LA ASOCIACION. puesto por otros sobre acusar ignorancia revelan mala fé. Aquí, pues, luchando cara á cara y con las armas de la inteligencia guiada por la observación y el raciocinio es donde debemos presentarlos problemas todos de la asociación, pero con valentía, con franqueza, sin reservas mentales, que no debemos ser como espartano, de quien decia el erudito Dr. López de la Vega, que luchaba refugiado en el bronceado escudo; ni como el romano que en la batalla tremenda ocultaba tras la tosca coraza su pecho, y su alma bajo el fornido casco; ni como el atrevido parto que fugitivo lanzaba la flecha traidora; ni como el fiero Nímida que hería oculto tras «1 cuerpo del potro del desierto; ni como el ingrato que recibe la vida de nuestras manos para después injuriarnos y herirnos con la calumnia y la nefanda traición. Debemos combatir, por la asociación, frente á frente y brazo á brazo, como el médico sabe luchar, sin mas armas defensivas que nuestro corazón brioso, nuestra ciencia inmaculada y nuestra fé sin límites. Por otro lado, lo que con una publicación provincial, órgano de los asociados, habríamos de ganar científica y socialmente considerados, no escapa á vuestra penetración. No sé, decia el ilustre Visemau, porque toda persona dotada de un mediano talento; no ha de procurar aumentar sus conocimientos por medio de un trabajo asiduo para traer su parte chica ó grande al tesoro común de las pruebas de la verdad. No se, digo yó, porque en esta provincia no ha de contar con elementos para sostener científica y matemáticamente una publicación como la de que me ocupo. Insistir acerca de su importancia y necesidad es á todas luces innecesario. Ofendería á vuestra ilustración y á vuestra dignidad, esforzarme en demostrar su Conveniencia, no solo como representante, como órgano de nuestra asociación, sino que bajo el doble concepto de lo que con ello ganaríamos para nuestra mútua instrucción y consideración pública. Si yo, el último de todos contara con una publicación la asociación sería hecha. Dadme un punto de apoyo, una palanca y moveré ■el mundo; — dijo Arquímides — y nosotros, por íin, parodiando aquellas célebres frases ayudados de una conciencia pura y de una idea salvadora, decimos, constituyamos la asociación provincial en la forma que venimos diciendo, fundemos un periódico órgano de esta asociación •que lleve sus inspiraciones á los asociados y •nuestra redención es segura. (Se continuará.) José Ciare és. iílaai<ías «Se Aragón. ( nafro Arenarias Arenaria obtusiflora Kzc; Ar. Conimbricmsis ■Brot.; Ar. Loscosii Tcx ; Ar. ciliaris Lóseos. Procedente de elevadas regiones he recibido una comunicación, en la cual se plantea el siguiente problema: laís-Ar. Loscosii y Ar- ciliaris, acaso no son más que variedades de Ar. obtusiflora. Esta es la última prueba de la afinidad y semejanza de esas tres especies: veamos su historia. Ar. Loscosii: yo inscribíesíaespecie en la Serie inconfecta malamente, bajo Ar. modesta, haciendo sinónimas ambas de la Ar. ciliaris; más tarde la coloque en el Herbario de Aragón, bajo el nombre también falso de Ar. obtusiflora; mas convencido de mi error, lo advertí a! Sr. Willkomm, quien la admitió en el Prodr. Fi. Hisp.; bajo /Ir. Conimbricensis Brot. Por último, persuadido yo de tantas incertidumbres, el señor Willkomm. en el acto se dedicó á estudiar los ejemplares distribuidos con la Exsiccata, bajo, Arenaricesp. nov. Al propio tiempo el Sr. Texidor hizo lo mismo, resultando la Ar. Loscosii que desde un principio pareció bien á todos, particularmente al Sr Willkomm; el cual se apresuró á publicarla en las Illustrationes, dilucidando esta materia, como luego veremos. La respetabilidad de las personas que de nuevo han suscitado este asunto hace que anticipadamente me alegre del resultado, el cual debe representar definitivamente la verdad. Desde un principio el Sr. Willkomm ha ponderado las dificultades que ofrece el conocimiento de varias especies, sumamente semejantes entre sí por sus formas, entre ellas las Ar. Loscosii y Ar. ciliaris, sobre todo cuando no se tienen todas ellas á la vista para poderlas comparar particularmente en estado fresco. Doña Blanca de Catalán remitió al Sr. Willkomm la Ar. ciliaris, que él no se atrevió á nombrarla. Mas al fin este autor, no solamente aceptó las teorías de Texidor y Lóseos, sino que figuró sus plantas y apoyó sus opiniones, presentando en la pág. 99 de Illustrationes un cuadro comparativo, en el cual se establecen las diferencias entre las cuatro especies arriba nombradas. Desgraciadamente se remitieron al Sr. Willkomm y otros botánicos de España y extranjeros abundantes frutos maduros de Ar. ciliaris, pero llegaron tarde, y sus semillas no pudieron ser figuradas en su obra; y como una de las principales diferencias se funda en la forma de los tubérculos de las semillas, faltando éstas ha quedado el campo abierto para nuevas discusiones como la presente. La restante historia de la Ar. ciliaris se halla consignada con toda claridad y extensión en la pág. 98 de la obra citada. Por mi parte declaro que, si antes por convicciones propias me hallaba conforme con el Sr- Willkomm, mucho más ahora, en vista de los frutos y semillas de Ar. ciliaris que proporcionó en grande abundancia el infatigable y