LA ASOCIACION. cita en Albaida, pues ¡a he visto en los ribazos de la Puebla de Arenoso (Castellón), escribo esto. Esta planta es la misma que existe en Vallvidrieras (cerca de Barcelona) junto al mismo camino que conduce al Pantano. Comparadas las dos plantas resultaron pertenecer al mismo grupo específico. Es fácil que la planta de Albaida sea el prosiratum, pero lo que es en la parte boreal de Valencia no he logrado encontrar esta especie. Lo mismo acontece en el Aragón austral. El único lithorpermo que abunda en las dos últimas regiones es el ffuticosuni, pues si bien es frecuente el offidnccU, no es tan abundante. Vàolsae del Arágón meridional. Las únicas violad que he logrado encontrar en la parte austral de Aragón son las siguientes: Viola hirta (?) L. Igual á la de Peñarroya sospecho que debe ser. — ¿A qué decir más? V. adovata L. V. arenaria DC. Su área de dispersión se observa bastante estensa. V. Encorum Rhb. General en la cuenca del Mijares. (Nueva para Aragón.) V. camina L. Rectificaciones. Suprímanse de mis relaciones de illo tempera las siguientes especies: Tamarix Galilea, Cotoneaster tomentosa et Stchys alpina. C. Pau. De La A lianza Veterinaria que se publica en Játiva, tomamos lo siguiente que acerca de la vacunación anti-carb ancosa publica nuestro compañero Veterinario D. Justo Celina, de Albal ate del Arzobispo Es un trabajo que honra á la clase y por «lio gustosos le damos cabida. «En Febrero del corriente año, y después de consultar á mis dignísimos compañeros Sres. Ar202 y Díaz, acerca de este interesante asunto, tne decidí á emprender mi tarea, inoculando con el virus atenuado de primera inoculación, 32 reses lanares, de diversas edades y sexos, y i0' cabrías, de tres á cinco años, y dos asnos de un año. A los i5 días, se repetía la operación con el virus de segunda vacunación. Tanto en la primera como en la segunda de estas operaciones, los animales que las sufrieron, no'experimenta^on la más leve molestia. A los ig días, después de la segunda vacunación, se procedió á la prueba, para lo cual, mandé traer de París un tubito <|e virus sin atenuar ó mortal, á cuya acción deletérea, fueron sometidas ocho reses lanares, inoculadas preventivamente, cuatro cabras tam- en vacunadas, y cinco reses lanares sin vacu¬ nar. De lás ocho primeras, perecieron dos del noveno al duodécimo día; las cuatro segundas murieron todas ellas del tercero al quinto día, y^ de las cinco últimas, ó sean las no vacunadas, fallecieron cuatro del cuarto al sexto día. Aquí, como se vé, los resultados, si bien satisfactorios en ambas inoculaciones preventivas, no lo fueron igualmente en la verificada con el virus mortal, porque si bien de las ocho reses lanares vacunadas preventivamente se presentaron seis refractarias á la influencia mortífera de aquél y aún en las dos que sucumbieron tardó más tiempo en desenvolver su acción; sin embargo, las cuatro reses de pelo que también se hallaban vacunadas anteriormente, como 3'a he dicho, murieron rápidamente. Es de advertir, que las seis reses lanares que murieron, presentaron todas ellas los síntomas característicos de la explenitis carbuncosa; de las cuatro cabras, dos presentaban iguales síntomas que aquellas; pero en las otras dos, aparecía una gran inflamación de carácter gangrenoso, que desorganizó toda la pierna derecha, que es donde se ingirió el virus, invadiendo hasta la región inguinal y el riñon del mismo lado. Hasta aquí mis primeros esperimentos; pero en Marzo siguiente, á instancia de D. Joaquín Martínez y D. José Monzón, de Hijar, procedí á la vacunación de sus ganados, compuesto el primero de 700 reses lanares y i5 machos cabríos, y el del segundo de 5oo cabezas también lanares, de todas edades y sexos. Para que sirvieran de tema ó punto de comparación y poder comprobar con más precisión los efectos de la inoculación, se dejaron 98 borregos del Sr. Martínez sin vacunar, los cuales han usado de los mismos pastos é iguales abrevaderos y corrales; en una palabra, han tenido en un todo el mismo género de vida que los demás rebaños inoculados Los resultados obtenidos en las dos vacunaciones preventivas, fueron: en las 700 lanares del referido Sr. Martínez, una baja, y en las 5oo del Sr. Monzón ninguna; pero en los i5 machos cabríos hubo tres muertos, que fueron los más viejos. En los seis meses siguientes que han mediado hasta la fecha, y siendo la época más propicia para el desarrollo de la hacera, no ha habido en las 1.200 cabezas de que constan ambos rebaños, más que una sola baja, mientras que de las 98 no vacunadas, perecieron 12 en el mismo plazo. En Abril siguiente, vacuné 70 cabras de Don Florencio Lencina, de esta villa, de las cuales murieron dos de tres años de edad. Es de advertir que entre estas 70 cabezas, había i5 chotas de dos á tres meses de edad, y resistieron perfectamente la vacunación. Desde entonces, ya no ha experimentado ninguna baja más. En Junio último operé 100 cabezas lanares de D. Nicolás Bonias, también vecino de esta villa, sin que ni en consecuencia de las inoculaciones ni de la enfermedad, haya sufrido pérdida alguna hasta la fecha.