Alfonso el Batallador VH El concilio de obispos reconoció como válida la elección de don Pascual, y sin esperar al mandamiento pontificio se procedió a la consagración. El procedimiento irritó al papa, a quien se habían dirigido los burgaleses partidarios de Ramiro, que acusaban al consagrado de homicida, y la elección de furtiva y anticanónica; el 19 de agosto de 1115 el papa se dirigía al arzobispo reprochándole por su precipitación y por el allanamiento del privilegio de exención de Burgos, y conminaba a don Pascual para que se presentara en la corte pontificia con los títulos justificativos de su elección. Ramiro tigura en los documentos de Burgos del año 1116 como su obispo legítimo, aunque al final el papa se decidió por don Pascual, después de subsanar algunas irregularidades que había habido en la elección, y Ramiro por su parte renunció a sus pretensiones. Años después, en 1134, Ramiro era elegido obispo de Roda-Barbastro «con aclamación del clero y pueblo y con la anuencia de su hermano el rey Alfonso». El hecho de que su elección, así como la de Dodón para Jaca- Huesca, fuese hecha al mes de haberse producido las vacantes hace pensar que era la voluntad del rey la que había intervenido de modo decisivo en la provisión de estas sedes \ ¿Religiosidad? ¿Impiedad? ¿Superstición? Los actos todos del gobierno del rey, sus proyectos de Cruzada, el escrupuloso respeto a los pactos con los vencidos — de que nos habla? Ibn al-Kardabus — ofrecen un fuerte contraste con el retrato que del monarca nos hacen las dos Historias, la de Compostela y la de Sahagún. El pérfido, el impío, el feroz, el cruel, el tirano o el mendaz y perjuro aragonés, son los más dulces calificativos de los historiadores compostelanos hacia el rey de Aragón, a quien presentan como otro Herodes burlado por los Magos, y siempre acompañado por un ejército de rép robos, saqueadores de iglesias. Pero conociendo el odio que, por motivos bien sabidos, profesaron sus autores al monarca aragonés, no hay motivo serio para suponer que los atropellos que cometieran sus tropas fueran superiores a los habituales en una época en que el ejército vivía del botín.