Rincón de la plaza de Tolva (Huesca). (Fot. Mora) salidas impostas de piedra que reciben los arcos. Otro ejemplo mude j arista lo hemos encontrado en Ejea de los Caballeros, consistente en una orla de tacos cuadrados que sigue la dirección de los arcos, detalle ya observado en la torre turolense de San Martín. Otra particularidad de esta casa es la ancha zona bajo los ventanales, encerrada con dientes de sierra, con variadas formas que afectan balaustres bajo círculos. Algunos de estos elementos cópianse en otra casa de la misma villa. En una casa de Borja, las aristas de los intradoses van achaflanadas con ladrillo curvado, innovación que tiene contacto con el mirador de una mansión de Sangüesa. Los Seminarios de Zaragoza y Teruel, muestran en sus grandiosos miradores algunas nuevas diferencias con relación al patrón general descrito. En el de Zaragoza (siglo xvii) el espacio está dividido por pilastras que llegan hasta la cornisa, también de ladrillo, con resaltes en la parte superior que afectan el collarino y capitel, encuadrando triple arco, también con capitel simulado como en los ventanales inferiores de las repetidas torres de Teruel. Varía algo la composición en el del Seminario turolense (siglo xvm). Construido en piedra los ventanales se enmarcan en alfiz con rebajo. De proximidad estilística, aunque anterior (siglo xvi) es el del palacio Parcent, en Teruel, análogo al de Zaragoza, pero en piedra y suavizando las aristas del ladrillo por achaflanados intradoses y arquivoltas, como bocinadas, y también el de los marqueses de Villafranca en Villafranca de Ebro (1678). Los hay parecidos en Tudela y Andosilla. Uno de los más bellos y celebrados es el de la Lonja zaragozana. La gallardía de su traza va realzada por bustos escultóricos colocados en antepechos, enjutas y otros espacios. Aunque puede invocarse como referencia el palacio Riccardi, de Florencia, es muy verosímil que sus precedentes en Aragón sean plenamente góticomoriscos. El arco cobijando doble ventanal mainelado y con óculo en su enjuta, lo encontramos desde el siglo xiv al xvi con arcos apuntados en multitud de torres mudé jares aragonesas y bastará con citar las de la Magdalena, San Pablo, San Gil, San Pedro y San Juan, en Zaragoza, y en las de Alagón, Tauste, Puebla de Alfindén y Longares. Lo mismo en el minarete de Jesús, de Damasco. El conocimiento del autor de esa estupenda construcción de importancia capital en la arquitectura aragonesa, es debido a J. Camón Aznar. Terminaron las obras en 1551, bajo proyecto presentado en 1541 por Juan de Sariñena, a la sazón maestro de villa, equivalente a arquitecto municipal. Los círculos en antepechos y enjutas fueron reproducidos en diversos edificios importantes de los siglos xvi al xvm, aunque sin las cabezas escultóricas que ostenta la Lonja. Interesante es en este orden, el mirador del palacio mandado construir por Felipe V (1728) en el castillo de Alcañiz, de enormes proporciones y arquerías no geminadas. El ejemplo más identificado con el de la Lonja figura en el Santuario del Pueyo, en Belchite, con elementos barrocos resueltos con ladrillo curvado. Diferente aspecto tienen los ventanales pétreos de la provincia de Teruel. Acostumbran a ser de pequeño tamaño, completamente lisos o enlazadas las cabeceras por moldura que sigue el arco ; unos filetes o molduras lisas forman las impostas. Los hay en Valderrobles, La Fresneda, Calaceite, Sarrión, etc. El Ayuntamiento de Valderrobles copióse casi 30 Alero de una casa de Ejea de tos Caballeros (Fot. Mora)