LA ASOCnriON. vencia de tautos descubiertos como liabía cuando tomó á su cargo la provincia, dicha Junta provincial, de unánime conformidad, acordó un expresivo voto de gracias al Sr. Gobernador D. César Ordáx AvecilUi, por su incansable celo en bien del Magisterio j de la enseñanza, al regularizar este y otros importantes servicios como previenen las disposiciones vigentes. — Lo que por acuerdo de la Junta comunico á V. S. para su conocimiento y satisfacción.» No pertenecemos á la dignísima clase del Magisterio; así que nuestros elogios no parecerán interesados, pero esos mis aplausos, que arrancad nuestra independencia la levantada conducta de nuestro Gobernador, y otros mas cariñosos si cabe, esperamos prodigarle el día que nos presente cuenta clara y detallada de ü.. Martín de la Vara. Adelante, pues, y á buscar el paradero de aquellas 33.000 pesetas del cólera. Y lo buscará, pues en eA v Boletín oficial ruim. 105 publica una nueva circular previniendo que si en el improrrogable plazo de ocho días no cumplen los Sres. Alcaldes de gran número de pueblos que cita, emulo se les llene interesado en circular inserta eu el Boletín oficíul correspondiente al 18 de Enero último, sobre remisión de una relación que comprenda todas las cantidades y especies que recibieron en e1- año de 1885, para alençio' nes del cólera, con expresión de la procedencia del donativo, les impondrá el máximum de la multa conque desde luego quedan conminados. Conque á imponer multas á los morosos y basta también de prórrogas. También el Ayuntamiento de Valderrobres, en sesión celebrada el 19 de Febrero último bajo la presidencia del Teniente Alcalde don Manuel Salvador, «acordó por unanimidad dirigir ün voto de gracias al M. I. Sr. Gobernador civil de la provincia D. César Ordáx Avecilla, por el incansable celo que desplega de continuo eu todo lo que tiende á favorecer y mejorar los intereses tanto morales como materiales de la provincia en general....); Mucho nos satisfacen las simpatías que á los pueblos merece la conducta de nuestro Gobernador, pero mas aún, el que ellas sirven" para centuplicar el celo y la laboriosidad en pró de los intereses de la administración cuya superior dirección le está encomendada. El Gobierno debe tener muy en cuenta estas manifestaciones de, la opinión y premiar de algún modo los merecimientos del que también secunda su acción desde la esfera en que, con gran contentamiento de la provincia, lo tiene colocado. A ios Spo». V«íeráüíariíts. — La «Lig'a nacional de los Veterinarios españoles» á la que pertenecen la parte mas ilustrada y nu¬ merosa de la clase como también todas las Asociaciones Veterinarias, van á presentará los altos poderes del listado, uim exposición pidiendo que se suprima para siempre la De legación régia que pesa hoy sobro la Escuela de. Veterinaria de Madrid. Con este motivóse cuentan ya por miles las firmas de Veterina' rios pidiendo lo que con ra/ón se llama un contra sentido, y nuestro particular amio-n I) -egundo Salvador Virache, animado de los mejores deseos, publica en la «Caceta Védico-Veterinaria» una circular de Ja «Asocia' cióu del partido de Aliaga de la que és digno Presidente», invitando á sus componentes v á la clase toda de esta provincia á que suscriban la susodicha exposición. Hasta ahora constan las firmas de D. Joaquín Millán, 1). Antonio Escorihuela. D. Ignacio Buj, D. Pedro Antonio Grau, l). Ignacio Bernal", D Jaime Royo, D. Juan Alegre, D. Jaime Noy, D. Juan Fabián, D. Jerónimo Alquezar, D. Silvestre Mateos, 0. Silvestre Marín y D. Ra ael Planas. Esperamos, que con la publicación de esta crónica y siendo muchos los Sres. Veterinarios suscritos á La Asociación se apresurarán á mandar sus nombres para que figuren junto al de estos profesores, y para ello, bastà dirigirse en carta al referido Sr. Virache, en Ejulve, ó al Presidente de la «Liga nacional de Veterinarios españoles,» Ballesta, 17, principal, Madrid. A Ises seaaos'es jis'astiiiísísaíffis. — No menos merece nuestras simpatías esta humilde y trabajadora clase, asi que como los anteriores hallarán en nosotros todo el apoyo que su olvido, de parte de todos, merece. En nuestro colega «El Practicante» de Zaragoza, tienen un valiente defensor, y ya en otras ocasiones hemos manifestado el gusto con que veríamos que los de esta provincia se suscribían y empapaban de las doctrinas que para su mayor dignificación vierte. En él, pues, y su número 94, publica una carta D. Juan Omella, practicante de Mon royo, en la que se queja amargamente de «la abundancia de la clase, la poca dignidad de algunos de sus individuos, la negligencia de las autoridades, del poder caciquil que hacen que nuestra desdichada profesión se halle abandonada,. .» de que en su pueblo de 1237 vecinos «se complacen en ayudarle cuatro practicantes y por añadidura un intruso: que este se halla establecido en un pueblo limítrofe llamado Rafales» y termina con censurar á las autoridades que lo consienten y rogando al director del periódico llame «la atención de quien puede y debe evitar estos escándalos...» Al pié de esta carta pone el apreeianie colega el siguiente llamamiento, que literalmente copiamos y dedicamos á los á qinene alude: