LA ASOCIACION sea proporcionalmente más numerosa que en-la aldea, donde la vida e^ más dura, las necesidades más apremiantes y el nivel cultural más bajo, causas todas, que contribuyen a que la asistencia escolar sea mucho más reducida que en las ciudades, en las cuales los padres de posición económica más humilde (salvo raras excepciones) tienen gran interés en que sus hijos asistan a la Escuela y adquieran lo más completamente posible la primera enseñanza hasta llegar a la edad de emprender otros derroteros. Por el contrario, en la aldea, la vida miserable y la incultura de muchos padres, son causa de que infinitos niños comprendidos en la edad escolar, en vez de asistir a la Escuela sean dedicados a trabajos prematuros, con perjuicio muchas veces de su salud y siempre de su educación. Con lo expuesto creemos haber demostrado las causas de la superioridad educativa de la población escolar de la ciudad sobre la aldea. Los medios, a nuestro juicio, conducentes a la aproximación de la ciudad y la aldea, por la acción de la Escuela, serían entre otros: El cumplimiento de la ley haciendo obligatoria la asistencia a la Escuela; de otra prohibiendo en absoluto que los niños comprendidos en la edad escolar sean dedicados a ningún trabajo, aun cuando éste pudiera suponer una ayuda para los padres; claro es, que para evitar esto con justicia, se precisaría el cumplimiento de otras leyes y normas de buen gobierno en virtud de las cuales se lograra reducir a un mínimo el paro obrero, fomentando las obras públicas y mejorando las condiciones de la vida del campesino, con lo cual los hijos de las familias humildes, no se vieran precisados a desempeñar trabajos impropios de su edad, ya que con el sistema por nosotros propugnado el padre ganaría lo suficiente para el sustento de su familia y entonces la ley, de una manera inexorable podría obligarle a que sus hijos asistieran a la Escuela. Admitidas así las cosas, que a nuestro juicio son muy factibles, habríamos logrado un nivel educativo semejante entre las poblaciones escolares de la ciudad y la aldea y sólo nos restaría su aproximación sirviendo como vehículo la Es'cuela; para ello, entre otras cosas, estimamos de gran utilidad el prodigioso invento de la radio, trasmitiendo por ella, desde los núcleos culturales más importantes de la nación a todos los pueblos, lecciones pedagógicamente preparadas y siempre al alcance de los niños, explicadas por los educadores más capacitados; para esto se precisaría que el Estado dotara a todas las Escuelas de aparatos de radio y se estableciera en España un buen servicio de Radiodifusión Con las lecciones radiadas, deberían también alternarse conferencias amenas y asequibles a los niños, de cosas varias e interesantes para ellos, como también programas musicales que a más de entretenerlos, les harían agradablela asistencia a la Escuela. La música radiada, las canciones escolares nociones que deberá darles el Maestro, de dibujo junto con la enseñanza pedagógica 'de las demás disciplinas, completarán su educación estética, deleitándoles y haciéndoles conocer y amar la belleza y aun cuando esto a muchos pudiera parecerles supérfluo, nosotros lo consideramos algo fundamental toda vez que el amor a la belleza educa la sensibilidad y hace a los hombres mejores. Consideramos también indispensable el intercambio escolar, es decir, que el Estado, la provincia y el municipio den consignaciones para que grupos escolares de la aldea, pudieran trasladarse algunas veces a la escuela de la ciudad y durante algunos días hacer vida escolar común con sus compañeros e igualmente grupos escolares urbanos debieran visitar en épocas propicias las escuelas rurales, asistiendo a ellas temporalmente. • Estos intercambios, podrían ser aprovechados por los maestros para lecciones prácticas y con ello se lograría que los niños del campo y la ciudad llegaran a amarse y a conocerse y sobretodo creemos que los niños de los pueblos y aldeas, bien orientados en sus períodos de vid.i ciudadana, llevarían a sus lugares una nueva savia que al ascender y espandirse crearían futuras generaciones de las que quedarían desterrados los «prejuicios rurales» debidos principalmente al aislamiento en que viven las humildes clases de la gleba. Los intercambios escolares a más de las ventajas citadas, servirían para fomentar al par que la intelectual, la educación física, ya que durante la estancia de los escolares en la aldea se realizarían excursiones, ejercicios y deportes al aire libre, cosa que en la ciudad no siempre es viable, y esto repetido las veces posible daría por resultado la formación de generaciones que a más del cultivo de la inteligencia, lograran el muscular, pudiendo todo ello bien orientado, dar como resultado el mejoramiento de la raza, en sus aspectos físico e intelectual y quizá lograr la formación de un pueblo inteligente, fuerte y bello, como el incomparable de la Grecia clásica.