LA ASOCIACION. Si con todo esto no sale de su infundado estupor ó admiración, puede tomarse unas dosis de bromuro, ó unas tazas de infusión de tila, ó mejor aun, el electuario en dosis masivas puesto que, también creo es antinervioso, ó al menos antiespasmódico, y en este caso, podrá probar mejor que yó con las dos cucharadas, sus buenos resultados, puesto que se trata de afirmar su nó inercia como remedio no como írastornador de las funciones normales. ^ascnsil ISepoStés. Maniísa 22 Junio 1887 LAS VACANTES. Ya estan en ^ puerta. San Juan es nuestro mavor enemigo. El, y nadie más que él, las trae. Si no hubiera un San Juan, aun se podría ser médico El Boletín oficial empieza á vomitar algunas, y preparémonos, en el trascurso de Agosto y Septiembre, á ver anunciadas las de la mayoría de los pueblos de la provincia. El sistema será cómodo y hasta conveniente á esa especie de juicio contradictorio á que el caciquismo nos somete todos los años por esta época, pero los resultados no pueden ser más fatales á nuestro decoro, á nuestra dignidad y á nuestro amor propio, muchas veces sorprendido. La intención por de pronto, no puede ser mas dañina. Unas veces que solo es por fórmula; otras que por complacer á algún bajá á cuyo yerno ó sobrino pudiera convenirle, ó cuando ménos poner en jaque al compañero que pretende sustituir; otras que por cumplir con la ley, lo cierto es, que... j ¡todos los años á la barra!! ¡Ello dice bien poco en favor de nuestro prestigio, pero... Y qué de apuros, allá por San Juan ó por la Virgen de Agosto, cuando el alguacil, (y no quiero aludir á nadie, me referiré á mí mismo), todo triste y tembloroso, como quien presiente la tempestad que nos amaga se presenta en nuestra casa y dice: «D. José, de orden del señor Alcalde que mañana, y hora de las II, esté V. en casa por si la Junta facultativa tiene que advertirle alguna cosa.» ¡¡Qué advertirle...!! Esa horrorosa palabra lo mismo puede significar una destitución que un aumento t ¡pero generalmente lo primero!... Y cómo crispa nuestros nervios cuando anochecido yá, oimos un bando en que poco más ó menos dice: «todos los que tengan quejas ó que exponer algo acerca de la conducta de los facul- ativos, acudirán mañana á la casa Consistonal tEh?... ¡Y para eso tanto orgullo!... ¡Y tan Y la mañana de dignos!... ¡Y tan ilustrados! este día fatal, como las de los anteriores con sus tardes y noches, se pasa en reuniones y conferencias, idas y venidas, alegrías y temores, sobresaltos y confianzas — ¡¡Símela anunciarán!! esclamamos entre compungidos y sonrientes saludando á algún cacique... — Hay marejada — me dice uno. — No se por qué. — Usted sabrá lo que hizo con el nieto de la tía Rosina la Recia... — Pero hombre, si murió del garrotillo en ménos de cuatro horas y casi sin verlo yó — Pues en la esquina la tiene V. voceando y diciendo que... lo ahogó V. con aquel estropajo que le metió en la garganta... — Pues al tío Patre, si que lo tiene V. contento — esclama otro. — Convenciendo está á sus vecinos que cuando curaba V. á su mujer que murió, lo hizo por herirle V. las madrecillas — Pero si se trataba de un cáncer en la Matriz — Maltriz ó matraca, no es mala la que él lleva en la cabeaa en contra de usted Bien luego se me acerca alguien alborozado y haciendo aspavientos. — ¡Mañana es la gorda!... — i i Pero, tío Mistos. ..11 — Nada, nada; como el Sr. X , ese burro de oro, se presente en la sala y diga de V. lo que le acabo de oir... Me cargo á — Pero qué ha dicho?... — ¡Friolera! Usted, Sr. José, á sus ojos, es un aborto del infierno. Que las elecciones se perdieron por V Que al boticario lo echaron por V. ¿Qué mas, hombre?... hasta si las mozas se hacen interesadas... que es por — Yá propósito... Tengo que hablarle de un asuntillo — Usted dirá. Ya sabe que mi deber, es servir á los buenos amigos — Eso mañana lo verá V. Ya me veo con mis primos los Paniquesas y mi cuñado Zarrapotc rompiéndole los morros á ese tío feo... como lo toquen — 'Pues es el caso que mi muchacha la borde tuvo un pircanze...., está V.; y la pobrecica hace cuatro meses que no... Vamos, que no... que no ve ni miaja de... ¿Diga V.? ¿No podríamos darle culsiquier cosa á ver si ese cuerpo rompe — Lo que V. me propone es un crimen, y — ¡¡Hombre, no se enfade V., hombre!! Y allá va otro tipo y concluyo,... con los tipos, por supuesto. — Diga V. señor físico — Que me quiere el tío Coléga... Parece que la jente se anima para mañana. Los sirvientes andan... — ¡Phs! Ustedes, ustedes el pueblo soberano, lo han de hacer... — ¡Ah!.... lo que es por mí... Ya me han ha-