Año IV Teruel 15 de Enero de 188 50. Nú ui. C 1 5 I DIRECTOR: D. .Fosé G»r«és r Tormo», Métltro litulàr «1« Sacaía-S^nlalia (Tci-Mel). CRONICA. Entramos en el cuarto año de nuestra vida periodística y asi como asi, son cuatro que hay que descontar á los que Dios ó el diablo hayan dispuesto que he de arrastrarme por este pequeñísimo grano de tierra llamado mundo. Cuatro años pasados en la vida ordinaria no imprimen alteración física sensible en el hombre, pero para el que como yo los ha pasado en cuatro eternas esperanzas, en cuatro eternas ilusiones y siempre en cuatro eternos disgustos las consecuencias para ésta mi fatal humanidad no se han hecho esperar, tanto que me presento ante vosotros envejecido, reumático, desmemoriado y con toda la serie de achaques de una vejez prematura á impulos de mis vicios y pecados primero y de palpables desengaños después ¿Y á qué continuar por este camino para decir que estamos mal, muy mal... en asuntos de nuestra asociación^ Así y todo, fuerte contra los contratiempos, y cuando los desengañados tal vez seáis vosotros cuando ning'ún fruto sacáis de mi propaganda, acuérdeme en buen hora del inspirado poeta Eg'uiláz, cuando decía:— la sociedad no es tan mala,— como la quieren pintar, para deciros con él. — Las clases no son tan malas — como yó digo que són — á escépticos é indiferentes — fe, constancia y tesón. — Y si desprecian caquécticos— de la asociación el fin — á indiferentes y escépticos— cara seria y más de aquí. Y señalen ustedes donde quieran que yo ya me canso de señalar. _ La Gaceta viene estos días publicando relaciones de Jefes oficiales y soldados á quienes el Gobierno concede recompensas por los servicios prestados durante la epidemia colérica. Desde el coronel hasta el último soldado se distribuyen á granel grados, encomiendas y cruces de todos tamaños Después de no quepr médico militar sin su correspondiente cruz ó 10 que sea, y al ver ahora propuestos por dornas los jefes y oficiales de nuestros batallones, cualquiera creería que lo que hubo el veúltimo en España fué un... colera mili- En nuestra provincia, que nada tiene de militar, hubo cerca de 16.000 invasiones y de igual manera 5.000 defunciones, y que proporcioualmente y con relación al número de habitantes, suponen un número mayor de invasiones y defunciones que en la de Valencia con sus 31.050 invasiones y 13 880 defunciones que fué lo que más, y sin embargo, que sepamos... ¡ni una sola cruz se nos ha dispensado! ¿.A qué tamaña injusticia? Yó, y por lo que personalísimamente me afecta, protexto enérgicamente del desprecio en que se tienen los servicios de los médicos civiles y en la mejor forma que proceda, pido al Gobernador, á, los Diputados provinciales, á los Alcaldes ó á quien sea. que activen el expediente—si es que se ha llegado á formar— de, recompensas, y que m^ cuelguen... ¡de una cruz!, habrá algún malicioso que conteste. Pero yá que de nosotros, los vivos, se haga caso omiso, lo cual no olvidaremos para el verano próximo, y no digo más, no queremos que suceda lo propio con los compañeros difuntos víctimas del cumplimiento de su deber, á cuyas autoridades y Cortes inclusives recomendamos el precario estado ele sus familias en lo que á ellas afecta la ley de Sanidad vigente, en sus artículos 74, 75 y 76. No lo olvidéis; el hecho está muy reciente . y si las señales no mienten, próximo á reproducirse, y en la medida conque ahora dispenséis esas recompensas á las familias de las víctimas, en la misma nos prestaremos mañana al nuevo sacrificio; que algo ha de habernos enseñado la experiencia... Por hoy no dedecimos más, recordando solo los nombres y apellidos de nuestros compañeros víctimas de la epidemia en 1885, y que según la RevistaMédico-Farmacéutica de Castellón son los sigientes: D. Jaime Cervellera (Valencia). » Enrique Bernat Quirós » Enrique Guillen Miralles (Valencia) » Pascual Moret » Enrique Anton García > Enrique Escárraga » León Culla y Alegre (Teruel) » Mariano Lahoz » Juan Carrió Aledo » Tomás f'onel