10 es ad co más Ia a c< la de loyect tr que ta pretf lalidac tanto, de aguí Ante: M.O.P. tirsos i Indesa ir agu la soü ntenci ANDALAN lo adelantó antes incluso de empezar las obras de la central «Teruel»: la térmica de Andorra era incompatible con los regadíos del Guadalope. El tiempo, desgraciadamente, ha venido a darnos la razón. Endesa manda en el Guadalope El Bajo Aragón se queda sin agua se c nam dlses < En s ño, sin ;ral d inici fia en )nvocí unión ación; Huerta lial se ambas os». S pacto > eategor toda la aza o En h ente ( 3a a JOSE RAMON MARCUELLO La tensión podía cortarse con un cuchillo. Eran las H de la mañana del domingo 22 de marzo y en el caspolino cine «Goya» los reunidos se hallaban atascados en el primer punto del orden del día de la asamblea extraordinaria convocada por la presidencia de la Comunidad de Regantes de Civán. El citado punto decía textualmente: «Facultar al presidente del Sindicato Central de Riegos de la Cuenca del Guadalope para elevar a escritura pública el contenido del contrato fecha 11 de diciembre de 1980 entre el Sindicato Central de Riegos de la Cuenca del Guadalope y Endesa». Numerosas fotocopias del referido contrato, algunas subrayadas, otras prácticamente intactas — síntoma inequívoco de no haber sido hojeadas — iban y venían por el local mientras el ambiente se caldeaba por momentos. Un sector de los presentes parecía otorgar, con su silencio, su voto afirmativo. Otro, en cambio, pedía que se diese a conocer textualmente la carta recibida el 5 de marzo por el presidente del Sindicato Central de Riegos de la Cuenca del Guadalope — reproducida en otro lugar de estas mismas páginas — en la que, según ellos, Enaesa amenazaba ciara- El duro duelo entre los regantes del Bajo Aragón y la Empresa Nacional de Electricidad, S. A. (Endesa), que ANDALAN vaticinaba hace casi cuatro años, lejos de remitir o derivar hacia acuerdo a gusto de todos, camino lleva de convertirse en un sonoro contencioso en el que no es demasiado difícil adivinar al ganador y a los perdedores. La borrascosa sesión de la Comunidad de Regantes de Civán, celebrada el pasado día 22 en Caspe, puso una vez más de manifiesto el interés de la empresa beneficiaria de la térmica de Andorra (Teruel) en tirar urgentemente por la calle de enmedio —es decir, en salirse con la suya— sin importarle demasiado los intereses de todos y cada uno de los agricultores de la zona. Tristemente, las predicciones de ANDALAN se cumplen puntualmente. Las erada ámic( orno ( arte c es de pcuen 1.°se pre ueda mente a los regantes con disponer instantáneamente de las aguas del Guadalope para refrigerar la térmica de Andorra si no había un rápido acuerdo entre los reunidos. Alguien hizo una rápida encuesta al voleo y dedujo que eran no pocos los que desconocían el contenido de la referida carta y no menos los que afirmaban no haber leído íntegra y pormenorizadamente el contrato. Bastó con que uno de los presentes se preguntara en voz alta: «Y si la presa de Civán no se termina hasta 1987, ¿qué hace Caspe sin regar durante seis años?», para que todos se pusieran de acuerdo, al menos, en que había que posponer la asamoiea en tanto todos y cada uno de los agricultores no conociese detalladamente el contrato que iban a refrendar delegadamente. Antes de pasar al polémico contrato en cuestión, parece oportuno hacer un rápido repaso de la historia que nos ocupa. El 25 de septiembre de 1971, la Dirección General de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras Públicas aprobaba el Plan de Aprovechamiento Integral de la Cuenca del Guadalope que tiene, en exclusiva, una finalidad agrícola, y que preveía: la transformación en riego fijo de las 10.398 Has. existentes en la cuenca y de las que un tercio son de riego eventual; la transformación en regadío de 9.200 Has. de secano a regar mediante el canal de Calanda; la transformación en regadío de 4.000 Has. de secano a regar por la Acequia de Caspe; y, finalmente, la transformación en regadío de 6.400 Has. de secano, en última fase, que deberían ser atendidas por agua procedente del embalse de Civán. A comienzos de 1974, la delegación turolense del Ministerio de Industria anunciaba la apertura de un período de información pública sobre solicitud de otorgamiento de autorización administrativa y declaración de utilidad pública de Endesa para instalar una central termoeléctrica a instalar en Andorra, «alimentada con lignitos de la cuenca minera y agua tomada del río Guadalope, aguas abajo del embalse de Calanda» (B.O.P., del 21-1-1974). Pocos días después, el Sindicato Central de la Cuenca del Guadalope comparecía en el trámite de información, no oponiéndose explícitamente a la instalación de la térmica, pero sí dejando constancia de que lo haría si no se respetaban los regadíos en vigor y los futuros previstos en el Plan ■ Co Aprovechamiento Integral. En julio de ese mismo año, En desa hacía pública su intención i sustraer un volumen de HmVaño (caudal máximo deOJ! mVsg) del Guadalope, en proyectada presa del embalse Calanda. Autorizada la instala1 ción de la térmica, la Comisaríi de Aguas del Ebro abrió el pn ceptivo período de informació! pública al que el Sindicato comi pareció solicitando la supeditació! Hm de la derivación de agua a las nt| mano, cesidades de los regadíos actual y futuros previstos en el Plan, asi como «el derecho de acceso (tó] Sindicato a los aparatos registri dores de los caudales de agua quí se deriven». En mayo de 1977, ti M.O.P. concedía a Endesa, a vés de la Comisaría de Aguas de Ebro, la derivación de agua soM tada, pero dejando bien claro, efr tre otras, la condición de quelj derivación de las aguas quedan supeditada a la puesta en explotación del embalse de Calanda. Ha hiendo dejado constancia, asimismo, de la obligación de Endesa ti cooperar a la conístrucción de Ií presa de Caspe o Civán en M plazo de cuatro años, el Sindicato iba a interponer recurso contraía autorización a Endesa para derivar agua del Guadalope «por considerar que no se ajusta a der&