vado a dicho sitio hasta un centenar de magníficas coronas, algunas de ellas verdaderas obras de arte. Situadas las autoridades ante la torre y llena la plaza de público, se procedió a descubrir la inscripción, y al mismo tiempo la banda de música de la Milicia Nacional interpretó el himno "Cara al sol", que fué cantado por la multitud. El doctor Mum Sevilla pronunció el nombre de José Antonio y la multitud contestó con un "presente" unánime y emocionante. Dió a continuación los gritos de reglamento, que fueron contestados por el pueblo, y se tocó el Himno: Nacional, dando después el señor Muro el grito de ¡Franco!, repetido: por tres veces, que fué asimismo contestado fervorosamente por el gentío. Con esto se dió por terminado el acto, que resultó solemnísimo y en verdad severo y digno de la personalidad de José Antonio. Durante todo el día continuó el desfile de gentes llevando flores que eran depositadas al pie de la torre de la Seo. Asimismo fueron agotadas las existencias de flores del puesto que la Sección Femenina había instalado en las inmediaciones de la puerta de la catedral. En todas las fachadas de las parroquias de la ciudad quedó descubierto el nombre de José Antonio Primo de Rivera, como primer nombre de la lista de muertos de la parroquia que habrá de inscribirse en todas las fachadas de las iglesias parroquiales de la ciudad. EL IV CENTENARIO DEL ARZOBISPO DE ZARAGOZA DON HERNANDO DE ARAGÓN Antes de presentar a nuestros lectores la ilustre figura aragonesa del célebre arzobispo de Zaragoza don Hernando de Arag'ón, es preciso hacer un poco de genealogía. Los Reyes Católicos tuvieron una hija llamada Doña Juana la Loca. Esta casó con Don Felipe, el Archiduque de Austria. Carlos V y Don Fernando de Austria fueron hijos de Don Felipe y Doña Juana. El Rey Católico Don Fernando tuvo un hijo natural, Don Alonso de Aragón, arzobispo de Zaragoza, el cual, a su vez engendró dos hijos, llamados Don Juan de Aragón y Don Hernando de Aragón, que fueron elevados a la mitra arzobispal cesaraugustana. Así, pues, Carlos V. por línea paterna, era primo hermano del arzobispo de Zaragoza Don Hernando de Aragón, del cual nos vamos a ocupar, y éste, por tanto, era nieto de Don Fernando el Católico. Tanto el Emperador Carlos V como el Rey Don Felipe II, cultivaron mucho el parentesco con el arzobispo Don Hernando, y en su palacio se hospedaron siempre que a Zaragoza vinieron. Unos y otros jamás desmintieron su comunidad' de sangre. El día 20 de mayo de 1539, Don Hernando fué elegido arzobispo de Zaragoza. La ciudad debe mucho a él. tanto como !e deben el Monasterio de Veruela y los pueblos que constituían el Señorío de la Mitra. El próximo año, pues, se celebra el IV Centenario de fecha tan gloriosa para la Sede cesaraugustana. Fecundísimo fué el pontificado de Don Hernando en esta Diócesis. No es fácil hallarle parigual. Es esta figura una de las de mayor lustre y renombre en la Historia Eclesiástica de Zaragoza. Vistió el hábito de San Bernardo en el Monasterio de Nuestra Señora de Piedra (año 15^2). Pasó, por presentación de Carlos V. a ser Abad del de Veruela (año 1535). Diputado de Aragón, Visitador de ¡los MonaiSterios de Bernardos fué elegido arzobispo de la Sede de San Valero y San Braulio en la fecha arriba calendada. Un libro entero se podría escribir de este hombre preclarísimo, virtuoso y amante de las ciencias, letras y artes. Baste saber para los zaragozanos que amplificó la fábrica del templo de la Seo, labró el de Santa Lucía de Religiosas cirtercienses, de esta ciudad, edificó la Lonja; fundó y dotó la Cartuja de "Aula Dei", etc., etc. Nadie puede calcular los cientos de miles de escudos que invirtió en estas y otras obras. Era generoso y munificente, celosísimo en procurar el esplendor del culto divino para todas sus iglesias. Dejando las múltiples facetas de Su actividad pastoral y apostólica (ya habrá tiempo de hacerlo y deseo no me faltará. Dios mediante), voy ahora a dar a conocer unos datos interesantísimos, que constan en un "Diario" manuscrito, acerca de la construcción de las sepulturas dé alabastro y consagración de la capilla de San Bernardo (la Seo), en donde se hallan enterrados el arzobispo Don Hernando y su madre Doña Ana de Gurrea. Dice el referido "Diario" que el día 20 de agosto de 1553 pagó al Maestre Bernart Monero, por la sepultura de alabastro que le había hecho, 800 ducados ; y, por la de su madre al Maestre Juan Lizier, otros 800. También satisfizo en este día, por la piedra negra que sirve de lápida en esta capilla de San Bernardo y los pilares que la sustentaban, 50 escudos. El 2 de marzo de 1556, pagó a Guillén Fruxallon, por las rejas de las capillas de San Bernardo y San Benito, 1.800 escudos. Al año siguiente en martes 3 de agosto consagró el altar de su capilla, el retablo y las dos ricas sepulturas. Ocurrió de esta manera : El lunes, día 2, por la tarde, puso en un armario de la Sacristía de la Seo, dentro de una caja de marfil, otra cajita de plomo, en cuyo interior había una cánula de vidrio que contenía reliquias de San Jayme I de Jerusalén y San Esteban protomártir (de su propiedad), y un fragmento del cuero de San Vicente que le dió el Cabildo. En derredor del caño de afuera, iba envuelta una cédula en pergamino, con la leyenda dte la data y la concesión de 30 días de indulgencia a cuantos, en la forma acostumbrada por la Iglesia, visitasen la capilla el día del aniversario de la consagración. A las nueve de la noche, se juntaron en el lugar donde estaban las reliquias los canónigos Pérez y Miedes, con todos los capellanes del arzobispo, entonando los Maitines y Laudes del Oficio de Mártires y concluyendo con la oración de común y cita de los Santos, cuyas eran las reliquias. Después se quedaron velando tres clérigos. El martes, a las cincoi de la mañana, vino el señor arzobispo con sus criados y clérigos y algunos canónigos, e hizo el rito de la consagración del altar; habiendo, a su tiempo, sido llevadas las reliquias, púsolas en el sepulcro (ara) en medio del altar. Acabada la ceremonia y firmada la piedra que cubría el sepulcro con !a masa hecha de cal, arena ceniza y agua bendita, lo cubrieron con manteles y un cubrealtar de tela de plata. El arzobispo- dijo la misa cantada. Para este acto, había mandado hacer casulla, dalmática y gremial de rica plata. Ofició de diácono el canónigo Juan Miedes, y de subdiácono el racionero Jayme Serrano. Asistieron con capa Luis Otal. canónigo y enfermero, y Domingo Pérez. La misa fué a canto, acompañando el órgano, durando todo el oficio más de tres horas. Acabada la misa, publicadas lasi indulgencias y dadia la bendición solemne. Su Señoría se fué a su palacio muy acompañado y contento. El 12 de septiembre, fundó seis raciones en esta capilla de San Bernardo. Aun tardó a morir, después de esto, el arzobispo Don Hernando. 18 años. Orlando 203