LA ASOCIACION. M1EDMS. LOS ENVXDXOSOS. Dice la Biblia, que Dios creó al hombre de barro. No es verdad. Lo hizo de cieno. ¿Creis que blasfemo? ¡Bah! Ya sé que lo mismo diriais vosotros conociendo el asunto. A un político se le permite todo. Que sea lodo, ó viva en el Iodo, es igual. Si tememos que nos salpique, huimos de él. Por nó sentirle vomitar el cieno amontonado en sus visceras, se le echa comida. Como engulla no chista. ¿Pero cómo callar esos reptiles cuando se lanzan sobre el saber del sabio dispuestas en batalla sus hileras dentales y al aire su acerada lengua? Distraerles el sistema dentario, es imposible: el sabio no posee una peseta. Además: aun cuando la poseyera, estos entes no se acuerdan de las mandíbulas mas que para herir. No tienen hambre: es otra cosa. Ved á todos ellos pegando sus pasquines en las columnas de un periódico. El día que más gozan. Mordiscando al genio, creen llegar á su altura. ¡Infelices! A no existir otros como tú, tus escritos caerían en el vacío. ¡Qué cabezas! O són sandías por lo grandes y lisas, ó nueces por lo rugosas y pequeñas. A calabazas siempre suenan; esto es cierto. Uno de tantos, me decía há tiempo, refiriéndose á Peral: «Dios quiera que el Peral no se vuelva ciruelo. » Y este alcornoque invocaba á Dios. Y ¿qué me cuentan ustedes de Ferrán? Dicen que se arma la gorda. Hasta Fabié agarró su lata. ¡iMirací que es chocante tanto prurito por exhibirse! La cuestión es meter ruido, mucho ruido aunque rasquemos en una sartén. Y iuego ¿por qué ha de haber nadie que sepa más que yó? Y vengan ustedes aquí. Ferrán ha demostado suficiencia aprobando asignaturas en una Universidad. Ferrán posee su título académico, — supongo que después de aprobados los ejercicios del grado, aunque no estoy cierto, por lo que luego diré. Ferrán ha satisfecho á la nación lo que esta tiene á bien exigir, por ampararle y defenderle en su profesión. No quiero saber nada más. Por ahí andan á millares los curanderos, boticarios, químicos é industriales voceando sus específicos; ensalzando sus curas. Si esto no es intrusismo, lo parece. A estos nadie les molesta. Los gobernadores les apoyan; la prensa ensalza. Sí alguien les pisa, ponen el grito en los cielos. Resultado: nadie se mete con ellos. Pero es un sabio, es un genio quien tose. ¡Jesucristo, qué lluvia de bellotas! ¿De dónde le sale tanto Quijote á la humanidad? Contra el cólera se cuentan los específicos por millares. Supongamos la vacuna ferraniana un específico más. ¿A qué pues, arrojarse sobre ella con tanta saña? ¿Un específico más le importa tanto al mundo, para conmoverlo? ¡Ya! Por eso es. Erase el cuento de siempre. Una cucaña. En la plaza españoles, franceses é ingleses. - Nosotros enjabonamos el palo, le tiramos de los faldones al paisano: por humanidad, se entiende. No queremos que se rompa la crisma. Qué se diría de nosotros, si nó lo hiciéramos. Los franceses dejan á su compañero abandonado así mismo: no le molestan. Si llega, aplauden. Los ingleses ¡oh! ¡los ingleses! Le sostienen, le animan, le ayudan: la ascensión va acompañada de mil ¡hurras! Y el gallo es para éi. Quedamos en eso ¡eh! Cárlos Páez. ANUNCIOS. Tratado elemental de Patología externa. — Por K. Follm y Simón Duplay; traducido al castellano por los Doctores D. José López Díez, D. M. Sala-, zar .y Alegret y D. Francisco Santanay Villaaueva.— Obra completa.— Nueva edición en publicación. — Agotado hace tiempo este importante Tratado, no se creyó oportuno poner en prensa una nueva edición hasta que estuviese completamente publicada la obra; y hoy, que felizmente á salido la última parte, comenzamos la segunda ó nueva edición, que constará de siete tomos, ilustrados con 1 199 figuras intercaladas en el texto, y que se publicará por entregas semanales al precio de una peseta. Se han repartido las entregas 37 á 40. Se halla de venta en la Librería editorial de don O. Bailly-Baiiliére. plaza de Sania A.na, núm. 10, Madrid, y en ias principales librerías del Reino y Ultramar. Teruel. Imp. de la ^asa de ^cr^fice^eía.