EL PUEBLO origen de esta Sociedad regional es cierto? la gloria será para su secretario; ¿que lo que digo sobre este particular es falso? toda la culpa será del Sr. Navarro, -que no supo o no quiso, en el prólogo del Reglamento, hacer la verdadera historia ,del Fomento, y nos relata una novela como producto de su inspirada imaginación. Ahora bien; si D. Víctor Navarro quiere que yo •diga lo que todos los que intervinieron en sus principios tienen interés en ocultar, va a resultar defraudado en sus deseos, porque no me hallo dispuesto a hacer de caballero andante que salga a deshacer entuertos en los que no he tenido la más pequeña intervención. Afirma rotundamente que yo he dicho que el Fomento del Bajo Aragón es político... y lo cierto es ■que no he enconüado en ninguna parte semejante manifestación. El que dijera al hablar de su desarrollo «Querían los fundadores del Fomento constituir una Sociedad al .estilo de las Económicas de Amigos del País, libre de los embarazos que produce el ser corporación oficial, más modesta por ser más regional, pero más amplia por ser más independiente; despojada de todo carácter político, sin tener en cuenta que la mayor parte de las personas que en un principio intervinieron teñían una marcada significación política», creo yo que no es asegurar que el Fomento del Bajo Aragón fuera político. Si lo que se ha dicho en privado se repitiera en público; si algunas de las cartas cruzadas que permanecen en el secreto salieran a la luz, y si los trabajos particulares de algunos individuos de la Directiva se hubieran hecho con carácter oficial, entonces ya sería otra cosa, entonces ya habría una prueba comprobatoria de la actuación de la Sociedad con significado carácter político; pero mientras no sea así, no tfity motivo fundamentado para echar la culpa al Fomento de lo que haga o diga uno de sus socios, aunque revista sus actos con cierto aparato de autoridad. ¿Por qué lo que publiqué con fecha 17 de Noviembre en El Pueblo no lo dije dos días antes en la Asamblea general de otoño? Porque no me pareció ■conveniente turbar el armonioso ritmo de sus oraciones funerarias. Todo lo que se habló en aquella reunión, más que discursos fogosos inspirados por el ■entusiasmo y cuajados de amor, de fe y de esperanza, parecían las tímidas confesiones de quienes están plenamente convencidos de su fracaso y no quieren -darlo a conocer. (iDice el Sr. Navarro que si no conozco el Fomento del Bajo Aragón él me lo mostrará? Eso es lo que deseo; con ese objeto doy fin a esta larga y fatigosa crónica, con las mismas palabras con que terminaba mi artículo anterior: «Pie descrito a la Sociedad del Fomento según mi leal saber y entender. ¿Que estoy •equivocado? Bien puede ser; venga, pues, el claro entendimiento y la privilegiada inteligencia de D. Víctor Navarro a sacarme del error en que me encuentro, que ni yo he de cerrar los ojos a la luz de la razón, ni el país ha de tapar sus oídos a las palabras -de verdad.» Enrique Millán. Alcañiz, 30 de Enero de 1914. DOMINGO BñLLONQfl ALGO DE SOCIOLOGÍA SASTRE CONFECCIÓN DE TRAJES A LA. MEDIDA Calle Mayor, núm. 35-flLCAÑIZ En el Bazar Moderno, Mayor, 50, se necesita un aprendiz. II La murmuración no está exenta de circunstancias atenuantes y agravantes, por constituir, cuando menos, falta en el orden civil y pecado en el religioso. Si este vicio repugnante se practica o fomenta èn el atrio del templo después de misa mayor, en la que, como en todas, se pide perdón por nuestros pecados, así como nosotros perdonamos (?) a nuestros deudores, es muchísimo más grave que murmurar en la taberna u otro centro de corrupción. En el primer caso, además de no practicar ia caridad, se comete irreverencia y se hace mofa de las oraciones anteriores, como si a Dios se pudiese engañar; en el segundo, como centro del vicio, no puede pedirse virtud. Ya tengo dicho que la falta de valor de responsabilidad es causa de que exista tanta chismografía entre personas que alardean de cultos y católicos; hoy diré qué es este valor. Generalmente se le llama cívico, y nace de la voluntad del hombre libre en el pensar, querer y hacer. Cierto es que de la libertad abusa más el que menos la quiere; pero para que no se convierta en veneno social, el hombre debe formar juicio interno de los actos que intenta realizar, en cuyo juicio verá siempre el fantasma- responsabilidad. En este juicio o problema se presentan dos factores, que son el entendimiento y la conciencia. El entendimiento representa el estudio de las condiciones de cada uno respecto a su educación, posición social y facultad de ánimo; la conciencia representa el estudio de lo más adecuado a su deber y dignidad, y la voluntad será el resultado del problema enunciado en esta pregunta: ¿Debe denunciarse las faltas de un semejante a quien llamamos hermano cuando nos conviene? Si del examen que hacemos del entendimiento y la conciencia resulta un sí, debe hacerse arrostrando la responsabilidad de la denuncia; pero si resulta un nof debe callarse y no hacer delaciones con chismes y cuentos de responsabilidad anónima, con el caritativo fin de castigar a su víctima de una manera reprochable por la ley, por la moral y por la conciencia, en cuyo trípode descansa la sociedad. ¡Dios mío, cuántos lobos hay en tu rebaño vestidos de cordero! Conserva la fe en éstos para que sigan tu camino sin fijarse en los otros. El valor de la responsabilidad falta cuando ante el temor de comprometer su persona con esas ambiciones satánicas del castigo injusto cada uno de los individuos de la secta chismográfica procura desligarse del lazo de unión en que se encuentran; pero antes de ingresar en ella debían tener en cuenta que tan anónimo es la persona que no se atreve a afrontar las consecuencias de sus chismes y cuentos, como el papel denunciador sin firma, de cuyas armas innobles se valen los que desconfían de la justicia de su causa. Estas chinchorrerías no puede admitir ninguna autoridad sin desprestigio de su persona si conoce el principio jurídico de «para afirmar una