LA ASOCIACION. LA DEFENSA DEL PRACTICANTE. ¡Wlva la asoeiaeiósa! Mantener inhiesta la bandera de asociación^ que bajo ese epígrafe tremola en nuesta mano, para conseguir del Gobierno la tan cacareada ampliación ya solicitada por miles de profesores en Mayo de 1886 ai Sr. Montero Eíos, en aquella época Ministro de Fomento, y hoy según leo en un periódico profesional elegido Presidente de la Comisión del Senado, sobre el proyecto de ley reorganizando el Consejo de Instrucción pública, es lo que nos proponemos. Hoy la suspira y desea la clase toda, todos aquellos que sienten latir su corazón, todos ios que tienen sangre, aquellos mismos que desean salir del ostracismo absoluto relegados al olvido, esos practicantes que han cursado oficialmente la carrera, esos que tantos ■desvelos les cuesta ese título que es tan bueno en su clase como otro título cualquiera, nada mas que no llena las aspiraciones de los mas y las necesidades de los actuales tiempos muy diferentes de los tiempos pasados, alia por el año 40. Además que los adelantos de la ciencia médico quirúgica se han enriquecido con millares de descubrimientos y hoy necesitamos otra reforma y no la del señor Canalejas •que jamás aceptaré aquel enjendro de Reglamento, censurado y criticado por la prensa .Médica. Hoy la regeneración la pedirán conforme está solicitada y esta es mi misión. Para ese objeto emprendí nuevamente la campaña, bajo el título La defensa del Practicante en La Asociación, que me fué concedido porque el señor Garcés conoce muy bien las necesidades de nuestras clases, y me cede un pedazo de su periódico para los casos y cosas consignados, apesar de los malos comportamientos de varios de nuestra ajusticiada clase. Insistiré y siempre insistiré hasta que los corazones de los poderosos se ablanden y nos oigan, ya que hasta de aquí han hecho el sordo á todos nuestros lamentos. En el año 85 guiado por el Dr. Ordáz, empecé la propaganda correspondiente, la que dió por resultado la formación de las juntas de partido. Acepté el nombramiento de Coresponsal para esta provincia del valiente El Practicante, de Zaragoza. Trabajé la asociación, la que conseguí en casi toda la provincia de Huesca. Mis compañeros do la provincia de Zaragoza, y en su nombre la Comisión Gestora de la Asociación general de España me delegaron. ¡Qué bello! ¡Qué sublime! es ver reunidos formando asociación, la mayor parte de mis compañeros en las Juntas de partido y pro¬ vinciales; lanzándose á la calle en busca de su regeneración y en protesta y persecución del enemigo intrusismo, causa de nuestros males, con el sueno dorado de esa reabilitación social qué el ministro de Fomento no nos dá como deseamos. Luché contra el intrusismo y sus causas. Reñí con sus protectores. Acepté luego el nombramiento de presidente honorario. Continúe el palenque periodístico en varias publicaciones, por cuyo motivo me he visto perseguido, y hecho víctima por el denigrante caciquismo de los pueblos; he sido la presa por perros rabiosos de intrusos y sus padrinos; me sentenciaron á su gusto por decir la verdad desnuda, por defender mi honor, por vomitar lo que á todo ser honrado repugnaba y repugnará siempre. De esta manera, he continuado postergado. Por hallarme al frente de un ejército que aunque humilde y anémico, falto del hierro necesario para la vida, es respetable, porque constituye una clase ilustrada y la más importante de la sociedad, la que se dedica al alivio de nuestros semejantes. Por eso, odio jefaturas y no estoy por esclavitudes ele ningún género; por eso he pasado tantos calvarios, y privaciones, y nuestra clase permanecerá en el purgatorio terrestre hasta que levantados en masa al grito santo do asociación, justicia, ley y fuera intrusos, lo arrastremos todo y todos Todo lo he sufrido con paciencia, tan solo por el entusiasmo, por la fé, por la constancia de ser siempre el mismo. ■ Todo por y para los practicantes; por eso trabajo \&asociación. ¡Apesar de haberme abandonado los que mayor beneficios y favores recibieron de mí, dejándome en el ataque enchiquerado! Asociación, es lo que deseo de todos para llegar al colmo de mis deseos. Asociación, necesita la benemérita clase de practicantes, para llegar á ser Cirujanos Practicantes. Asociación, tienen las plantas, las aves, los ■animales, los minerales, los gobiernos y todas las clases sociales menos la nuestra Véngala asociación para acudir en demanda de justicia al Excmo. Sr. Ministro de Fomento, á los Sres.. Rectores de las Universidades, á los Gobernadores civiles, á los Diputados de laNaciónyá los jueces y Magistrados, á ver si con la unidad de la clase, conseguimos lo suspirado, expulsando de las plazas de Sanidad civil y militar á todos los intrusos, tantos y tantos que se cuentan hoy sin el título oficial competente. (Véase el difunto Eco del Practicante.) Han sido atendidos los maestros de escuela, ¿y por qué, Excmo. Sr. Ministro, no lo hemos de ser nosotros? ¿Nó es mas caro y costoso el Practicante? Vosotros los Navarro Sierra, Franco, Lacambra, Maza, Martínez, Bartolo