Año XI V — N ú m . 159 Zaragoza, diciembre 1938 tZ 1 1*3% YESCAS Revista Gràfic ade Cultura Aragonesa Direccióny Administración: Plaza de Sas, 7 , bajo A L U DO A FRANCO: ¡ARRIBA ESPAÑA! U N PAPA DE TERUEL NOTICIAS DE UN MS. DEL SIGLO XV En el número 156 de Aragón correspondiente al mes de septiembre del corriente año 1938, se continúa el oportuno y concreto Indice geográfico informativo de tos pueblos de Aragón, correspondiendo el turno a la "Muy Noble, Leal, Fidelísima, Vencedora, Heroica y Siempre Heroica Ciudad de Teruel", que tan magníficamente ha acreditado la justicia de estos títulos en la épica lucha de nuestros tiempos. Allí, entre las cosas "notables que encierra esta gloriosa ciudad, se dice: "En la sala capitular de la iglesia de: Salvador, se encuentra embalsamada la cabeza del célebre Don Gil Sánchez Muñoz, que fué elegido Papa en 1423, y cuya dignidad rehusó, retirándose a la isla de Mallorca, ^en donde ejerció el Obispado, muriendo en olor de santidad". Esto trae inmediatamente a la memoria que también en Sabiñán, en el palacio de los Condes de Argillo, se conserva la cabeza de su antecesor, Pedro de Luna, al que también se le consideró algún tiempo digno de recibir culto. Estos dos cráneos son representativos de aquella época anómala en la historia de la Iglesia, y nos recuerdan el gran; Cisma de Occidente y su polarización aragonesa -en los últimos tiempos del mismo con todas las características raciales de esta tierra. Pedro de Luna (Benedicto XIII), el que con su férrea entereza, cultura extraordinaria, laboriosidad y competencia a toda prueba, magnanimidad de carácter, piedad nada común e ireprochables costumbres, consiguió sobre todos y por encima de todo^ morir sin quitarse la tiara. Gil Muñoz (Clemente VIH), quien con su bondad natural, modestia profunda y docilidad de carácter se desciñó la tiara y con gesto de complacencia y sonrisa de satisfacción renunció el Papado, terfhinando así felizmente aquella turbulencia, sostenida por el prestigio de un aragonés y terminada por 'a bondad de otro. Del primero se ha escrito mucho, unas veces alabando y otras "vituperando su conducta., pero casi siempre reconociendo, como es de justicia, sus extraordinarias condiciones personales; del segundo se ha publicado menos, y todo ello haciendo notar casi exclusivamente lo que le afea como dócil cooperador a la política de Alfonso V en su lucha con el Papa Martino V, que favorecía al die Anjou en las cuestiones de Italia ; pero- no se le ha hecho justicia en sus virtudes, de las que dió muestras principalmente en y des¬ pués de su. renuncia, pudiendo decirse que murió en olor de santidad. Aragón no puede olvidar a un hijo tan esdarecidio, y mucho menos Teruel, su patria, a la que tanto amó; si G. del Moral publicó en el citado número do Aragón su hermoso artículo "Un Justicia... de Teruel", podría publicarse también "Un Papa de Teruel", y para empezarlo, ofrecemos estas modestas notas tomadas de un manuscrito, hasta ahora -desconocido, y debido al ilustre aragonés don Carlos Muñoz Serrano, Doctoral de Tarazona, y después obispo de Barbastro, donde murió el 14 de marzo de 1604. Este benemérito sacerdote fué comisionado^ del Papa y del Rey para las divisiones de los Obispados de Huesca, Jaca, Barbastro y Teruel y de los Abadiados de Montearagón, San Victorián y San Juan de la Peña, recorriendo^ detenidamente todos estos territorios con un trabajo intenso en el que puso de relieve' su enorme competencia y su infatigable laboriosidad. Consignemos de paso que si Aragón le debe eso y mucho más en el orden eclesiástico, le es también deudor de valiosas aportaciones cívicas, ■ culturales y artísticas, no obstante , lo cual, es,' como otros muchos aragoneses, casi desconocido. ' , •, Al emprender su viaje por tierras aragonesas para mejor realizar tan honroea comisión, le rogó su pariente don Jerónimo Muñoz Serrano, de Calatayud!, que aprovechase esta buena coyuntura para recoger cúanjtas noticias le fuese posible sobre el linaje de los Muñoz y personas célebres de este apellido, lo que cumplió con singular satisfacción. En carta a don Lupercio de Argensola, con quien, así como con su hermano Bartolomé, tenía gran amistad, le notifica, que a instancias del dicho don Jerónimo había escrito un Códice sobre las personas señaladas del nombre y familia de los Muñoz. Cuánto le querían los Argensola se ve por uno de los párrafos de la dicha carta, que dice: "La mucha merced qUe Vm. y su hermano Bartolomé me hacen, y el amor que a mis cosas tienen, les da la cualidad que no merecen. Dígclo por lo de Tarazona, de que me hallo indigno". Le decían los Argensola que sería nombrado- para el Obispado de Tarazona, vacante por muerte del insigne don Pedro Cerbuna. El Códice, escrito en Zaragoza se conserva perfectamente en el Archivo de los Muñoz, signado con el número 1 221