iUSOKEPCIOim OlpiUü, on mm S*ÜOr peaetai ttipaAa, on trimcsalra , . . rirf » Sstranjtro, «a «lo «1*00 > IKaftcma Tmléfono T8 I o • N ▼! NR O Página 8 Teruel, jueves 12 de febrero de 1931 ^fioiV. Núm (Continuación de la l* plana) era obligatorio comprar el libro del catedrático. Oficialmente, no; pero realmente, ¡vaya si lo eral... En los examenes se veía. Con eso pasaba igual que con las permanencias de los Institutos; tampoco había obligación pero... por la seguridad del aprobado, era preferible. Sus ckieos, cgc las permanencias no aprenderían nada debido al abandono que en ellas existía, lo sabía bien; pero exponerse a que su dinero se malograse así como así... Y ese era el otro problema de orden intelectual; que al terminar el bachillerato, sabían menos que el día de su ingreso en el Instituto. Todo el dinero desembolsado había si do casi por materialidad del título que les autorizaba a estudiar otras carreras en las que igual mente babía de dejarse estafar y hacer que no se enteraban... ¡Por la Virgen Santísima, don Piquito, no diga usted esas cosas que son ir junas y orfensas a unos señores que son muy buenos...! ¡Pobrecillos...! ¡Están inculcando a sus hijos todo su saber y su ciencia, y todavía protesta... ! ¡Parece mentira, don Paquito, que sea usted así...!» ¡Por la luz que nos ilumina, don Paquín, que me compromete a mí por escucharle. Y hacía yo que me tapaba los oidos con los dedos mientras él ponía fin a su programa... Decididamente iba a cultivar la amistad del señor Tormo; eso era de mucho inteiéi; le diría en tono halagüeño que le agradaba el que a los rectores se les llamase magníficos, o formidables, como qui siera; que v< ía con simpe tí i el que la toga fuese del color que él quisiera; pero si no procuraba poner remedio al precio tíe los libros, declarándolos de texto ofi ciai o moderaba el precio de ios extraoficiales y no desaparecía el tavoritísmo pora la venta de éstos; si no obligaba igualmente a que los catedi áticos permanecie sen en las permanen ias y ensefií sen como dtben, ¡zás!, como a todos, un hachazo en la mollera y a otra cosa. Estaba dispuesto a ser fusilado como un criminal para reivindicar a tantos hijos y padres de familia que como él pagaban las consecuencias de una desorg.wz¿c?ón tan bien orgfani z :da como tfa todo lo dependiente del ministerio dt, I istrucción pública. Cecilio Garcirrubio. {Prohibida la teptoducción). 61 Mañana PERIÓDICO DIARIO Ronda de TiotorfPnmeda, 11 Teléfono, tS. Ui Ico diario de ia proBiocte TERUEL f^^ü ?^6^í Los afamados NEUMATICOS U. S. ROYA han bajado los precios un 40 por 100, Aproveche esta buena ocasión. DISEEIBU1DOE EXCLUSIVO PARA LA PROVINCIA DE TERUEL Alejandre, 4. aLCAÑIZ. Plaza Carlos Casfc!. TERUEL íj^^Q^í « fcsQ^ \ïsQ?zk üsQrzk *í¡sQ?íí «^Q^i àsQpzi üsQfzí ïssQpz* ¿Mártires? cDe tiendas>. He aquí una frase que me espelazna. Yo pieeso casarme. Mi mujer será un modelito, hacendosa, femenina, inteligente, cariñosa, etc., etc. Yoseié bondadoso, serio, afable, expresivo... La acompañiié al teatro, la llevaié de paseo, viajaremos juntos..., pero de tiendas... como no sea una mujer excepción... ¡vamos, que no la acomp ifio! Yo comprendo todas las argumentaciones que me hacen esas amitas de casa. Hay que buscar la economía, calidad, conveoiencia, todo lo que quieran, pero no concibo que para comprar un de d al, haya que revolver un esta blecimíento. No hace mucho, estaba yo en los grandes almacenes de X. Lie ga una s< ñorita, joven, bonita. Entre el coral de sus kbios sonrientes se destaerban les perlas de una dentadura preciosa, rimaban con el conjuiüto los negros diamantes del Brasil que llevaba por ojos. Parecía, en suma, un joyero magnífico incrustado en alabastro. Se aprcxiim ai mostrador solicitar d • un tí: tuche de papel para escribir. El depe ndiente, attnto-y solíci to, sirve a Ja dama. —Vea usted, señorita, moder no y de inmejorable calidad, mode le 700 de lacass. -Si, pero lo qmrrú variado. Me aburre la monotonía de 50 cartas iguales. Y sobre la tabla del mostrador, se van acumulando estuches y más estuches. Cortos, largos, en blanco, en rejo, en naranja, raya dos, lisos, con dibujo, sin él, fo rrados, sin forrar, modernos, antiguos, en papel, en ttla, en car tulina... Solo por conocer el gusto depurado que me imaginaba ten dría tan elegante, como difícil de contenta!, dima, me quedé en el estfcblecimiento. Un cigarro, otro y otro, hasta que concluí la provisión de mi pitillera. Salí al estanco y volví con más tabaco. En la estantería no quedaban más alia de media docena de estuches. La dama habría de decidirse pronto forzosamente. Pero no. Una llamada al chico, viaje al almacén y nueva remesa ante el mostrador. Mi paciencia se agotaba, mi cu riosidad me retenía. Por fin llegó la hora del cierre del estab ecí miento, y como a la faerzi ahorcan y quedan bien ahorcados, a lá fuerza hubo de decidirse, aunque no se si quedaría bien decidida o volvería a descambiarlo al día siguiente. Miró, remiró, consultó precios una vlz y exclamó: — Este. ¡Santo Dios! Se llevaba el modelo 700, el primero que la sacaron. Los supuestos atracos Una nota de la Jefatura de Policía Cada mañana que leo el calendario y veo: «San fulano, mártir> me pregunto: ¿Sería dependiente? José M.a R-RADILLO. E! peligro de las armas A un cazador se le dispara la escopeta, resultando gravemente herido Dicen de Rubielos de Mora que en ocasión de que el vecino Ambrosio Edo P/stor, de 33 años y de profesiót; labrador, se dedica bi al t jercicio de la caza en la partida titulada . * * * ¿Ha visto usted El Desfile m Amor. Es una cosa digna de ver. se, y por cierto que de ocho á nueve de la noche hay «replisee» en la Ronda. De seguir así cuan, do crezcan esos arbolillos que se han plantado y se forme un bos quecillo, será un lugar adecuado para ejecutar el baile helénico de la ninfa y el fauna, para lo cual no creemos falten espontáneos. Según la reina de \^ be'Ieza es ¬ pañola *\b gathi España > (•como diiía un castizo de Lavapies) 1q^ prefiere morenos. Nos van a hacer creer que los morenos estamos de moda, pero no nos vaya a í suceder lo contrario que a las novelas de Anita Loos, epíz Las señoras los prefieren morenos, pero... Se casen con los rubios. * 5?! * He recibido un gran disgusto: mi amiguita Fifi no se disfraza.. Yo pensaba disfrazarme con ella ^ se lo habían dicho: tú de colom* bina y yo de pierrot... es lo clásico... Me ha tratado de retrogado y hasta me ha dicho evanguardista.» Se le pedía perdones todo porque es muy modernista, no obstante el otro día se la devolví. Iba ella de paseo, a paso acele* rado. —Donde vas tan deprisa Fifile dije. — cHago ejercicio cara conservar la línea»— me contestà con un gesto de ser superior; -7 continuó queriendo darme el golpe definitivo: «Como ves soy una mujer modernista.» Abrí al oír esto, mi caja de resonancia—vulgo boca— y lancé una prolongada carcajada que luego pensé tenía ribetes de htS' tórica. -¿D¿ qué te ríes? me pregunat airada. -Deque una mujer moderna como tú no debe ignorar que y* no se usan los tipos linea sino los redondeados. Srgún me han dicho las atni gas. Fifi, desde aquel día, no n» salido más de paseo. Esta en caw? ensayando un régimen alunen ció para aumentar la línea. > HAROLDO. Teruel, 1931, (1) Me refiero a bellezas oficia1^ de las otras las hay y muy bonita conste que no es coba.-