LA ASOCIACION oíros en cada conferencia. Sus palabras caían en nuestro corazón como ricos manjares en es tómago desfallecido. Ambicionábamos la ciencia; la ciencia se nos presentaba risueña en los labios del señ©r Allué, pero pasaba ante nues tra vista como veloz huracán; cual dulce espe ranza... No había tiempo material, no obstante de que, dicho señor, prolongaba la hora en to das sus conferencias. Así pasaron los días hasta que llegó el de su última conferencia. ¡Qué recuerdo! Paré- ceme estar viendo en este momento aquel cuadro. Veo la despedida; el rostro compungido de mis compañeros y compañeras de cursillo; el palmoteo incesante de manos frenéticas; la dulce mirada del Maestro enturbiada con ráfagas de agradecimiento y de cariño ¡Qué laz®s tan sublimes tiene la ciencia!..... De este inolvidab e momento, salió el libro que hoy nos ocupa. Después de tributarle un humilde homenaje de despedida, solicitamos del señor Allué se dignase darnos los apuntes originales de sus valiosísimas conferencias, su autorización y su dirección para puplicatlos. En un principio, y debido á su humildad, se resistió á complacemos; per© acabó por accecer ante nuestras repetidas súplicas é incesantes ruegos. Al efecto; se nombró una Comisión gestora de entre los alumnos oficiales que asistimos al Cursillo, con intervención de doña Pilar Chacorren dignísima Profesora de la Escuela Normal de Maestras, y, terminados todos los trabajos, hoy os presentamos, queridos compañe ros y Maestros españoles, un libro que debe fi gurar en nuestra biblioteca; t\—Flodlogio de Cultura Moderna— um verdadera joya para el Maestro y un tesoro para cuantos en su corazón sientan pujos de cultura. Ocioso es decir la acertadísima presentación áel—Florílogío de Cultura Moderna— ha sabido hacernos el sabio Catedrático. Tras una altruista advertencia en la que el autor renuncia á todos los beneficios pecuniarios que pueda reportarle la obra, donán dolos á la Comisión gestora para que ésta 'ios destine á un fin benéfico ó cultural, viene ün brillante prólogo del autor en el que sintetiza su obra; la finalidad que persigue; los motivos de publicación y las risueñas orientaciones pedagog co-so cíales que la inspiran. Después vienen las ocho conferencias en las cuales está depositada toda la esencia de la Cultura artística, de la Geografia, de la Historia y de la Literatura con preciosos procedimientos para llevar dichos conocimientos á la inteligencia de los niños. Además de los profundos conocimientos del autor en estos ramos del saber, desfilan por esta obra ^a casi totalidad de las mentalidades mundiales; desde Ratrel hasta Costa; desde Galabert hasta Menéndez Pelayo; desde Krau • se hasta Azcárate; desde Fechuer hasta Maura y Gamazo. En una palabra; es zX—Florilogio—ma obra por todos conceptos sublime; y, sobre todo útilísima para los Maestros que anhelan romper las cadenas de la rutina en la enseñanza y aprendizaje de la Culturá artística, de la Geografia de la Historia y de la Literatura. Leedla, Maestros,^; en ella encontraréis esos rumbos nuevos que á la enseñanza se han de dar en la Escuela para que llegue cuanto antes esa España grande que ansiamos. Leedla, Maestros, que ella os suministrará armas nuevas y potentès para las luchas inte ¬ lectuales en las que se disputan vuestro porvenir, vuestro honor y el pan de vuestros hijos..*. Tiene trozos que encantan; fotograbados que .ilustran; enseñanzas que observan todos nuestros sentidos. Por grandes que sean vuestras idealizaciones nunca llegaréis á pensar que en una obrita de 214 páginas, se encierre un libro tan grande. Os la recomiendo muy de veras; y la tenéis de venta en las librerías de Zaragoza; en casa del autor— Molinero núm. 2 Zaragoza—; y en la librería de D. Francisco Castellano,San Juan 44 y 46, Teruel— por el precio ínfimo de dos pesetas. No tardaré en ocuparme de nuevo de esta interesante obra, fruto de un genio joven, brillante, dulce, fecundo y de saber enciclopédico. Lorenzo Calavia. Alumno pensionado del Cursillo de Ampliación de estudios. Para verdades el tiempo Á la Asamblea no. Con este epígrafe publiqué el mes anterior, en estas mismas columnas^ un artículo en el cual sostenía que la Asamblea proyectada en Madrid no debía ce-