Zaragoza, viern es 13 de abril de 1973 I I ESPAÑOLE S EL CONGRESO La Organización Sindical Española, por su % magnitud e importancia, es todo un mundo, el % mundo inmenso y vario del trabajo y de la % producción, pero de ninguna manera es un caos, % sino un conjunto ordenado, un cuerpo de ar% moniosa composición. Desde la Ley Sindical de 1971, y de acuerdo % con la nueva redacción del Fuero del Trabajo I establecida por la Ley Orgánica del Estado, 1 aprobada por el pueblo en clamoroso «referén% dum», reciben la consideración de organizacioI nes de derecho, las que ya eran organizaciones % de hecho de trabapadores y técnicos y de emg presarios, con la natural función de represeni tar y defender los respectivos intereses, y con 1 garantías plenas de autogobierno democrático i y de no injerencia de una respecto de las otras, 1 ni de cualquier otro organismo o autoridad. % PeWi claro, estas organizaciones profesionales P nQ viven aisladas, sino relacionadas en un doñ ble engarce fundamental. Por un lado, las orP ganizaciones de empresarios y las de traba% jadores de la misma rama de actividad econó% mica se integran en un Sindicato, como órgano J de composición y coordinación. Por otro, to% das las organizaciones de trabajadores y técni% eos y todas las de empresarios se reúnen, resH pectivamente, en los Consejos de Trabajadores I y Técnicos y en los de Empresarios, que tam% bién con separación, autonomía y garantías de J no injerencia, tratan de los temas comunes ínter profesionales, de unos y de otros. Pero el gran cuerpo colegiado del sindicalismo español, su órgano deliberante y soberaJ no, -es el Congreso Sindical, que no nace con P la nueva Ley Sindical, sino ' que su creación, % en 196/, fue calificada por la misma disposii cien que la instituía como la «última etapa del H proceso constituyente» de ta Organización SinH dical nacida con las leyes de 1940. Lo que ha 0 hecho la nueva Ley Sindical es, sobre el esque% ma del Congreso Sindical existente, institucio%. ñalizarlo de ¡tal forma que por sus rasgos norg mativos ha -podido ser def inido «como el órga% no superior colegiado y representativo de la OrJ ganización Sindical, instituido como cuerpo ie§ liberante, cuya función genérica consiste en t fijar y programar la política de la Organiza% cíc, i Sindical en coherencia con los fines que 1 a ésta atribuye el Ordenamiento Jurídica, así; § como verificar la ejecución de la acción • '«H dicdl programada», pe acuerdo con esto, y sei gún la Ley, sus funciones, muy amplias, impor-. tantes y numerosas, pueden sistematizarse co- % mo funciones de política , sindical, normativas i y de fiscalización y control. g La composición del Congreso Sindical está % inspirada por criterios de base funcional, pro- | fesional y territorial, por lo que incorpora íns- % titucionalmente a los representantes, de intere- % ses profesionales y comunes, esto es, los de g los Sindicatos de rama v de los Consejos de j Empresarios . y Trabajadores — encarnados co- % mo mínimo en las dos terceras partes dé sus % miembros — y a los ejecutivos, en quienes re- J cae la efectividad de la acción sindical pro- J gramada y de la que asumen la responsabilidad J de su realización. . J Po su misma importancia, y por su com- J posición numérica, se comprende que no es aconsejable, ni casi posible, la reunión frecuen- % te del Pleno del Congreso Sindical, pero no por % eso la Organización. Sindical se ve privada del jg respaldo legitimador de su órgano soberano, j pues Id Comisión Permanente del Congreso es J fiel reflejo resumido del Pleno, en sus dife- % rentes estadios representativos, y con sus im- % portantes funciones delegadas hace posible j la marcha regular de nuestro sindicalismo-. El H Pleno se ha de reunir ai menos cada dos años | o en reuniones extraordinarias. Con esto se comprende la' solemnidad, no pro- % tocolaria, sino de trascendencia real, que tiene || la reunión del Pleno, como la palestra de la J autocrítica de nuestro sindicalismo, el examen % de lo realizado y la previsión del futuro inme- % diato y más remoto. Si el contado con la base J es permanente, en el sindicalismo, el Pleno del % Congreso represénia corito la gran àgora en la g que se han. de recoger por los representantes % inmediatos - de- la base las aspiraciones de to- J dos los sindicados. ~. ,. H El último Pleno celebrado fue el de Tarra- fí gona, que se caracterizó por su sentido precohsr g tituyeúte, al estudiarse las 'bases de la nueva (. Ley Sindical, entonces en trámite de estudio. || .Promulgada ésta, desarrollada en buena' parte j y con gran diligencia por una , serie de deCre- J 'tos .y de radamentos, este V Congreso de in- j mediata reunión puede examinar, con el des- || ai rollo de la Ley Sindical ya realizado la par- J te que queda por desplega*, asi como la serie | dz metas - que puedan abordar s-i ah ,-na con -d || nuevo instrumento Ce la (>.gvn:^ ^ * Sindical j , remoza 20 por 1¿ .reciente- .-¡Jión. Eomm El\l ESPAÑA * Diez nuevas Universidades en un bienio • Hacen 203,000 nuevos puestos de estudio ■ De 36.250 alumnos en 1932 a los 250.000 de estos días La reforma educativa que, en estos instantes vive su propia encrucijada como consecuencia de que algunas de las innovaciones están tropezando con la inercia de viejos usos de! sistema educativo, tiene en la Universidad uno de los frentes más problemáticos. La fórmula del Curso de Orieníaoián Universitaria (C.O.U.), generalizada este año ya a todo el país, aunque fue muy discutida al principio, se ha visto que ofrece grapdes oportunidades, siempre que se efectúen en ella algunas correcciones relevantes. La novedad más significativa de estos días es la introducción de la figura del orien tador dentro del cuadro académico. La gran expansión operada por la educación superior ha sido en España como en otros países un hecho muy reciente. Basta comparar someramente nuestra compleja y abarrotada Universidad de hoy con Ies 36.250 alumnos de 1932 para detectar que los cambios han sido profundos, tanto por lo que se refiere a la cantidad de los alumnos que pretendían y pretenden seguir estudios superiores, como a la cantidad y a la calidad de los recursos arbitrados entonces y ahora con el objeto de hacer frente, y aún adelantarse a la demanda de puestos en las aulas. DOS JALONES Los cursos académicos 1968-69 y 1969-70, han constituido dos jalones de extrema importancia en la expansión universitaria actual. El total de alumnos matriculados El Jefe' del Estado, acompañado por el Príncipe dé España, éri ét Autónoma de Madrid, el 25 de octubre de 1971.— fue de; 192.139 en e! curso de 196970, lo cual suponía que el índice en ese curso, con base cien en 1960, alcanzó la cifra de 249. Li- mm Vista dé la Universidad a Distancia, enclavada en tas cercanías ¿de la Ciudad Universitaria de Madrid.— (Foto EFE FIEL.) «AWVVVVVVVVVVt/VVVVVV^^ Difícil, muy difícil no sentir un profundo respeto por la honestidad intelectual de Pedro Laín Entralgo, siempre entrañable en su humana dimensión y con una prosa que trasciende la elegancia de su espíritu. Nadie como él, por ejemplo, ha sabido darnos la imagen cabal y la clave de los hombres del 98, más su entorno. Ahora, en uno de los artículos habituales que publica en «Gaceta Ilustrada», habla del «yo» suyo, del «nosotros» y de la actualidad, en cuanto a las ideas, gustos, costumbres de que lo actual se nutre. También habla del pijama. ; ¿Oué pasa con los médicos que siempre, en este país, tienen un manojo de personalidades de primera fila en el campo de la cultura, al margen o además de la propia Medicina? Sería cosa de preguntarse - "si rio anda de : por medio el tremendo sentido de la vida y de la muerte, entre 'as_ que se mueven, que en España poseemos, En cualquier caS(J, ese manojo de médicos punteros, con sus incursiones literatas, históricas, filosóficas, nunca faltà. Es como si la realidad tísica más acabada de la creación natural, el animal humano, con su ciencia, la de sí mismo, Propendiera a la conciencia, a la metafísica. Incluso para denos- Por Salvador VALLIM tarla, m mas m menos que a un SeA vivi,ente. Pero odioso. A Laín se le ha reprochado, uesde ciertas parcelas, su cam»io de ideas. Cabría preguntarse si no sucede lo contrario. Si sus . . ■ orv, ^eas, en los, fundamentos principales, se sostienen, y el puro empirismo, del oue no puede desentenderse ningún científico seno, ha venido a demostrarle que era erróneo el método elegido para hacerlas realidad. En último término no cambia de ideas quien quiere, sino quien puede. Preciso es, de antemano, disponer de ellas, qUe Se fecundan en contacto con otras. Nunca en el onanismo de las propias convicciones, incluso en el supuesto de que sean acertadas. ;« Suando las ideas se esterilizan, no cabe duda que han envejecido que han perdido vitalidad, capacidad creadora, reproducid- Cuando se fosilizan, antes han muerto, y permanecen en À nistoria humana como el dinosaurio en la Historia Natural, ^ veces se sostienen en pie sobre todo' en el comercio ideológico nfoif Política, porque el poder dispone casi siempre de mecacirrV,OSiparejos a ias patas del elefante, que no cae por la sola de p^i Cla de hallarse sin vida y que, de hacerlo, es capaz tam,? ? ar al más Pihtado que le ronde. No es. la política, por de la^Verreno ideal Para plantearse el problema de la batalla en pprJ f8, aunclue, paradójicamente, sea en la política, donde, desnn¿c r^ ' 1concluven : riñéndose, por lo común, mucho tiempo nues de haberse manifestado. Laín Entralgo asegura que, en ocasiones, les pregunta a sus discípulos, en coloquio abierto: «¿Saben ustedes cuándo comenzó la actualidad, el tiempo que todos solemos llamar actual?» Y se contesta: «Nuestra actualidad, amigos, empezó cuando yo era joven.» Y aporta nombres, los nombres que constituyen el armazón de esta época, tan saturada de -presente, de ruines ilusiones inriiediatas y tangibles, y, sin embargo, plena de quimeras futuristas, sin trascendencia, tal vez por lo incierto que se asoma eL futuro. Un futuro del que somos eslabón intermedio, pero no principio de cadena. Laín lo sabe y lo declara explícitamente/ La actualidad está en su «yo», parte del «nosotros» de su generación, la que alboreaba a raíz de la muerte de la «belle époque» en las trincheras de la Gran Guerra. Pero las hazañas sobre las que se apoyába «fueron obra de mis padres y de mis abuelos históricos», escribe. Don Pío Baroja, otro médico, pasada la frontera anarquizante de «Juventud, egolatría», solía desdeñar la política como dedicación. Lo que no indica que la desdeñase también como preocupación, y la prueba está en su obra. No era un idiota etimológico, desentendido de la cosa pública. No era idiota en ninguna forma, pero la querella de intereses que se juegan en la partida de lo que se entiende por política, le importaba muy poco o nada. Sin duda tenía la convicción de que el político de oficio, lo mismo que el aspirante a político de oficio, nunca deja de ser un Sancho Panza en busca de su Insula Baratarla. El meollo del asunto consiste en saber cuándo no la encuentra. Y, en el caso de que dé con ella y no logre disfrutarla con carácter vitalicio, que es lo corriente, si se muestra más dañino antes o después de perderla. Pedro Laín Entralgo también ha estado en la política activa. Pero como vocación. Por eso, sin duda, ha podido cambiar de conducta, aunque quizá no mucho de ideas base, vitales, sin dejar de ser él. Lo normal es su opuesto, el que mantiene la conducta, aunque deje de ser él en esencia, pero no en la carne ni en el hueso. De ahí que don José Ibáñez Martín, por ejemplo, asegurase que para el político las ideas son un lastre, puesto que debe mantenerse en el peso específico del corcho, cuya obligación consiste en flotar. Del estilo de Laín, intelectuales de cepa, gente empapada de su tiempo, hay más, Antonio Tovar, entre ellos, que en sus declaraciones a la nueva revista «Gentleman», desde su lejano magisterio, únicamente de paso por la tierra matricia, ha dado muestras de su talento y de su hombría de bien. Quizá les quepa con el tiempo algún honor, aparte de haber pertenecido a la primera generación que, en España, hizo uso del pijama como ropa par?, dormir. (PVRESA.) nea de crecimiento que marca claramente la aceleración de la ma' sif icación en nuestro "país. Recrudecida aún más en octubre último, porque el C.O.U. brindó un porcentaje más altó de aspirantes a la Universidad que el viejo "preuniversitario". COLEGIOS UNIVERSITARIOS Uno de los vehículos más innovados del nuevo sistema, para combatir la masificación en las Universidades de las grandes poblaciones, ha sido el de los Colegios Universitarios. Entre 1968 y 1970 se crean los de Alicante, Málaga y el C.E.U. de Madrid. Desde su comienzo absorbieron un im-: portante contingente de alumnos, y sobre todo demostraron ser un espléndido cauce para, la creciente actividad universitaria. En el presente curso contamos ya con veintiocho colegios, cuya capacidad potencial es de 42.000 alumnos, que han comenzado a aportar a la vida universitaria del país un nuevo corte de universitario, próximo a su familia, y otro perfil del profesorado. No se nos escapa que, ;. entre sus principales riesgos, así como la precaria ambientación que les rodea. De ahí que entre los numerosos aspectos positivos que entrañan su nacimiento y expansión quepa destacar el notable grado de vinculación que vienen a establecer entre la sociedad y la Universidad. La financiación no ha supuesto un recargo apreciable en el presupuesto mánisterlaü', puesto que corre casi en su totalidad a cargo de las entidades promotoras, que en su mayor parte son Corporaciones locales y provinciales. Esta circunstancia les hace cobrar un papel de primer orden en el desarrollo regional del país. Además, mediante ellos le será posible a la sociedad llegar a un conocimiento del coste real del alumno universitario en los primeros años de Carrera, y consiguientemente una mayor colaboración en este sentido. Así será posible que la ayuda económica que el Estado les conceda vaya únicamente dirigida a su potenciación a través, de la creación de bibliotecas, laboratorios y otros elementos indispensables para la mejora de la calidad de la enseñanza. ESCUELAS UNIVERSITARIAS \ •* -■ i Otra creación, en principio muy interesante, son las Escuelas Universitarias. La Ley General de Educación dio este rango a centros de tanta solera como las Escuelas de Arcjriífpfnra e Ingeniería Té«;i?lf'a. de Co-ner-li y de Magisterio. Desde entonces el ac¬ ceso a las mismas debe de hacerse por la vía del C.O.U. Han pasado a convertirse en el primer ciclo universitario. Posteriormente, vino la integración, que ha supuesto una modificación esencial en la situación de estos Centros. Es un cambio eminentemente cualitativo; pretende que los nuevos planes sean realmente universitarios. Ahora bien, por partir de una estructura, en ocasiones centenaria, tal innovación encuentra más problemas que la inédita, para el caso español, de los colegios universitarios Entre estos últimos, hemos de señalar: 1. — El hecho de exigir el C.O.U., lo mismo que para las carreras superiores, ha cortado el ingreso a la población que tradicionalmente acudía a estos Cemtros. Los alumnos que queden marginados del C.O.U. ya no tendrán la oportunidad de las antiguas carreras medias. Y la formación profesional de- segundor grado sigue siendo todavía algo pendiente. 2. — Los que poseen el C.O.U.. en igualdad de condiciones, normalmente se van a las carreras superiores. Así que en el primer curso del nuevo sistema las escuelas universitarias está casi en precario en muchas poblaciones. En consecuencia, hemos constatado que la sociedad española no estaba preparada para recibir este nuevo esquema. Había que haber creado, previamente, una mentalidad especial. UNIVERSIDADES AUTONOMAS Antes de la aprobación de la Ley, pero ya imbuidas del «spíritu de la misma y con el afán de que fueran verdaderos centros-piloto para el ensayo de una nueva forma universitaria, nacieron las üniverisdades Autónomas de Madrid, Barcelona y Bilbao. El- Ministerio, no planteó su existencia como una operación de simple descongestión universitaria. Quiso hacer de ellas centros provistos de ■una vitalidad, creados con arreglo a criterios innovadores y abisrtos. Su principal ventaja fue la estructura departamental y la contratación del profesorado. No obstante, hoy en día, no tienen gran diferencia con respecto a las convencionales. UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACION A DISTANCIA (U.N.E.D.) Aunque no para los fines de descongestión, como se pensó en un principio, la U.N.E.D. es una nueva modalidad de Universidad pam dar nuevas oportunidades a la Juventud y, especialmente, a las personas adultas. Va ha empezado a funcionar con el primer curso de las Facultades de Filosofía y Letras y Derecho. En un futuro próximo abrirá el abanico a las carreras de Ciencias y de Ciencias Económicas y Empresariales. Hubo 8.689 preinscripciones y la cifra de los que han confirmado la matrícula se aproxima a este dato. La U.N.E.D. cuenta ya con una sede propia en un edificio situado en la Ciudad Universitaria, que en principio estaba previsto para el Instituto de Restauración. En este primer año el soporte radio y televisión será prácticamente Inextïtente, Tan !»')lo comenzará sus envíos de enseñanza programada por correspondencia. Su columna vertebral pueden ser los Centros Regionales-, que van a disponer de aulas para el trabajo en equipo, laboratorios de idiomas y lugar de reuniones de estudiantes y tutores. Pondrán a disposición de los alumnos, las uní dades didácticas, biblioteca con la bibliografía propia de consulta, cintas magnetofónicas, reproducciones, etc. Todos los alumnos de la U.N.E.D. deberán pertenecer co mo "adscritos" a un centro de este tipo y aunque la asistencia es voluntaria, se estima muy recomendable. Recientemente se inaug''-ó ira Centro dé este tipo en La' Palmas. acto inaugural de ta:- Universidad (Foto EFE-FIEL.) RESPUESTA GLOBAL En definitiva, la respuesta ñr4 Gobierno al problema de la expansión de la demanda univesrsitaria a partir de 1968 y englobando las últimas creaciones de Universidades al amparo del Til Plan de Desarrollo, Económico y Social, ofrece las siguientes realidades: — 10 nuevas Universidades çon una capacidad potencial de 125.j000 alumnos (sin tener en cuenta las tres Universidades , Politécnicas, nacidas de la agrupación de las Escuelas dé Ingenieros' Superiores y Técnicos). — Once nuevas Facultades , de antiguas Universidades, con capacidad prevista para 32.000 alumnos (a 2.000 por Facultad). — Siete nuevas Escuelas Técnicas Superiores que suponen una capacidad de 14.000 alumnos. — Veintiocho Colegios Universi. tarios con. una. capacidad p«ten - cial de 42.000 alumnos. Estos nuevos Centros suman U|i total de 203.000. nuexjos puestos para los alumnos universitarios creados en un plaeo de poco más de cuatro años, que exceden ampliamente al incrementó',, de la de- . manda en ese período, Pero, ello, no es ¿uficiente. Habrá qñé llevar i a cabo una .política dfe Redistribución del alumnado para ajustar la demanda educativa a la oferta de puestos, y paliar dé este modo la masificación estudiantil. Lo que no se acaba, de lograr la plena eficacia de! empeño, porque todavía perviven problemas esenciales en la estructura, úniversita- , ría: no se acaba' de ' éhf ocar la participación estudiantil y, tampoco, se han resuelto el acceso y las garantías del profesorado. Bue na parte del malestar latente se, debe a estas dos últimas circunstancias. . ' ESFUERZO FINANCIERO Finalmente subrayamos el esfuerzo financiero del Estado que en el sector universitario, durante el período 1968-71, ha alcanzado ün total de 12.327'16 millones da pesetas, y en el año 1972 llegara a la cifra de 4.177'13 millones. Todos somos conscientes de que dichas cantidades todavía restíltan - bajísimas, ^ -arque el crjécimfeníp estudiantil sigue raudo y veloz. La Universidad interiormente está experiméntando una problemática difícil y, a su vez, como consecuencia del cambio acelerado de nuestra sociedad, en franco proceso de desarrollo recibe sucesivamente el impacto de la crisis de civilización que penetra por todos los polos de su viejo esque-ma. Sin embargo, en medio de esta atmósfera nosotros creemos que es una crisis de purificación y que no está muy lejos el techo de! equilibrio. Hemos entrado ya en la recta final. Sólo faltará un poco de valor. PEDRO ORIVE (Fiel-Servicios especiales de Efe) Amanecer