Año XIV — Núm. septiembre 1938 SCAc^ RVEL·l Revista Gráfica de Cultura Aragonesa Dirección y Administración: PlazadeSas,7,bajo SALUDO A FRANCO: ARRIBA E S P A Ñ A ! r y aoo y Ç/on el Pilar de Zaragoza., junto al Ebro. y el Sepulcro del Apóstol Santiago, en Compostela, los dos recios sillares sobre los que se asienta la Fe de España y, con ella, enraizada en ella, compenetrada con ella, toda nuestra Historia Patria. Sobre aquella Columna que encerró, primeramente, la sencilla Capilla de piedras y tierra y hoy encierra el Templo de mayor culto del Orbe cristiano, nunca cerrado a los fieles, aun en los dias de persecución, y sobre aquel Sepulcro que guarda los restos del Apóstol que nos engendró en la Fe y recibió aquella columna como prenda de que ella nunca faltaría en España, relicario precioso que hace de la ciudad gallega la "Roma Española", se alza el arco en el que se apoyan todas nuestras grandezas. Hoy que, gracias al Cielo, volvemos a lo que fué y recobramos el sentido cristiano y tradicional de nuestra Patria, álcese, también, sobre tan recios sillares, el arco triunfal que abra las perspectivas magníficas de nuestro mañana. Que en ese mañana triunfante aparezcan enlazados entre sí e incorporados totalmente a la vida cristiana de España, estos dos centros espirituales que como dos imanes atraigan no sólo a las almas, sino también a los cuerpos, y tracen de nuevo las multitudes, en sus peregrinaciones sobre el suelo hispano, el camino de Santiago pasando por Zaragoza. Zaragoza y Santiago. Dos nombres unidos en la visita que, en los albores de nuestra Fe, hizo la Virgen nuestra Madre al Santo Apóstol. Dos nombres y dos cultos cuyos vínculos de unión se han estrechado recientemente a través de los Caballeros del Pilar, aquí en Zaragoza, y de la Archicofradía del Apóstol, allá en Santiago. Ya, el aragonés, el zaragozano que llega allí, a Compostela, no es un extraño yendo de aquí; mucho menos lo es, si ostenta el título de Caballero de Nuestra Señora del Pilar. Como un hermano, como lo que realmente es, será acogido por aquellos cofrades, y, bajo las altas bóvedas del Templo maravilloso, en cuyos ámbitos traza el botafumeiro sus rúbricas de incienso, ante la imagen del Santo Apóstol, en tanto se unen las notas de su Himno con las del Himno a la Virgen del Pilar, se sentirá completamente en su casa. Hagamos fervientes votos por que crezcan, si es posible, y crezcan entrelazadas, la devoción a Nuestra Madre del Pilar y la devoción al Apóstol que nos engendró en su Fe para gloria de España, cuyas grandezas se apoyan sobre estos recios pilares : la Columna de María, aquí, junto al Ebro, y el Sepulcro del Apóstol Santiago, allí, en Compostela. ,■ al Miguel Sancho Izquierdo 161