PUEBLO MERIENDA INTIMA de su Ayuntamiento, exhibiendo el objeto de la Asamble t que no era otro, más que^ protestar del abandono que hemos sido objeto ai repartirse el crédito para reparaciones de carreteras. El Sr. "Castel Di pinado' a Cortes por Mentalban aparte del saludo obligado, explicó su actuación en ese asunto y quiso sincerarse ante ios oyentes. Del Heraldo de Aragón copiamos las siguientes imeas. "El abandono de la comarca en cuanto al arreglo de su carretora —dice— no es^ ni en modo a'guao puede hacerse responsable al ministro de Fomento; tampoco a los diversos representantes de la provincia y menos a mí, porque todos sabéis el carino que ate >oro para todos los habitantes. Los diputados ai tener conocimiento de la petición del crédito, quisimos oponernos a su aprobación,,, , Estas palabras ea otro individuo podria-n ser creídas. Pero dichas por ese político que ha ' tenido abandonado a Montalbán durante muchos años y que es tan nefasto como And ra d eí bien podemos ponerlas en cuarentena. El hecho concreto es que ni Andrade ni Castel se opusieron en el Parlamento, pues las razones que adujo de su entrevisia con Cambó, solo pudieron convencer a los Representantes que posponen los intereses del distrito al medro personal. Después habló D. Francisco Biesa quien des pues de felicitar al Ayuntamiento de Hijar por su feliz idea, manifestó, que dicho acto era de gran trascendencia y que habiendo abstracción de toda bandería política debía basarse en el interés general. Maestra su dis conformidad con el Sr. Castel por entender que el acto que se celebraba no debia de ser considerado como petición sino corno proiesta por el abandono sufrido. Una vez hecha la protesta està conforme, en hacer la petición v haciendo ver nuestra necesidad, para que en plazo brevísimo hasta mediados de septiembre sea conseguido lo que demandamos en Justicia El conce|al D. Joaquín Bernad manifestó que entendía habría sufrido una equivocación el Sr. Cambó. Después de un modo elocuente se lamentó de que no estuvieran presentes iodos los representantes para ponerse aí frente de los distritos. Es de parecer se redacten unas conclusiones dirigidas al Ministro de Fomento y que sean apoyadas por todos los Diputados a Cortes de là provincia. Volvió a hablar el Sr. Castel y otros oradores terminando el acto con Ja redacción de unos telegramas.de protesta interesando al Gobierno se conceda el crédito necesario. MádiilDOS y lesiones miimo oovedod . Como decíamos en- el pasado número en la sección de "NoriciasM el domingo hicimos la gira campestre o la Rede huerta, los Sres Gv meno, Asensio, Vallés, Ma niñez (Romualdo), Tel lo, Manolo de la Maria y el que suscribe. Abismados en la literatura nos hallábamo-s el amigo D. Leo y Menda, cuando de pronto salimos de nuestro coloqiuo porque en aquel momento cruzábamos el Puente o p< ntarrón, que finaliza frente a los restos dispersos de Alcañíz el viejo; y héteme aquí lector carísimo en un grandísimo aprieto. Un carrito desvencijado de tan añejo err aquel instante de contricción por nuestros teTrenós pecados, por lo que desde estas columnas se ha dicho referente al famoso puente de Alberta — interceptó el paso y aquí viene el verdadero aprieto, — nos encajonamos en un laberinto p#r el cual no había fácil salida y gracias a las trancas que hicieron de palanca providencia^salimoscoabiea del angosto puente de nuestros pecados... , que mas que puente que dà acceso a la real carretera parece por lo estrecho un mal pon-tarrón de acequia o de camino vecinal. Los hados velaban por nuestros huesos y por ende no dimos en tierra de bruces. Demos gracias al Todo-poderoso que nos acompañó en momentos tan graves-. Loado sea!.,. Por fia llegamos a la casa de campo que asienta al pie de una colina tapizada de esmeralda... Mientras el suculento yantar se preparaba, comentábamos el incidente del consabido puen tecete de la Alhena y asi de esta 'guisa pasaron las homs lentas y murmuradoras' en aquella tarde estival llena de colorí lo y arm mía. La voz lejana de la campana repercutía sus sonidos en las lejanas campiñas bañadas de luz, ascendiendo como una oración de paz por las concavidades montaneras hasta anidar sus murmurios de bronce viejo en ios carcomidos cerros socavados por los elementos bravios.,. Era la campana de la paz que se alegraba fes= tejándonos con su alegre campaneo que sabía a voz infantil. Todo hablaba entre nosotros de paz... Y entre aquella paz augusta que bajaba des* de las pardas y calvas lomas y resbalando por la llanura caligniosa llegando hasta nosotros como una novia para sellar con su palabra amorosa la paz que vivía, que anidaba en lo. mas recóndito de nuestra alma, en lo más íntimo de nuesto ser..-; damos principio a la me* rienda en pleno campo entre aquel paisaje amistoso, nuestro, bello, íntimo.. . ¡Oh, Naturaleza, diosa suprema de la armonía que nítidos encajes de verdura labias en el vientre fecundo de la madra tierra, formando policrómico cuadro donde se manifies*