la verja encargada a Trujaron, y con fecha 26 de aquel mes el comisionado redactó por sí mismo un informe que envió al rey, y que a continuación reproducimos. Dice así : Memoria de lo que he visto en Çaragozsa. — Primeramente yo he visto en un obrador grande que esta hecho araposta de nuevo junto a casa de donde vive Guillen de Tuxaron dos pedestales de las pilastras que han de servir para la rexa mayor que tienen de alto dos pies y medio y de largo treze pies y estan en cuatro pieças que las dos son dos pedestales dóricos con sus basas encima que arrimaran a las pilastras de la Yglesia y estan hechos los corrientes de las puertas de un pedestal al otro con sus repartimientos cuadrados dentro y sus molduras álderredor todo ello bien vaziado y limado de latón fino que; parece el oro y estan vaziados delgados conforme a lo que ha de servir y todo esto tien por la parte de dentro sus tablas de alaton muy ajustadas por respaldos con sus molduras arriba y abaxo limadas y no estan del todo acavadas y polidas por dexarlo a la postre. Viene sobre estas basas sus pilastras del mismo alaton que se muestran por tres partes con sus molduras y rebaxos en el medio conforme lo dicho y tienen de alto mas de doze pies sin basas y capiteles son .todas de una pieca cada una que tienen mas de un pie en quadro y parecen bien cierto. También he visto quatorce balaustres que estan mas de mediados y lo que falta de ello para acavar lo estan acavando los oficiales que cada uno de ellos metidos en sus varras de hierro son tan altos como las dichas pilastras de 13 pies labrados con gallones vuecos y otros relenados. Asi mismo tienen derecho para encima de esto los dos capiteles dóricos que vienen encima de las dichas pilastras todos dos vaziados enteros sin pedazos limados y acavados que quasi no le falta sino darle lustre. Para encima de esto tiene hecho una pieça grande costosa que es el arquitrave friso y cornisa que corre por encima de los dichos balaustres y capiteles con sus dos resaltos y molduras por ambas partes que tienen de alto poco menos de dos pies y de ancho por encima de otro tanto que cierto es grande pieça y le falta poco que acavar. Encima de esta cornisa viene el pedestal del remate del cual no esta hecho aun mas de la parte de fuera y esto no esta mas de vaziado sin haver entrado lima en ello hasta agora. He visto quinze, moldes de barro que a un grande fuego los esta esxugando que dize son la otra mitad del remate con otras pieças y parece ser ansi por tener el talle y tamaño del otro. Hele preguntado por las bolas que vienen por fin y remate della dicha obra y dize no estar hechas aun pero me mostró una de madera que tiene por patrón para vaziarlas. Todo esto seria muy largo de escribirlo porque al verlo es deferente ansi por ser grandes pieças como, dificultosas de vaziar enteras y derechas como estan que entiendo contentaran mucho a cualquiera persona que la vea pues a mi me no han parecido mal antes pense no ver tanto aunque me lo avian dicho. Hele preguntado ansi de uno que cuando lo podría llevar y me ha dicho que en fin de mes de agosto que vendran pero yo no lo creo porque ay aun buen rato que hazer con todo que oy lunes he visto siette o ocho oficiales sin el dicho Tuxaron que no entienden en otra cosa y me ha dicho que quier scrivir a su Majestad por dineros que proveerse de cosas que le faltan y pagar oficiales y senifica la necesidad por haver gastado mucho en fabricar el dicho obrador y aparejos y metal porque dize tiene por cierto de encargarse de las demas obras que quedan por hazer del monesterio de San Lorenzo". Hasta aquí Pompeo Leoni. Por la Memoria del famoso escultor se descubre toda la actividad que halló en el taller de Trujarón, y cómo éste esperaba que el rey le enviase dinero para continuar su trabajo. Corría prisa que estuviese terminado, porque para aquella fecha la obra del monasterio, del edificio, debía estar tan adelantada como nos indica el que Pompeo Leoni redactaba su Memoria a fines de marzo, y el 23 de junio de aquel mismo año fué la fecha en que se puso la cruz en lo más alto del edificio, colocándose la última piedra el 13 de septiembre de 1584. Un año antes, en 1583, fué cuando se fundieron en Zaragoza las rejas de bronce que en el Escorial debían procla-' mar, por los siglos de los siglos, las excelencias artísticas del herrero zaragozano Guillén de Trujarón... (Fotos Mora) J. García Mercadal. NUESTRA PORTADA Infinidad de veces ha sido llevado a las artes plásticas la representación del caballero San Jorge en esta versión, que seguramente tiene más que ver con los poemas amatorios y libros de Caballerías medievales que con los severos estudios hagiográficos de los Bollandistas. El santo mártir de Capadocia era entre la nobleza su flor más esplendorosa; tiempos de guerreros, sí que también de cortesanía, el culto a la mujer, elevado a su forma más sublime con el culto a María que amorosamente manda su tenue sonrisa desde la portada de la Catedral...; por esto los pintores e imagineros no dieron tregua a sus actividades llevando a sus obras la conocida escena en que el santo da muerte al dragón infernal para libertar a la princesa legendaria. Este ha sido el momento escogido por Miguel Colombe en el relieve que decora nuestra portada que labró en mármol de Italia en 1.508 para el castillo de Gaillon, artista que es incluido en el renacimiento francés pero al que su espíritu medieval le sale a la superficie en casi todas sus obras; así las formas están tratadas con una perfección — sobre todo en la parte central — que trae a la memoria las obras italianas ; pero la princesa es una dama de corte francesa y el monstruo ^ — 'bien tratado, pero poco gracioso — evoca los aparatos escenográficos de los dramas sacros que tanta boga alcanzaron por aquellos tiempos. Miguel Colombe nació en Saint Pol de León (Bretaña) en 1430 y murió en 1512; comprende, pues, la mayor parte de su vida del siglo xv, y es un claro ejemplo de cómo el espíritu de la edad media, impulsado por los perfeccionamientos de la técnica iba creando el renacimiento por cuenta propia, aunque después favorecido por la corriente humanística, que más o menos intensa existió en toda la edad media, tomase Italia la dirección del renovador movimiento. En Colombe apreciamos con toda claridad el cambio de trayectoria operado en el Arte de una a otra edad ; en los tiempos medios están los artistas para servir los grandes ideales de su tiempo ; el renacimiento vuelve por el culto a la forma, tendencia que ha sido enjuiciada por los críticos de muy diversa manera y que condujo, cuando el artista no tuvo genio para sobreponerse a este formalismo, a un virtuosismo, frío y correcto, de gran aceptación entre el público. En España el potente genio nacional, lleno de personalidad en aquel siglo, impidió el caer en estos academismos, y produjo ese arte violento, pasional, incorrecto a veces, pero nunca vanal del que a pesar de la incuria y la rapacidad de los hombres aun están llenos nuestros templos. Hermanos Albareda, 64