LA ASOCIACION. ilMÁS LÁGRIMAS!! Se necesita todo el cúmulo de desgracias por que pasa nuestro director, para torcer su natural alegre j truncar las aspiraciones y buenos deseos que en favor de los lectores le animan y nos parece que ya se truncan — La última vez que le vimos, nos daba compasión: — tome usted, — nos dijo, todo trémulo y pesaroso. — Pero.... no escribo; no puedo; me marcho ahora mismo á Valencia: arregle el número como pueda Y entonces, (el día 10) entre lágrimas y sollozos, nos refirió las pocas noticias telegráficas que tenía de la enfermedad y muerte, todo en un día, de su señor hermano D. Vicente. Al despedirnos nos dijo: — si no vuelvo, que La Asociáción no muera: ya le daré instrucciones . Y para Valencia partió, dejándonos sumidos en tristísimas reflexiones, al considerar cómo Dios quiere probar la paciencia del hombre, por su cariño y amor á la clase, digno de todo género de consideraciones. Nosotros se las dispensamos sin medida: consoladle también vosotros, en medio do tanta tribulación. El Administrador. Consejos higiénicos contra el dengue. La Junta de Sanidad de Madrid, dá los siguientes, que por su importancia reproduciraos: CARTILLA SANITARIA. La grippe, influema, ó trancazo se considera por todos los centros técnicos como una enfermedad epidémica uo contagiosa; es un mal que reviste siempre cierta benignidad, pero que si no se cuida puede convertirse en una enfermedad grave, porque afecta los centros nerviosos de la vida orgánica, perturba las funciones todas y causa víctimas por las cotnpiicacioues que se siguen á la falta de un buen régimen. La gríppe una enfermedad que se cura fácilmente; por si no es mortal, y sólo cuando hay complicaciones se hace grave. A pesar de la benignidad que por sí tiene la ffríppe, las edades extremas de la vida, representadas por la infancia y la vejez, son las en quienes puede adquirir una gravedad relativa. Durante la epidemia puede asegurarse que no hay individuo que deje sentir su influencia; todos la sufren en más ó menos escala, sin respetar edad, sexo ni condición; el que la sufre debe cuidarse mucho, si no quiere exponerse á enfermar gravemente. La invasión de la gHfpe se manifiesta por enfriamiento general, malestar, dolores contusivos, escalofríos, fuerte dolor de cabeza, de espalda y de los miembros, á los que se sigue fiebre más ó menos intensa, con encendimiento ó rubicundez del rostro. Con estos síntomas más ó menos acentuados, y antes de la llamada del médico se deberá guardar cama, poner botellas de agua caliente á los piés, adietarse y beber con frecuencia infusión de flor de malva, de violetas ó borrajas, con ó sin gotas de naranja, á las que puede agregarse algunos medicamentos que con prescripción facultativa contribuyan á rebajar la fiebre y favorezcan la transpiración, como son la antipirina, los polvos de Dower, la tintura de acónito, el salicilato de sosa ú otros análogos. La curación se obtiene con los sencillos remedios indicados; pero ha de cuidarse durante la convalecencia, que dura ordinariamente seis ú ocho días, no exponerse á ios destemples que con frecuencia se observan en la estación presente. Temed si-empre, aunque la enfermedad empiece de otra manera de la que dejamos consignada, que no sea de naturaleza de la que reina; porque las condiciones del individuo pueden desfigurar su verdadera fisonomía, ó lo que es lo mismo, enmascararla. La grippe no es enfermedad inflamatoria, es más nerviosa, y así se nos presenta con la fisonomía de aplanamiento y de debilidad antes, durante su marcha y más principalmente en la convalecencia. Todos cuantos sufren la grippe con cierta intensidad, experimentan en la convalecencia una gran debilidad, un decaimiento de fuerzas y una falta de apetito como si hubiesen pasado una enfermedad infecciosa. El descuidar los consejos médicos en estas circunstancias, puede dar lugar á recaídas graves. Cuando la crisis no se ha favorecido bien y los cuidados no han sido muchos ó esmerados, una tos pertinaz, insistente y molesta por demás, pone á los pacientes en el riesgo de sufrir catarros bronquiales, dolores de costado y pulmonías, según la disposición de cada cual. La enfermedad tiene su crisis por sudor, y éste debe favorecerse cuanto sea posible., permaneciendo abrigados y teniendo la temperatura de la habitación, á ser posible, á 16 grados lo menos.