LA ASOCIACION. de carácter contagioso, que por razón de la mayor trascendencia y devastadora significación que tienen, viene particularmente obligada á intervenir y conocer de ellas la administración pública para evitar, en lo posible, su propagación, en bien de la riqueza y salubridad general, en estos casos, todavía encontraremos muchísimo mas que reprender y, fundadísimamente, censurar. Más hoy, solo tenemos el propósito de proponer ' nuevamente á nuestros comprofesores veterinarios de la provincia, que reúnan datos, condensen antecedentes, y nos suministren noticias puntuales y exactas, sobre el particular de que se trata y de la producción pecuaria general del país, para poder ofrecer en su dia tan importantes trabajos estadísticos, así á los economistas del mundo entero como al Gobierno supremo de la nación, en descargo de nuestra conciencia de hombres científicos y para honra y gloria de nuestra, tan postergada, como desconocida clase. ¡No olvidemos que el movimiento es la vida!.... En la última sesión celebrada por la Junta de agricultura, industria y comercio de esta provincia, parece que se dió cuenta de la Real orden de 13 de Octubre último, por la que el Sr. Ministro de Fomento, deseoso de evitar las pérdidas que experimenta la ganadería por el carbunco, excita el celo de las Diputaciones provinciales y Juntas de agricultura, para que tomando cartas en el asunto, hagan ensayar la inoculación de dicha enfermedad, como lo viene proponiendo Mr. Pasteur. Dicha Corporación, acordó proponer al Sr. Gobernador, que se oficie particularmente á los Sres. Subdelegados de veterinaria de todos los partidos judiciales, para que digan si son frecuentes los casos de la enfermedad de que se trata en los ganados de sus respectivas comarcas, y que hagan la propia declaración los Sres. Alcaldes, para resolver lo que proceda. Aplaudimos, en cuanto lo merecen, el buen deseo de las autoridades y encontramos prudente y acertado el acuerdo de referencia, pues que, lo estimamos como el mejor medio de conocer apro- I ximadamente las pérdidas que se tienen por tal concepto; aunque, por fortuna, , creemos no serán tantas en este país I que valgan la pena de hacer correr una I nueva aventura á nuestra ganadería, j produciendo los fócos de contagio que I exigen los procedimientos de Mr. Pasteur, I y de cuya eficàcia y conveniencia general, dudan muchos veterinarios españoles y extranjeros. Nos consta, que existe la viruela en los ganados lanares de Peralejos y Villalba baja; y que, en el primero de estos pueblos, con tal motivo, se procedió de un modo inconveniente, por lo que se vió precisado á tomar parte en el asunto el Sr. Gobernador de la provincia; disponiendo, que se personára allí el Subdelegado de veterinaria del partido — cuyo medio ya debió adoptar aquel Alcalde en el principio — para que se tomaran las disposiciones oportunas de higiene y policía sanitaria; al objeto de evitar el contagio y procurar localizar la enfermedad, desde luego. Del segundo de los pueblos citados, solo sabemos de referencia, que no interviene facultativo alguno en el negocio, por más que está tan repetidamente mandado; y que, apesar de matarse casi diariamente carne en aquella localidad, no se hace la inspección de ella ni existe allí tal funcionario nombrado, contraviniendo asi, del modo más lastimoso, las repetidas ordenes del gobierno supremo de la nación y de nuestra provincia. Como en otros pueblos de esta provincia, también en el inmediato de Villel parece que murieron muchas cabezas de ganado de cerda de la enfermedad reinan-^ te y contagiosa que para nosotros es desconocida. Esto sucede en dicha localidad, cuando es público que, por su ayuntamiento ó Alcalde, fue suprimida la plaza de facultativo inspector de carnes, y hoy no se ven, por persona legalmente autorizada, las que se matan, casi diariamente, para el consumo público, cual está repetidamente mandado. ¡Pero señor! ¿cuando se cumplirán las reales órdenes que se han dictado para el caso, en esta provincia?