rosoEircioHBs ^ipifcal, on mga. . dpitfla, wz trimsotra Etoknnjtro, «a alo 8*00* pésalas «roo • Kattcma PRECIO: 10 CENTIMOS Página 8 Teruel, lunes 23 de febrero de 1931 Reportajes de EL MAÑANA Los típicos vendedores de arena, piñas y pedorretas INTROITO Pocas ciudades como la nuestra conservan tipos y costumbres que nos hablan de un pasado, tan retrógado como pintoresco. Teruel, vieja ciudad de calles angostas y tortuosas y de rinco nes románticos y soñadores, es conocida por la bella leyenda de amor que inmortalizara Hartcembuchs escenificándola y por sus dos torres mudejares, valiosísimas joyas declaradas monumentos nacionales. También es conocida por la Ce nicienta de las ciudades españo las, por el gran número de suici dios (en la provincia) y ya puestos a enumerar datos o documentos que la identifiquen ante el mundo, diremos que también es conocida por la cantidad de temperaturas mínimas que marca su observatoiio meteorológico. Pero en Teruel existen otros as pectos ignorados que son dignos de no serlo, y entre estos tenemos el relativo al típico y pintoresco. Y a este efecto vamos a plasmar en la albura de Tas cuartillas, todo cuanto de tipos y costumbres se conservan inmutables a través de las centurias y què en ésta mañana de crudo invierno ha capta do del natural la retina del ma\. drugador reportero. * «¡ ARENAAA í» Invariable y cronométricamente éste grito de ja oirse ç iariamente de siete a diez de la mañma. Unas veces lo lanza una rugosa mujercilla ques viste gruesas sa y as, raido mantoncillo y pañuelo a la cabeza. Otras es un joven de voz atiplada y femenina, que viste blusa de percal, pantalón de pana, piales (calcetines de lana abotonados) y abarcas de goma de neumático. Son dos gritos, ni subversivos ni bélicos, que conocen todas las matmotasly todas cuantas trafican en el conservatorio de la cocí na. Nadie ignora el uso que s * le tíá a esta mercancía (ümpitZA de to da clase ds vajill; ) pero lo que si ignoran muchos es de donde proviene, cuánto cuesta y lo que al vendedor cuesta presentárselo a la cliente. Y para sptisfacer la curiosidad del lector o lectora, el reportero aborda a la simpática vendedora cuando ésta se halla tirando, inú tilmente, del ramal al boiriquillo que condúcela diminuta mercancía y que, ajeno de su obligación se ha detenido al presentir la pre sencia de una ¿JMm'ca. — ¿Qníére decirme de donde trae ^a arena? -De Villel, siñor. — Y cuanto , po co más o me nof J traen en cada carga? —Pues, mié usté, unas 35 ó 40 cuartillas. —A como venden cada una? —A riñlico. —Asi pués, suponiendo que no venda toda, usted viene a sacar unas seis pesetas, y paia ello tiene que tirarse a pie... —...30 kilómetros, pa sacar 22 ó 23 riales. —A que hora sale del pueblo? 1 —A las cuatro de la mañana, haga frío o haga calor. —Y llegan? —Sobre las siete o siete y media y a gritar y más gritar.; Y la simpática mujer, tirando nuevamente del rotzal del borri co y como queriendo corroborar su afirmación, empieza a gritar: ¡Arenaaá!... y prosigue su mar cha. «¿COMPRAN PIÑAS Y PEDORRETAS?> Otro grito que deja oírse mati nal mer te es el del típico y pintoresco vendedor o vendedora de piñas y pedorretas. Estos pequeños y modestos in dustriales, para los que el progre so es un mito y el siglo XX un atraso, son unas veces de El Cam pillo y otras de B zas o Rubiales. Ellas se ríen del garçon, de las faldas o batas vaporosas y trans parentes, en fin, de todo el escaso indumento de la mujer moderna y como un trofeo victorioso lucen el clásico m( ño, apuntalado con un sin fin de horquillas, la cham bra, la toquilla, tres o cuatro s« yas y refajos de rabioso encarna do, las medias de lana hechas a mano y las albarcas de goma o alpargatas de cáñamo. Y con esta pinta, que nos re cuerda á nuestras «abttelitas las pobres», después de pasarse toda la madrugada andando, entran en la ciadá con la apedorretada y apiñada mercancía, dispuestas a desgañitarse de tanto gritar hasta que logra expenderla. «¡Piñas y pedorretas! ¿Quién compra?» y vueltas y más vueltas, hasta que surge la cliente: — ¡Eh, la de las piñas! ¿Cuánto quiere de la carga? Y entre compradora y vendedora se establece el no menos tí pico y cruento pugilato del re gateo. — «20 ríales». —Ya está bien con 10. —Vaya ! ahí abajo ya me daban 19. — Pues yo no le doy más que 18 y una perra gorda. — Déme 19 y perra y descargo. Y así hasta que una de las dos se da por vencida, que por regla general suele ser la vendedora. En cuanto a indumentaria en ellos les llevan tantos a sus paisanos: Pañuelo arrollado a la cabeza, blusa de percal o chaqueta de paño pardo, pantalones del mis mo paño, cortos, con cintas y abertura al dorso, senda f^ja, gruesas medias de lana, piales y albarcas. El verbo no puede ser en sí mas pintoresco. — «¡Eht carcpillero! ¿Cuanto quiere de su carga? - 14 riales. — ¡Huy, que cara! Adiós, adiós — Oiga, oiga ¿Cuanto da usté! La presunta compradora, la examina, escudriña los cuatro o cinco sacos que componen el lote y... — 11 reales ¿ofrice? —Pero se ha fijao que es una buena carga. Son cinco sacos y bien llenicos. — Sí, pero son muy pequeñas. Le doy 12 reales. —Y trts perricas y descargo. Y empieza a desatar los sacos, mientras refunfuña que si se le da regalada es porque tiene prisa por mercar unos avios pa casa. Una vez comprados los avíos, en cualquier banco del Ovalo o MANUEL P NEPEZ ^ KQUÍPOS PARA MOVIAS por la calle se come la merienda, consistente en un pan, un trozo de tocino, una tortilla o un pedazo de bacalao frito, emprenden el retorno; este viaje montados. Resúmen: 36 kilómetros por mal camino, una noche de traba j > y de frío en el mont:; y total pa ra sacar un jornal de 4 50 pes tas si se trata de una carg^ ; de nueve pesetas, si son dos. ¡Y, a parte la manutención de las caballerías! Aún así hay quien les llama pillos, engañadores y mandrias... Existen otros industriales típicos y callejeros: lecheras, aguateras y vendedores o vendedoras de huevos y caza, pero estas desfilarán ante el lector en otra próxima información. José Valencia ROYO. Comisaría de Vigilancia En esta oficina ha comparecido José Becos, súbdito portugués, con residencia en Teruel y habitante en Çarrel, número 8, denunciar do que Vicente García, que se hospeda en el Parador Utrillas, le aporreó la puerta e insultó a él y a su señora. 4 Se da cuenta al Juzgado. D? Cariñena llegó con su gira el ayudante del ferrocarril floa Luis Dourdil. — De Orihutla del Tremedal do* Lorentmo Martín. — De su breve via j ; a Valeacij. regresó el mélico don Vicent Iranzo. — Igualmente regresé de Zara, geza el joven Juan José Vicente. — En viaje de servicio salió pan el Bajo Aragón el teniente coro^ nel de la Guardia civil don Amo. nio Redondo. — Se halla muy mejorado déla enfermedad que sufre el virtuoso beneficiado y maestro de ceremonias de esta S. I. Catedral doi Emilio Pérez Cortés. — El baile que anoche celebró ea sus salones la rumbosa sociedad \ «Círculo Mercantil > sevióconctt rridísimo, notándose la abundan cia de caras bonitas. La junta, como siempre, defe rente y obsequiosa con los invi tados. tos BU Po, cenas zo co di « ses d delití Audiencia Marcelino Yago Crespo, ha interpuesto recurso contencioso administrativo contra acuerdo del Ayuntamiento de Alfambra, de 27 de abril de 1930, requiriendo al recurrente a que ingrese en Depositaría la cantidad de 22875 pe setas, importe de unos intereses producidos por determinada cantidad. Notas militares Por Real orden circular de fe cha 20 del actual («Diario oficial) núm. 43) se dispone que el escribiente de primera clase del Caerpo auxiliar de oficinas militares don Eduardo Valero Villalba,* la circunscripción militar del Rií quede disponible por enfermo ^ la primera región a partir del# de diciembre último, en las condi1 ; ciones reglamentarias. ban I terril fletu mal signi: lech nism mieo blam quei enri Se p^oo Sobr raric do pro pen Los, alúa gara dosc pecai man capit parci dola res ; privi pági TistC deh delí Pe GRATUITAMENTE ofrecemos a elección de los afortunados 1.000 FONOGRAFOS título de prcFJgfciCe. s )cs n il rríireios Itouje? cte ercierlun la íolución exacta al;jeroglífic( que va a continuación y se conformen a nuestras condiciones. CONCURSO Reemplazar los pnníos por las letras que faltan y hallar el nombre de tres ciudades B...C...A M....D S.V.L.A E nvia j c ste ar unció ccmpleto a los Establetimientos ¡JVIVAIIÜM (Seivíco E 1E6), 116, ne de Veugiretd, PARIS-6.e (Furace) Adjuntar un sobre,' poniendo clarf metí e el rrnbre y la dirección. NOTk.—La'Lcotrespondencia para el exi c 'ero debe panquearse con un sello de cuarenta céniimes. En uso de dos meses de licencia por enfermo ha hecho su presec tación oficial en el Gobierno fliili' tar el alumno de la Academia^', neral militar don José Maria A!^1 late Gil. Se dispone se anuncie coDCflfS(' el cargo de auxiliar de Somaté de la primera región, conresi^' cía en Tarancón (Cuenca) cof^' pondiente a capitán de ltt&^ de la escala de reserva. Los deleitado empleo \ que deseen tomar parte efl ^ ' moverán susinstancias en el P ^ de veinte días, a contar fecha de 20 del actual. En St villa ha falledj^ del .ctualel Z^T,^ en situación de seg ¿ don Balde mero cas^ guer. 195 S la es Proc biéo, rido! iabi; lanc Plaa *.p «era mos D. Plan «qui el* Zïda cont í%: tito.