8 LA ASOCIACION. curso á los profesores reunidos en Teruel. En todos los pueblos, pues, en que á ejercido y prestado sus servicios, lo han estimado porque era muy exacto en el cumplimiento de su deber, sin que haya tenido cuestiones con los Ayuntamientos y cambiado de un punto á otro por haber convenido así á sus intereses ó miras particulares. Hizo heroicidades cuando el cólera del 1855 y 56 que se hallaba en Gamarena; las gentes no se prestaban á servirse unos á otros, y él con el Sr. Gura Regente — cuyo nombre sentimos no recordar pero sí nos consta todavía vive en Teruel— tuvieron que dedicarse á sacar los cadáveres de las casas para darles sepultura; tal era el pánico que se habia apoderado de aquel pueblo en el que el ejemplo de aquellos dos apóstoles de la ciencia y de la religión levantaron el abatido espíritu de sus mo ¬ radores. ¡Cuántos ejemplos parecidos tendríamos que registrar de esa sublime abnegación y caridad sin límites de hermanos nuestros á quienes esperaba por toda recompensa una destitución infundada ó una persecución inconsciente. Igual conducta observó el profesor Serrano en Aldehuela durante la segunda invasión colérica del 1865 y 66, por la que, y su trato cariñoso y afable conquistado le habian las simpatías y confianza de sus clientes. Durante los años 1876 y 77 ejerció en Gea, que fué donde tuvimos ocasión de conocer y tratar á tan escelente práctico y fiel amigo. De trato alegre y espansivo, no ocultaba los pensamientos de su alma como las tristezas de su corazón á aquél en quien deposiba su confianza y en nosotros llegó á depositarla hasta el extremo de llamarnos hijo, á que correspondíamos con el dictado de padre, pues como á tal lo quería por sus consejos, prudentes reflexiones y demás excelentes condiciones del finado. Entonces pude convencerme de los terribles efectos que en su robusta naturaleza hubo de producirle la muerte de su hijo único de 18 años de edad y alumno de 2.° curso de Medicina, á cuya gran desgracia siguió luego en 1878 la de su señora la virtuosa D.a Manuela Martiñon, en quién adoraba y cuidaba en su larga enfermedad (quiste en el ovario) con una soli¬ citud y esmero dignos de ejemplo, y por las que decidió retirarse á Villastar, en donde poseía una casita y unos cerraditos cuyo aseo y cuidados ocupaban los últimos años de su vida, juntamente con el ejercicio de su profesión que ejercía en éste como en los pueblecillos de Gubia, Aldehuela, y el Campillo de los que era titular. Hace como cuatro meses se inició la enfermedad que tan fatal desenlace habia de tener, una pulmonía, de la que yá convaleciente, reincidió, y en este estado y á instancias suyas fué trasladado á Teruel para con la asistencia de nuestros compañeros de la ciudad que lo eran los profesores todos y el cariño de sus hermanos á quienes ciegamente idolatraba, conseguir el restablecimiento yá imposible de su quebrantada salud, pues precisamente al mes de inútiles esfuerzos y llorado por todos sucumbía á las cinco y media de la tarde del dia 10 de Setiembre á los 58 años de su edad. Deja una esposa bastante jóven, doña Basilia Sánchez con quién casó en segundas nupcias, la que recogió su último aliento, cerró para no abrirse mas sus párpados, no sin significarla en este supremo trance la intensa amargura que le devoraba por el desamparo y soledad en que la dejaba. Era entusiasta defensor de la Asociación, uno de los primeros en acudir á cuantas citas y reuniones ha celebrado nuestra naciente confederación, el que propuso el socorro á las viudas y huérfanos causando efecto, desde nuestra inolvidable reunión general en Teruel, de Mayo último. Que el ejemplo de sus virtudes y acrisolado compañerismo sirva de estímulo á los demás y que inspirándose en la necesidad de nuestra Asociación, acudan como un solo hombre á inscribirse en sus banderas, para que siquiera recojan nuestras esposas lo poco y último que por ellas podemos hacer. R. h P. José Garcés Tormos. Santa Eulalia y Octubre 83. Imprenta de Nicolás Zarzoso.