Año IV Teruel 1 ile Enero de 1 H8(3 Núm. G6. DIRECTOR: lí>. jóse íassrsíés y l'orjaso?*, MéíSs^o iHaíar «Se SasaíiB-iíssSaüa (Ters«4?J)^ CRONICA, . ¡Vava con Dios el año 1885! Fríos, inundaciones, terreniotos, cólera, y... lo demás. , . En asuntos de nuestra asociación no nos merece menos desprecio el año que acaba de finar. Estamos lo mismo ó peor que el anterior y juzgo que lo mismo sucederá en el vènidero. Poco, muy poco ó nada hemos adelantado, asi que bien podemos repetir lo que hoy hace un año os decía, «Año nuevo, vida nueva; y puesto que hasta hoy, y á pesar de nuestros esfuerzos, de nuestra humildad, de nuestros ruegos en pro de lo que constituye todo un ideal, nada en limpio hemos cacado, claro está, que tenemos que emprender nuevos derroteros, otros rumbos, mejor camino al enderezamiento de la por tantos titules santa asociación que defendemos. Pena causa el consignarlo; pero bien se patentiza que en pleno fin del siglo XIX vivis y vivimos cual árbol pegado el mundo de las preocupaciones é intereses particulares menospreciando los de la generalidad, nos desarrollamos á impul sos de ese desmedido afán de cebarnos cual ] nas á costa del respeto y consideración q. debemos y nos debemos mutuamente y morimos déla misma manera que aquel la, devorámdouos despiadadamente y destrozándonos sin compasión. Esto, es, lo que un poco exajerado, deducimos al contemplar el poco fruto y ménos provecho que de nuestra propaganda sacamos: y pues somos los verdaderos Saturnos del siglo XIX, quiera la suerte que al emprender ésta nueva campaña cual nueva esposa Opis por la salvación de sus hijos, no me las componga de manera que venga á païàï en Titan, incitador y provocador de nuestros saturninicos apetitos y discordias profesionales.» Esto, pues, decimos y casi casi estoy por decir que ha salido al pié de la letra. Que ya nadie se entiende, que ya nadie obedece, que ya . todos viven en eí más soberano desprecio á cosas y personas. Donde creemos enderezar un entuerto, salimos manteados, donde encontrar un amigo, hallamos un Saraviado, dónde paz y tranquilidad, ludias y discordias.. Y pues el mundo es así, tenaz en mis convicciones y fuerte en la nobleza de a causa que sostengo, dejémosle audaz, que nada ha de ser bastante á alterar la resuelta actitud que me he impuesto y por la que prometo ocuparme un año más de la asociación, sus hombres y causas principales porque no está formado ya el gran pacto profesional. Víwiim. En nuestro penúltimo número, aludimos, sin motivo para ello, á un dignísimo profesor, el Sr. D. Pedro A. Yus, médico de Andorra, al que en justo desagravio estamos dispuestos á insertar parte de su carta por ser la única manera de sincerarle á los ojos de los que pudieran ver en ello otra cosa que una falta en los apuntes de nuestra administración. Lo mismo haremos con cuantos se muestren resentidos por la medida objeto de algunas quejas. Dice así, entre otras cosas el Sr Yús:. . «En mi poder el núm. 64 de su periódico, correspondiente al día 30 de Noviembre último y veo con disgusto se ocupa V. de mi humilde persona, en un suelto, en el que con tan poca caridad y sin fundados motivos me clasifica poco ménos que de mal pagador Yo probaré á V. Sr. Garcés, que no tiene motivos para censurarme tan agriamente ¿Cómo ignora V. que el médico titular de Cortes se halla en Andorra, cuando todos los números publicados hasta la fecha me los han remitido á esta villa? A la anterior empresa, dos meses antes de salir de mi partido manifesté mi traslado al que actualmente desempeño ¿No recuerda V. el volante que me remitió diciéndome que si quería encargarme de ser socio corresponsal de ésta población y limítrofes? Pues en prueba de ello, vea mi contestación á lo que V. deseaba saber inserta en núm. 53 de La Asociación correspondiente ... .aia 15 de Marzo pasado: por dicha contestación podrá V inferir el interés que tenía en aquella fecha como lo tengo hoy día por el triunfo de nuestra deseada asociación. Y no es extraño mi resentimiento; amante corno el primero de lo que V. defiende, es cosa que me ha indignado verme colocado entre los indiferentes, raza maldita como V. dice, y á la que profeso profunda aversión. Mi lema és, y no lo olvide V. nunca, no faltar á nadie ni ménos á mi palabra, y lo que en aquel entonces prometí estoy dispuesto á cumplir hoy: decía pues, y repito ahora; «aquí me encon-