, y ahora ya las canas blanLan las sienes que antes cerca • 1 el negror de una caballera fballdante. al lad0 del Membre viejo, que la La mujer es ya hija para el I vida nos dió como autor de nues hombre. ! tros días y nuestras noches. Papá tiene rarezas... Así llamamos a las ideas de los que, por pertenecer a otra generación, tie sen ideas de su tiempo y discrepan de nuestra manera de pensar. La hija debe ser comprensiva y buena. Debe hacer concesiones al eríterio paternal, aunque lo consi dere poco arcaico. Debe pen sar que también sus hijos habrán de discrepar con ella un día,; y para entonces le agradará un poco de consideración y respeto para ses ideas antiguas. Papá tiere caprichos de niño mimado, y esos caprichos se deben complacer. Hay que tener en cuenta que la capacidad de goce es cada vez menor en los viejos, y no les debemos regatear aquellos placeres que está en nuestra mano lograrlos. Si dentro de unos años ya no podrá disfrutar del placer délos paseos a pie, ni de los es p«ctácnlós nocturnos, ni de las fiestas mundanas, ni de los placeres de la buena mesa... Si la edad le irá vedando cada vez con ma- j jersafía, cuanto la vida tiene de Encuentro en la Castellana a mi amiguita, tan elegante como de costumbre, y tan gentil como siempre. Lleva un lindo traje de jerga a —Yo conocí a Pepe vestido dnegro, con ocasión del luto por su abuelo, y además tenía un de licioso bigotillo que le estaba muy bien. Pero figúrate que el otro día viene a verme vestido de gris y completamente afeitado. No me gustó nada, y allí termina ron nuestros amores. — Pues si que es gracioso— le no, adornado con bieses que cruzan cuerpo y fa da diagonalmente; y cubre sus cabellos con gra- El cambio de ropa en primavera : : : Os ruego, dice el doctor, que no tengáis prisa en ponerles ésos calcetines que me hacen sufrir, cuando veo en invierno las piernas enrojecidas por el frío. Comenzad, cuando le quitéis las medias gruesa, por ponerles las de lana fina; después las de hilo escocés, a fin de que la transición brutal no les produzca un buen resfriado. Para engordar Un sabio americano ofrece la siguiente receta a los que quieren engordar: Tómese una libra de harina de grato materialmente, démosle a avena, igual cantidad de harina j cambio los gratos motivos que a de cebada y seis manzanas corta- i cioso, casquete de p¿ fio azul» que ^estro alcance estén, v procure- j das en rodajas. Póngase todo esto; va muy bien a su carita ingenua. Jtts compensarle de alguna ma- en una olla o cacerola nueva y há- 1 Nos paiamos, y después de las A medida à' 1 ^286 ^erv^r en ^tros "e aSua frases de rigor entre buenas ami Socesmate* p lerii30 i hasta que quede reducido a lamí gas, advierto en ella un delicioso rfs espiritual ¿"L0516 place' tad. Tamícese, échese azúcar a interés por cierto muclucho que duranprrr. t> eS' S y mÁS discreción y tómese un vaso gran- con nosotras se cruza varias ve- 1 ttc ' Partani0S 61 tÍemp0 í ¿le de este líquido tres horas antes ees. M^ DOestras ocupaciones nos de- 1 1611 litre, entre papá y el novio, PatrMuep?pálI0tfeI]ga ceiitosde . ebnbón que le roba labija>,y umbién m ™™ . I de almorzar y otro al acostarse. Mientras se emplea este tratamiento se aconseja hacer poco ejercicio, acostarse temprano y flePípá m^Z^ PCCG D0V1£S comer la miga del ran con prefe*cv<*t miaándo oy acarifián- i «. j ayouunu rencia a la corteza. C'atdo papá esté pre0ct,pado> Ct sle ale8«niente de p «Símieatcs negros. Cuando «icrl! ', hal^ tn atsetras Csn:'0; y fi ,s,á a1^- :is etn, tCíl!i6n dt planear Oms úel« vestidos nuefdtSouPP'Cpoiler)e P^eos diver\l 0 a él «»0 a nos V «"íián admirable- Hhí,dtbe £er la '«"ra de * P^Í el E,líí Me £er e, Í '^aleo . etn,re 'os hernia- 1 ^Stavl U,an qne no sea Un poco sorprendida, pues la sabía enamorada muy en serio de Pepe, aquel morenito sentimental que tanto la quería; le pregunté por aquellos amores, y ella me hace la original confesión: morada de un traje y de unos pelos, nada más. I —No juzgues así, tu que eres tan comprensiva. Yo estaba enamorada de Pepe tal y como lo conocí; su integridad física la componía también el bigotillo... —Y el traje. — Note rías; también el traje en cierto modo, ¿por qué no?íDespnés de todo hay hombres que si valen algo es por el traje que llevan, o más bien, que el traje que llevan esta mejor que ellos mismos. — Pues no comprendo como tú, una mujercita tan inteligente, has podido amar a un hombre que valía menos que la ropa que llevaba puesta. —No he dicho tanto. — Entonces lo comprendo menos. Si tu estabas enamorada de Pepe, sería porque en él veías determinadas cualidades morales que te encantarían, y no comprendo como has perdido ese amor, solo porque él str haya dado una vuelta por la peluquería y otra por casa de su sastre. Y si estabas enamorada solamente de su traje y de su bigote, no creo que valga la pena de llamar a eso amor. — No me comprenderás nunca. Yo quería a Pepe porque en él creía ver numerosas cualidades morales y de tálente; pero tam i bién lo quería porque me gustaba | físicamente. Se viste ahora de \ modo que no le favorece, se quitó | el bigote, que a mí tanto me gustaba, y ya físicamente ha perdido valor para mí. ¡Con decirte que hasta me parece menos listo y menos generoso que' antes!... — XAy, amiga mía; lo que tú Coaocimieütos útiles LOS OBJETOS DE PLATA Para devolver su aspecto natural a los objetos de plata que hayan tomado un color suelo o indefinible, el químico alemán Bootcher aconseja colocarlos tn una vasija de cinc agujereada a modo de tamiz y poner esta jaula en una disolución saturada de bórax o en una lejía cáustica de concentración regular, que estén hirviéndo enérgicamente. Las manchas no tardarán en desaparecer, luciendo los objetos otra vez su purísimo brillo argénteo. PARA CONSERVAR EL CALZADO Ahora, cuando alguna vez no se pueda dejar tiempo al calzado para qué se seque, recuérdese qué se lustrará fácilmente añadiendo algunas gotas de parafina a la crema corriente. No se debe olvidar que la parafina mantiene el calzado flexible y contribuye a su duración. LA LIMPIEZA DE LAS JOYAS Para limpiar las sortijas y otras joyas no se deben usar nunca instrumentos punzantes, porque estropean las piedras. Lo mejor es dejarlas en un baño de amoníaco durante un día, y todo el polvo y demás suciedad subirá a la superficie. Luego se pulimenta la a haia con un trapo suave. Un buen sistema es guardar las sortijas entre serrín para que con • serven su brillantez. PARA LIMPIAR LOS MARCOS DORADOS Los marcos dorados se limpian con una brocha mojada en una mixtura compuesta de 32 gramos de agua y % gramos de claras de huevo. Terminada esta operación primera, se les da una mano de barniz del que usan los doradores de maderas, y que puede adquirirse en cualquier tienda de barnices. El dorado recobra en seguida su brillantez, y la operación puede repetirse muchas veces sin que el dorado sufra nada. CAFESIMUNOZ Deseando esta casa dar a conocer a sus clientes lo más seleclo en cafés, no obstante los precies inabordables que esía calidad alcanza aclualmeníe en el mercado, pone desde hoy a la venía la calidad denemirada DELICIA, verdadero deleile del «gourmct.> Es una mezcla, lécnicemenie dcsifíceda, de les clases más fines y selecfes de los cafés de Arabia y Puerto Kico. Tosladcs en su moderna màquina «Sirocco», por aiie cállenle, conservan la loíalided de sus principios aremálicos. Con esíe procedimiento de luesíe unido a ¡un exiguo margen de beneficio permiten ofrecer boy esta cíese incomparable al límiíe de 12 pesetas kilo.t Cantidad mínima de venía 100 gramos. I sentías por Pepe no era amor, era .un caprichito de niña mimada, nada más! j —Si, lo creo; para tí Pepe fué ^ un juguete bonito, y ya no te gusI ta tanto porque ya no es, para tu \ gusto, tan bonito como cuando se te antojó. No supiste ver el homj bre, solo viste su figura externa, y por eso te fué tan fácil la desI ilusión. j —Vamos, vamos; hoy vienes ! sermoneadora. —No, hijita; no tengo vocación de predicador. Lo que sí te dése o es mayor firmeza en los amores que ahora emprendas, y nada más. Tal fué la conversación que sostuve con mi famiga voluble, en una mañanita tibia de la Castellana. MUÑECA. (Prohibida la reproducción).