La ASOCIACION. te triste; nadie nos defiende, menos nos amparan, somos huérfanos en el poder, en la prensa, •en los pueblos, en todas partes, y con aquellas virtudes podemos conseguir por nuestros propios merecimientos lo que la sociedad sin razón nos niega, consideración. Para el segundo, debemos presentar, y como la ley manda, nuestros títulos á los señores Subdelegados; que estos lleven la lista de todos y con arreglo á ella deducir los intrusos de todos los partidos. Sin la protección de los señores Subdelegados, nuestros esfuerzos serán estériles para combatir el intrusismo, y esa protección nosotros mismos podemos alcanzarla con solo presentar nuestros títulos en la Subdelegación respectiva. Esto no era menester que yò lo diga, la ley lo exige y al buen celo de los señores Subdelegados compete su cumplimiento; pero desgraciadamente no son estos señores los que mejor se portan con nosotros al objeto de perseguir los intrusos. Para alcanzar el tercero, ese apoyo de los señores médicos, procuremos secundarles en sus trabajos, respetar sus disposiciones, no criticarles ni desoír sus amonestaciones Desde luego que yo supongo que todos así lo hacemos y procedemos de mejor fé, ¿pero podemos decir lo mismo de los miramientos y consideraciones .que ellos nos guardan? Estos, son los quede más cerca y mayor interés deben mirar por nuestro ■prestigio; estos, en quienes tenemos cifradas nuestras esperanzas; estos, nuestros baluartes...... pero muchos estos, por desgracia, no -solo nos dan consideración, si que nos la roban; no solo no nos apoyan, si que nos derriban; no .solo no protegen, si que están usurpando muchas plazas que debían ocupar los practicantes. Si trabajamos por hacer algo en favor de lo .mucho que podemos poner de nuestra parte para que esos tres ideales estén completamente identiíicados con nuestras aspiraciones, habremos hecho una buena obra, que la salvación de jiuestrá clase estriba principalmente en esos tres puntos, consideración social por un recto proce'der, protección en los señores Subdelegados por un mero cumplimiento de la ley y apoyo en nuestros médicos por una mancomunidad de respetos, tolerancias y demás que exige una re.gular educación. Si así lo hacemos, sí con nuestra conducta merecemos tener de nuestro lado esos apoyos, lo demás se nos dará por añadidura. Estodicta la sana razón, estoaconseja la moral profesional, diferencia en el derecho, en la categoría; pero reciprocidad en el deber, y nuestro deber es respetar y el de los otros fomentar el buen concepto que debemos merecer á los clientes. Si estos tres puntos pudiéramos inculcarlos en el ánimo de nuestros amigos los practicantes y vice- versa, si nos miráramos y protegiéramos como buenos hermanos, ni había necesidad de reglamento, ni de ampliaciones de nues¬ tra carrera, ni de nada: ¿para qué el primero si nadie obedece? ¿qué conseguiríamos con la ampliación si el gobierno nos miraba con la indiferencia de hoy? La base está en lo que os he dicho, y sobre ello en hacernos merecedores de la protección de nuestros médicos que hay muchísimos que no nos la niegan pero que todos unidos podíamos alcanzar beneficios comunes á una familia por demás desgraciada. De seguir en esta situación tan lamentable, tan impropia de quienes poseen un título, tan bochornosa nada me importaría trocar mi título y mi profesión por la ignorancia y el proceder del más profano, que nada siente ni nada le hiere aunque todo le ofenda. No hay que encogerse de hombros, ni mostrarse indiferentes, compañeros practicantes; llevemos cada cual nuestro grano de arena á la defensa mútua, que si no, el edificio se desmorona y acabará por hundirse y cuyos escombros á todos envolverán. No lo olvidéis, el remedio está en todos, el deber de emplearlo á todos llega, como la responsabilidad á todos alcanza. Los señores Subdelegados oirán nuestras exhortaciones, los médicos también, hagámonos dignos de su consideración. A intentarlo se dirigen los esfuerzos del practicante. borres cía. D. J. O., San Martín del Rio.==D, M. M. me entregó 10 pesetas. Pagado fin Diciembre 87. Por lo demás, ' bien sabe el interés vivísimo que tengo por la candidatura del entusiasta aragonés D. Domingo Gascón. Usted, como los profesores y personas de criterio, la deben apoyar. Tanto como el triunfo, lo que nos interesa saber para las campañas periodísticas del porvenir, es, si las personas ilustradas, independientes, de criterio propio y posición social, están al lado del hombre laborioso cuya candidatura significa una protesta contra el cunerísmo que nos deshonra, D. P. C, Torrijo. — En contestación á la suya le repito lo que al anterior. Gascón, es merecedor de la confianza de todos, que nadíe como él, ni más que él, ha mostrado interés por los del distrito cuya representación solicita. Ahora usted obrará con arreglo á conciencia, pero sin olvidar que más que hombre de partido. Gascón representa una aspiración general que solo puede frustrar la falta de resolución y patriotismo de todos. D, A. G., Monreal. — Vivo sin ley y sin rey; no tengo patria ni hogar, en esta cuestión, como dice el hermano de leche, Garcés tiene carta blanca para todo, y ai que le parezca mal