LA ASOCIACION. alturas ya que no sus aguas espumosas, los desprendimientos y sulsidas que anuncian su terrible poder. Nada ni nadie se escapa á su potencia. Las entrañas de la roca, las cumbres de las montañas, el miserable humano en su hoaar, todos tiemblan y rezan cuándo el rio brama. , . . ja A la hora próxima de descenso, se llega al pueblo que se vé recogido en una sumidad del terreno, sobre la cual se eleva el edificio parroquial casi en su centro, extendiendo sus alas sobre la población, de la misma manera que la clueca recoge sus polluelos temerosa de alguna desgracia y de amor llena, á la vez. No es extraño, vive rodeada de abismos, flotan en su atmósfera los malos génios. Durante nuestras escursiones, cuantas veces alargué el brazo conmovido por la influencia que causa lo grandioso y á la vez horrible, diciéndoie á mi compañero, Juan Ramon: «Mi¬ ra». Nos encontrábamos al comenzar el descenso del camino de Cortes. A nuestra derecha, nada notable. Un elevado peñón dónde el gavilán anida. A nuestra izquierda Hay sentimientos que se sienten, pero no se expresan. Una pelada ladera, rojiza, ocrácea, larga, elevada, sin vegetación casi, casi cortada verticaltnente teniendo en su base una cinta de plata habitadora de los abismos y aprisionada entre rocas; ni murmurante ni melancólica, porque en este país, ni los rios, ni los arroyos murmuran, ni son sus aguas Lianquilas, sino que braman y rugen, corno la tempestad que los produce. En el fondo del cuadro, el monte de la Venta, dándole más horribilidad con su color rojizo, exaltado por las postrimerías del astro del dia. Y allá en lo alto, nada: n¡ cielo, ni nubes: la Loma levantando su cabeza é impidiendo que un girón celeste con su sonrisa, rompa tal cuadro dantesco. Algo de sulfúreo, infernal, diabólico, vaga por aquellas cercanías que atrae y subyuga, como fascina todo lo grande aunque eso grande sea horrible. Tan solo falta aquí los choques de dos trenes apareciendo por boca de obscuro túnel, calderas de vapor, hornos do fundición, montones de hulla, olor de brea y azufre para creer que estaban funcionando las fraguas del infierno. Todo debe ser extraordinario en este país. En efecto, así sucede, según se desprende del estudio de su Flora. Hasta sus plantas son raras. Sin embargo, yo adoro este país que multitud de veces hollé en busca de una planta; yo adoro este país por sus abismos y peligros; yo adoro este país, porque segun he observado basta el amor de sus mujeres atrae, como atraen ios bordes de sus principios. No estrañe, pues, porque bajo este girón de cielo more gente de buena voluntad y las mujeres más hermosas de aragon. Carlos Pau. Olba y Abril. NOTICIAS GENE ti ALES. Que venga él que quiera. — Los dias 30 y 31 del actual, y coa motivo ; de la féria de Teruel, los pasaremos en dicha ciudad. Nuestra residencia durante aquellos dias, en la Fonda del Túria, donde los amigos que quieran acompañarnos encontrarán un esmerado servicio, delicado menú y sobre todo economía. A nosotros, que quisiéramos procurar el bien de todos, así nos lo ha prometido el dueño de tan acreditado estábleciiniento, al que hay que dar crédito por la galantería y bondad con que acostumbra á tratar á sus huéspedes. En dicho establecimiento, á las 10 de la mañana del 3 1 , tendremos una pequeña reunión de los qué, huéspedes ó no, quieran honrarnos con su presencia, y en la que nos comunicaremos nuestras impresiones v demás asuntos referentes á la Asociación. En nuestra calidad de Presidente, bien podíamos haberos citado en forma oficial, etcétera, pero como apenas si hacéis mérito de nuestras observaciones y temerosos del fracaso número 100, hemos preferido hacerlo asi. Con que, lo dicho, que venga el que quiera. De lodos modos, y para arreglar cuentas con la imprenta, suplicamos y encargamos á nuestros corresponsales , se dignen girar, ó mandar por el medio que puedan, (dicho día 31, á nuestro nombre y en el referido establecimiento), las cantidades que obren en poder, ó cuando ménos nota de io recaudado. De El Diario Médico Farmacéutico. — El Sr. Sastrón, diputado y comprofesor, está llevando á cabo una brillante campaña en pró de la clase médico-farmacéutica, digna del mayor encomio, toda vez que no estamos acostumbrados á ver tanto celo y actividad en los Médicos representantes de la nación. Gracias á este interés que por la clase viene demostrando, ha conseguido, entre otras cosas, que se consignen en los presupuestos, no uno sino tres millones para el pago de peritos y de cuya cantidad se destinará la mayor parte á los facultativos que intervengan con aquel carácter, en las causas criminales. Felici'amos al Sr. Sastron, ya que sabe y quiere ser útil á la profesión á que pertenece. En cambio, algnn otro diputado médico, estudia discursos para hacer reír á las gentes y ensalzar á los guardacantones con esclavina. ¡La ley de las compensaciones!