EL ARCO D E C I N E G I O Se ha dicho de la prolongación del paseo de la Independencia, que los restos del arco roto, recuerdo de nuestra tradición heroico-cristiana, podían recogerse de su emplazamiento, donde yacen desamparados y por muchos desconocidos, para relegarlos a un museo. Mientras las cosas honorables pueden conservarse en su sitio, allí deben permanecer y restaurarse para que no sé borre- su memoria. La nueva reforma que se proyecta esta pidiendo que de aquel sitio, únicamente comparable con el Coliseo romano, no desaparezcan esas reliquias sino que se exalten y embellezcan la ciudad con su magnificencia y esplendor, como corresponde a la gloria inmarcesible que llevan consigo. He pasado muchas veces junto a aquellas piedras en las que aún se perciben los trazos de su primitiva labor bajo la pintura a brochazos y la negrura del irrespetuoso abandono, tocándolo con devoción y grandes deseos de arrodillarse, como seguramente tantos otros., allí por donde pasaron los héroes más gloriosos de nuestras gestas. Y cuando se ha tratado de la prolongación de la avenida de Santa Engracia, que así debe llamarse, como se llamó toda la vida, alargándola con la de los Mártires, que asi debe denominarse la nueva, soñé verlo restaurado y agrandado a estilo romano con su corespondiente inscripción- . que - hiciera .recordar a todo el mundo la gloria inmortal de aquellos : innumerables y santos héroes. Felizmepte el Portillo tiene su iglesia, la Huerta de Santa Engracia su monumento, que soporta la figura enlutada de España pronunciando aquel solemne juramento, que, con gran emoción, cantó López García: No pisará vuestra tumba la planta del extranjero. La Puerta del Carmen nos muestra sus profundas y gloriosas heridas como diciéndonos, o mejor, enseñándonos, que ha de estarse erguido en medio de la lucha, mientras dure la vida. Pero cayó la elegantísima Torre Nueva, que debe restaurarse, como lo ha de hacer el amor a nuestras tradiciones. Se derribó la casa de Zaporta, luego de la Infanta, modelo de nuestros palacios próceres y su grandioso patio se enajenó para, el extranjero. ¿Se derribará también la casa de Santo Diominguito de Val, otra gloria no muy exaltada y otro solar ilustre y magnífico? El muro de la batería de Palafox, rodeado de misterioso silencio, como el que seguiría a la muerte de San Genis, no merece mayor cuidado que el típico y emocionante bario de la plazuela de las Eras, donde aún se conserva todo de manera que parece acaban de marcharse los invasores, que debiera desalojarse y cercarse para venerar con aquella casa de la calle de Palo - mar, tantas otras con sus portales y ventanas acribillados a balazos y se vea y sienta cómo defendieron la ciudad palmo a palmo los héroes invictos de la guerra de la Independencia. ; Qué suerte correrán el torreón de la Zuda y los restos del fuerte romano contiguo al convento de Señoras Comendadoras del Santo Sepulcro, cubiertos, en parte, de feas casucas? Los restos del Arco de los Mártires no pueden ser arrinconados en parte alguna. La grandiosa vía, que irá desde la iglesia de Santa Engracia al Pilar divino, será siempre la vía gloriosa de los innumerables mártires y aquel arco, el arco triunfal situadtl en medio de la ciudad glorificada, que la fe y la historia han consagrado; y ni puede ser otra cosa ni decorarse de modo mejor. Por ella desfilarán las peregrinaciones nacionales y extranjeras a banderas desplegadas, como se manifestaron aquellos mártires que ganaron para la ciudad inmortal la fe aragonesa viva y fervorosa, con más esperanza que en los hombres puesta en Dios y ninguna en sus enemigos, a quienes por ella pudo arrojar de su suelo bendito, ser guía de las naciones y así salvarse y salvar al mundo llevando a todas las partes la civilización verdadera, que sólo se alcanza con martirio de santos y sangre de héroes expuestos a la veneración constante de todos. El Barón de la Linde. Un recuerdo histórico. El primer"Gobierno de^la España Nacional bajo la presidencia del Generalísimo Franco 48