2 LA ASOCIACION Un banquete Por la noche se celebró un banquete de despedida. Presidió D Rafael Gasset, nombrado presidente de la Asociación recientemente. Asistieron eí rector de la Universidad, los señores ya citados en reúniones anteriores y los directores y directoras de las Escuelas Norma les y del Magisterio de Madrid Hablaron brevemènte los Sres. Urdina, de la Prensa profesional de Barcelona, y el señor Aznar, presidente de la Asociación. Dijo del Sr. Gasset que viene á realizar el programa de escuelas y despensa preconizado por Costa, y añadió que el ccnde de Romanones dejó la presidencia por los grandes trobajos y preocupaciones que pesan sobre él bisçurso del Sr. Gasset. Empieza dando las gracias por su nombramiento. Dice después que con él se ha cometido al guna vez injusticia de atribuirle solamente la defensa de obras públicas y de la riqueza nacional. A ella siempre unió una defensa abso luta de la cultura Dice que no le guía ningún móvil subalterno ni interés personal. Añadió que en los momentos de desaliento y de desmayo, le consuela Ver a su lado al Magis terio español • No ignora que existen en España 4.500. pueblos sin comunicació n rodada y que el pais produce la quinta parte en el misma extensión que Francia Esto es bochornoso para los go. bernantes, si á ello se une el analfabetismo. Se ha dicho que en España faltan ideales, y aun exis ten incumplidas en España las dos pragmáticas dictadas por los Reyes Católicos referentes á la construcción de caminos vecinales y á la creación de escuelas. Eí pais sigue con el mismo ideal, con aquel que expresaban los procuradores en Cortes, resistentes á toda dábida y que pedian á la jus. íff?ia real la reducción de pechos y gabelas y creación de caminos y escuelas. Sin embargo, los directores de entonces y los de ahora llevan al país por rumbos distintos y sin redención posible. Pradilla, Posada, AlVarez y tantos otros, cuando perdieron la fe en la redención de su patria, confiaron en que la posteridad les haría usticia. f Un pueblo culto puede convertirse fácilmente en un pueblo fuerte; la instrucción primaria es la base de la cultura de un pueblo. Seríale fácil al orador citar mil nombres alardear de algunos tecnicismos, pero prefiere exponer la cuestión de la enseñanza en España en sus verdaderos términos, que son de una gran sencillez. Consiste en el mejoramiento del profescr y de la escuela. ; El estudio, la escuela, siemprs será un traba jo, y por lo tanto, un dolor para el niño; pero a( pedagogo le corresponde realizar una enseñanza anecdótica, agradable y fácil. Todos los bellos párrafos que pudieran bn'. cersd respecto á la enseñanza no harán escus las, no harán maestros, no harán España Es un problema el de la enseñanza de düinero exclusivamente, y es menester abordarte con rapidez. Las circunstancias son transcendentales, y la anemia del país exige rápidas, urgentes soluciones. El pueblo debe ayudar á los Gobiernos, pero siempre que éstos merezcan su confianza. En la lucha entablada, el pueblo que caiga y sea vencido económicamente, no se volverá á levantar jamás. Actualmente se oye aún la voz de España; mañana quizás no se vuelva á escuchar más. Ahora ó nunca— añade—como dije hace dos meses en Salamanca. Hay que aprovechar los momentos en que Europa se ha detenido en el avance de su progreso para incorporarnos á la corriente industrial, cultural y económica del mundo. Tengo fe en la solución del problema d^ la enseñanza, pues creo en ella con. fe ciega, y el tiempo ha demostrado que mis ideales, mis proyectos, acogidos alguna vez irónicamente, van camino de la realidad, pues se oye al actual Gobierno hablar de la emisión de un empréstito de mil y pico de millones de pesetas y se han condicionado los gastos de Marruecos. Así, pues, mi plan de construcción es el creer siga el mismo venturoso camino. Dirá quien lea esto: el Sr. Gasset sigue con su eterno programa, con su eterno discurso. En efecto, preconizo lo que preconizaré toda la Vida: canalizaciones, regadío, fomento de la riqueza, instrucción. Eternos son el valor militar; )a caridad, el amor, y el hombre los canta á diario, como temas eternamente nuevos. Mistemás—terminnó diciendo el Sr. Gasset