ai (xftcma IV Núm. 658 Redacción y Administración Ronda Víctor Pruneda, 15 Franqueo Concertado Teruel, sábado 28 febrero de 1931 GARABATOS los sjnjrabajo L?s cifras son aterradoras, esfleCialffleDte y por contraste, en Aquellas naciones que imponen al duo do ia elevada valorización de sfl moneda. Sobre el río de oró Ue presiden los actos oficiales, yérguese, luctuoso, el fantasma idealizador al servicio del obrero sin trabajo, momias que caminan silenciosas mostrando sobre sus rostros macilentos, ajados, —lamentables sudarios de pálida pinera- simas profundas y de mirada ansiosa. El hambre ha encorvado a estos hombres desahuciados, y hecho que sus cuerpos de carnes necesariamente sucias, groseras, caminen tristes, exangües. Causa grima el alarde de bienhestar de esos pueblos que asisten a la ruina miserable de tantos cientos de hombres ayunos de trai, y por tanto; parásitos alber)s en lóbregas viviendas sin pan y sin esperanza. Claro que en descargo de las conciencias cul pables, del opíparo festín, alguien argüirá que tales hechos se dan todos los inviernos. Conformes, i o que no quiere decir que tales hechos se ajustan a la santa dec trina de codfraterdidad que debie ra presidir los actos del hombrs. Es decir, dar una solución, sentar un procedente, marcar una pauta conducente a eliminar de una vez para siempre la horrenda pesadiHa, procurando que todos los inviernos haya trabajo. No es un secrtto para nadie que los hombres de la ciudad viven al día. La hatería pastoril pierde fé en ellas y es absurda. En el verano, época ígnea del año, el hombre trabaja. ¿Como la hormiga? No. Tanto gana fanto gasta, espléndido, copista y remedo de la cigarra. ¿Y quien se beneficia con ello? Todos menos el obrero, todos menos el que ahora, por ser ivierno, tiene secas las entrañas. quien, pues, corresponde solucionar el conflicto? Al bt neficiaao con ese desorden. Estado, propietarios, burgueses, en una palaP^i a cuantos la vida deparó meJor suerte que la ostentada por el Slniple jornalero. * * * sí?h0 aSÍStí Un illvierno a esta cris ae trabajo. Las luchas de cías. enconadas y suicidas, habían «Pagado todas las hogueras que rb^311 elh0&arciel proleta. ParaK rid no construía, ni redes ri ni ateildía a sus necesidac r orilato ciudadano. Más de ma»^1*11 obreros sin trabajo las nf las calles Plomas, Plazas monumentales, los su- LO REAL DE LO REAL ¿Qué tendrá la real( z^?, ¿que tendrá? La causa de 5u firmeza, . su majestad y nobleza ¿cual será? No quiero cantar sus glorias porque se que diríais:— Oiga usted: ¿para qué contar historias?, ¿para qué? Eso de entonar loores con tal fin, y en ripios rendir honores, - es para los trovadores de postín—. Respetando tu criterio, buen lector, sigo pulsando el salterio... más no he de ponerme serio, no señor. Y hablaré de la grandeza y el matiz que tiene la realeza, huyendo de la simpleza y el dezliz. Para cualquier intelecto pensador, es, bajo cualquier aspecto, una idea y un concepto superior. ¿Por qué el hombre se alboroza de contado, y gesticula y retoza si pasa una real mosa por su lado? ¿Por qué dicen que es profundo, grave mal, — y en esa opinión abundo -, no tener en este mando ni un real? ¿Por qué al rico y eminente financiero no le llaman presidente, y sí fey del aguardiente o el acero? Yo creo que no os asombre - mi fervor: ¿no es el que da, por su nombre, palabra de rey, un hombre superior ? ¿Qué admiración, por lo llana, no merece esa frase soberana: no me da la real gana?: ¿no os parece? ¿Por qué amando sin récelo, bella iey, la madre, con tierno anhelo, le dice a su hijito: — ¡Cieló, sol... y rey? ¿Quién no ve la simpatía, los cariños, del niño a \2í Monarquía? Los Reyes son la ab gría de los niños. ¿Por qué los republicanos por doquier, nombran reina a la mujer por su belleza? ¡Qué arcanosl ¡Hay que veri ¿Por qué se pintan y ondulan las doncellas, y la belleza acumulan? D 'tiás de un trono pululan todas ellas: Caminan hacia su norte, que es reinar o por b Has en la Corte, o como rema consorte de un hogar. Sin una retna graciosa, fuerte y fiel, la colmena laboriosa fabricará cualquier cosa, menos miel. Por sus tuertes contexturas teyesson: el águila en las alturas, y en ]?s selvas y espesuras en. Meó Y en los naipes ¿qué sería de' sus leyes? ¿Quién los sustituiría, si prescindir se quería de los reyes? Fueran de efectos nefastos las jugadas, .< sí el rey cediera los trastos al presidente de bastos, o al de espadas... Ya veis como la verdad, en contra de la agudeza, dice con gran claridad que siempre la realeza será una realidad. Dr. CALVO. W ti i. burbios. Era un ejército salvaje, una orda de rebeldes insumisos, que, prieto el dogal del hambre, se consolaba conspirando. Una madrugada vislumbré retazos íntimos de la vida que arrastraban. Era una madrugada como éstas, de intenso frío ñagekdcr, apto a la prác tica del maleficio que aporta miserias sin fin. Y esbocé el mundo ogro del amanecer sin hogar, sin el calor que prestan los lechos de descanso. Durante muchas horas había yo espiado a un puñado de hombres sin trabajo, que, sin albergue, danzaron en el monstruoso aque larre de la noche, sin rumbo, agotados. Hartos sin duda de vagar, llegaron a la plaza ornamental que se clava en el corazón de la urbe populosa, huérfanos de dinero, exhaustos. Pasaron junto a un ob rador de bufiuele s. ¡Con qué placer— adivinaba— hubieran co mido el plebeyo mar jar rociado con a zúcar que una mujer tiznada y grasicnta les ofreció! Pero no tenían monedas y se contentaron con e nvidiar al mortal que mascaba la masa medio cruda y bebía el aguardiente emponzoñado. Bajo los porches de la gran plaza se extendían muchos seres, ateridos, arrebujados en carteleras y en periódicos. ¿Por qué no imiUrics? Y los hombres que se pasaron la neche vagando, eligie ron un rincón. No les molestaba, no, el oler a podedumbre, a miseria máxima. Aquel tufo pestilente alimentaba sus estómagos, y uniéronse férreamente, quizá para no dormir, sino para soñar con un prdximo día mejor. Yo los dejé, seguro que horas después, cuando la urbe sacudie* rf su modorra, aquellos hombres se lanzarían en busca de comida, ; alargando las filas de pedigüeños | de les cuarteles, haciendo rebo- j sar de acegides les hospitales, i llenando los retenes de míseros advenedizos acusades de querer i comer... * * * Hoy, según noticias, los sin trabajo se amotinan y causan víctimas. Esto ocurre, afortunadamente, en el extranjero, pero por ello no debe ser menor nuestra condolencia. Todos les días hay escaramuzas, manifestaciones, tumultos. Y lo raro en este caso, es, que los heches registrados ocurren en países prósperos, er países que mantienen numerosos ejércitos y potentes escuadras belicosas. El dardo venenoso del hambre ha emigrado de España, I sino todo, 1 Gobierno sabrá zanjar cuantas dificultades seopo- ililllllllliillllllW nen al resUblecimiento del bien •colectivo, y el obrero español podrá ejercer sus actividades en los talleres y en las fábricas, en las obras y en los campos. Alonso BEA. Cumpliendo un deseo Por cese en el cargo que desempeñaba, se ha ausentado de entre nosotros nuestro brillante colaborador don José M.a R-Radillo Die z, encargándonos reiteradamente, que por no haber sido dable la despedida de sus amistades a causa de la premura y precipitación del viaje, lo hagamos en su nombre desde las columnas de nuestro diario, en donde tan conocida es su pluma. Deseamos al señor R-Radillo tenga éxitos en su carrera. GOBIERNO CIVIL AUTORIZACIONES Para celebrar junta general ordinaria se autoriza a los presidentes délas sociedades Facultativa, Forestal y Socorros Mútuds, de Ojos Negros. Para envenenar animales dañinos en los montes Rebollar y Conejar, sitos en el término de Tornos, se autoriza al vecino José Luna Muñoz. Al presidente de la Sociedad Oficios Varios de esta capital se le autoriza para celebrar junta general el próximo día 1.° de marzo. LICENCIAS DE CAZA Hoy se han firmado las expedidas a nombre de los señores siguientes: Francisco Lucas Tortajada, de Monreal del Campo. Y BenitoMnñozdel Río, de Santa Eulalia. SECCION DE ECONOMIA Dando cumplimiento a lo dispuestó para la aplicación del Real decreto de la Presidencia del Consejo de Ministros de 18 de junio último, esta Sección, teniendo en cuenta los precios que durante el mes actual han regido para los trigos y subproductos de moltura ción, acuerda señalar para el quintal métrico de harina en fábrica y con envase el precio de 62*50 pesetas y para el pan de familia, procedente de la referida harina, el de O'óO pesetas el kilogramo durante el mes de marzo próximo.