Castillo de Laya na (Fot. Aríajona) otivos para un estudio lgunasi veces he oído decir que todos tenemos algo de locos y algo de poetas, y yo añadiría que también tenemos algo de apetito de aprender. Afortunadamente, vamos- haciéndonos a la ampliación de nuestros conocimientos en materia de la riqueza que en nuestras respectivas regiones se consrva. Y no poco ha contribuido en esta región el "Sindicato de Iniciativa y Propaganda de Aragxm" y su revista Aragón.. Me permitirá pues, mi buen amigo don Eduardo Cativiela, su dignísimo director, le dirija estas líneas, no de un literato ni financiero, pero si de un artesano contagiado ya, como otros muchos, de esta fiebre que se observa de conocer lo nuestro, para relatar un ensayo de viaje, de grandisima importancia para el objeto que nos proponemos. Érase un día de julio del año de gracia de mil novecientos veintienueve. Habíamos salido de la histórica puerta del Carmen, altar de la Patria, a las cinco de la mañana; llegamos a la señorial e importante población de Egea de los Caballeros, después de pasar raudos por la simpatiquísima de Tauste y llegados que fuimos a la fidelísima villa, nos dirigimos al término y meta de nuestra excursión. ' Había prometido a mis buenos amigos don Prudencio Sanz y don Francisco Artajona llevarles a conocer algo de lo mucho bueno que en aquellas tierras se halla, de restos de antiquísimas generaciones de antiquísimos pueblos, y en efecto les llevé a visitar los Báñales, término que se encuentra a unes tres kilómetros de Sádaba y escasamente a dos de Layana. Llegados allí, visitamos la hermosa ermita de la Virgen de los Báñales, y, junto al edificio, el baño de los Emperadores romanos, a duras penas ; conservado ?, en un estado que da pena, y del cual damos una foto. Seguidamente pasamos a ver los pilones. Treinta y dos columnas romanas de construcción tan sólida como rústica, que han podido resistir los fuertes enmbates de los siglos y la falta de cultura de miles de generaciones. De allí pasamos- a Layana, lugar alegre y tranquilo que posee restos de un castillo medioeval, y después regresarmos aJ término de Sádaba. Fuimos a visitar el llamado vulgarmente "Altar de los moros", y que, según los eruditos y como puede leerse en su inscripción bastante bien conservada, es posible sea sepulcro de familia de los Atibas. Monumento que hoy se conserva gacias al celo del dignísimo Ayuntamiento de esa villa, ya que la ambición y torpeza de alguna mano criminal había comenzado a destruirlo. Como nuestro viaje habíamos de hacerlo en el día y habíamos de partir pronto, hubimos de aligerar y no visitar alguna otra cesa que, a mi juicio, tiene o debe tener (pues mi limitada cultura no me permite concretar con acierto) gran importancia arqueológica, tal como la Sinagoga y otras curiosas cerno el Pilón de Santa María, las Páticas de Roldán, la Rueca y el Huso, etcétera, Y de Sádaba nos trasladamos a Uncastillo, Castilliscar y otros pueblos, donde pude observar huellas de la dominación romana. Sacaremos como consecuencia la necesidad de preparar, bien organizada, una excursión para la que, sin temor a equivocarme, habrá de prestar su valioso e imprescindible colaboración el sabio y encariñado catedráíico don Andrés Giménez Soler, que habrá de recorrer nuevamente el itinerario que nos presentó en aquellas memorables conferencias de la Facultad, hace varios años. Al terminar nuestra pequeña excursión, uno de mis compañeros se lamentaba profundamente de las pocas facilidades y comodidades que encuentra el excursionista en España para admirar .los tesoros artísticos, mientras en otras naciones, para visitar cualquier objeto más moderno y de menos valor histórico, construyen caminos, carreteras y hasta ferrocarriles. Una vista de los Báñales, en Layana. (Fot. Artajona) 148