Lo que no se había dicho de la Asamblea de UCD en Teruel Román Alcalá en la picota ISIDORO Nada ha cambiado prácticamente en la estructura interna de la UCD turolense desde su fundación, en 1977. Esta última Asamblea ha supuesto tan sólo la sustitución de José Antonio Benedico por José María López en la Secretaria General. Román Alcalá continúa como presidente y los vocales siguen siendo prácticamente los mismos. La mesa estaba preparada La lista encabezada por Alcalá-López se llevó la mayoría de los votos — 144 y 137 respectivamente — y, con ellos, la presidencia, la Secretaría General y La IV Asamblea Provincial de la Unión de Centro Democrático (UCD) turolense puso de manifiesto, una vez más, el omnímodo poder que detenta sobre sus estructuras un solo hombre: Román Alcalá Pérez, presidente de la Diputación Provincial. Pero sirvió también para evidenciar que no todos los centristas turolenses están de acuerdo con sus manejos y los de ciertos clanes de «amiguetes» que dominan buena parte de los resortes de poder de la provincia. 14 vocalías. Otra lista en cuyos primeros puestos figuraban Benedico y Alfonso Rubio, que sólo obtuvo 14 votos y eso que en la misma figuraban 18 nombres, se hizo con la Secretaría Provincial y cuatro vocalías. Mientras, una tercera lista encabezada por Rafael Belenguer, Román Alcalá. El jefe Indiscutible, contestado. El ANE no resolverá la crisis ( Viene de la pág. anterior) del consumo, son todavía imprevisibles. Todo ello firmado por dos centrales sindicales que representan escasamente al 10 % de lo? trabajadores del país. Señores de CC.00 y UGT: Vdes. están contrayendo graves responsabilidades con los traba¬ jadores españoles. Tarde o temprano, la Historia y los propios trabajadores les pasarán la factura que estoy convencido no van a poder pagar por muchos millones que Vdes. reciban ahora. Manuel Lorente Cortés. Secretado general de USO- Aragón. Cocina casera natural VINO DE ALMONACID DE LA SIERRA Bar-Restaurante La Matilde AMBIENTE CHIC. VARIOPINTO Y CULTURAL ¿AUN NO LO CONOCES? FRANCISCO PUYUELO E HIJOS CASTA ALVAREZ, 10-14 Teléfono 441008 ^ ZARAGOZA-3 que logró 25 votos, no obtuvo un solo puesto. «La mesa de la Asamblea estaba preparada de antemano — aseguró a este semanario un militante centrista que, de momento, prefiere permanecer en el anonimato — y hay que tener en cuenta que la mesa hace y deshace. Decide, por ejemplo, el tiempo que hay para formar una lista y sólo quería conceder media hora para que se formara la de Belenguer. Al final concedió tres cuartos de hora... para preparar una lista con 18 nombres en la Ejecutiva, 50 en el Consejo Político, 50 para el Comité Regional y una cuarta para el de Disciplina. Su objetivo era claro: impedir toda posible democratización. Y aún hizo más, ordenó de tal forma las intervenciones que el último en poder hablar fuera Román Alcalá». La segunda de las listas presentadas ni siquiera hizo uso de la palabra, ni consiguió que la votasen sus 18 componentes; pese a todo obtuvo varios puestos. «De ello se deduce que esa lista era una simple tapadera para evitar que salieran elegidos nombres de la tercera lista», aseguró a ANDALAN el mismo informante. Duras acusaciones En su intervención ante la Asamblea, Rafael Belenguer, médico y teniente de alcalde de Albalate, señaló varios puntos que muestran hasta qué punto UCD-Teruel es más un montaje de un grupo de amigos, capitaneados por Román Alcalá, para controlar el poder a escala provincial, que un partido democrático que intente dar respuesta a los problemas de una provincia deprimida. Belenguer, según ha podido saber ANDALAN de fuentes dignas de crédito, señaló la irregularidad de que teniendo 1.100 ó 1.200 concejales, UCD sólo cuente en Teruel con unos 400 militantes, de los que sólo la mitad, aproximadamente, fueron elegidos concejales. Según él esto ocurre porque el aparato del partido está en manos de unas muy concretas «familias» que controlan todos los cargos políticos, impiden la afiliación de las gentes más progresistas y dificultan la organización de comités comarcales. Criticó también Belenguer que la actual dirección impida la manifestación de las diferentes corrientes de opinión que coexisten en UCD y esté dando de la misma una imagen abiertamente derechista, así como la falta de democracia interna que se ha puesto de manifiesto, según él, en la manipulación de las asambleas provinciales celebradas hasta ahora, mientras que no se han podido constituir más que 10 ó 12 comités locales y ninguno comarcal. Acusó también a los dirigentes del partido de utilizar su poder en la Administración para colocar a sus amigos. Recientemente fue muy comentado en Teruel el caso de José María López, quien, tras su cese como delegado de Deportes, fue «colocado» rápidamente en la Secretaría General. Familias de amigos La idea de regeneración del partido que, según las fuentes citadas, presidió la formación de la tercera lista, se vio frustrada por la actuación de quienes «se aprovechan de la incultura de la población que vota al que le gobierna. Ellos han ganado — indicaron más adelante — pero gracias a la manipulación de la asamblea, que no fue una asamblea representativa, sino una reunión de varias familias de amigos que vienen con sus mujeres a apoyar unos nombres que ya están determinados previamente». ANDALAN se dirigió a Román Alcalá para conocer su versión de los hechos pero, como ya ha ocurrido en ocasiones anteriores, el dirigente centrista turolense se negó a facilitar cualquier información a esta revista. Curiosamente, Alcalá preside el Patronato para la Información de Teruel, que edita << Diario de Teruel, Lucha», periódico que no informó de los aspectos tormentosos de la reciente asamblea centrista. Muy coherente. por JA LABOROETA Don Mariano (Ahora que las fuerzas socialistas han triunfado en Francia, escribo estas líneas como homenaje a todos aquellos españoles que soñaron con un triunfo igual en su patria y fueron vilmente asesinados por sus ideas.) Tenía el aire digno de los viejos republicanos españoles y a veces, en los días de frío, se asemejaba tanto a las fotos de don Manuel Azaña que alguna vieja del barrio lo saludaba con demasiada rimbombancia. Don Mariano andaba con toda la tristeza del mundo sobre sus hombros. Ni él mismo se explicaba cómo había sobrevivido a la hecatombe que se había llevado por delante a varios de sus hijos, a su mujer y a sus padres. Y como una sombra, digna y embarada, navegaba por las callejas y plazas de mi barrio saludando cortés a los vecinos y contándonos historias a los crios, que habíamos alargado la vida más allá del piojo verde, las hambres, el ricino y la despavorida desolación de la tristeza, encerrada en carasoles opacos entonados al entrar en las aulas. Don Mariano, con los días, se nos fue haciendo habitual, como el cierzo, el sol de los veranos y las duras noticias que mi padre escuchaba por las radios inglesas y francesas. Don Mariano, con su largo chambergo demacrado, su sombrero de fieltro, su pipa y sus zapatos, nos retornaba a todos a imágenes de libros escondidos allá por los desvanes, con fotos de Machado, de Azaña o de Prieto. Don Mariano — y eso lo olíamos de largo — no tenía nada que ver con lo que en aquellos días se llevaba. Don Mariano, cuando el buen tiempo aparcaba por la plaza, se bajaba desde el desván en donde sobrevivía y nosotros, haciéndole un gran corro, le pedíamos que contase alguna de sus viejas historias. Y él, pausadamente lento, con ahogo, iba desgranando historias magníficas que pasaban en barcos, en islas desoladas, en montañas enormes y en aviones gigantes. Los crios y los viejos aguantábamos la vida y el calor de los años del miedo gracias a estas pequeñas novedades que don Mariano nos traía cada vez que el sol calentaba más de lo corriente. Y una tarde, de golpe, se pararon delante de su puerta varios coches de policía y alguno, entre nosotros, dijo que alguien del barrio lo había denunciado porque contaba historias de los rojos y hacía «proselitismo». Y mirando, vimos la dignidad de un hombre con los ojos al suelo y las manos sujetas por esposas y las lágrimas descendiendo por debajo de aquellas gafillas redondas y de concha. También supimos luego que estaba en la cárcel de Torrero y por mi padre supe que a veces le subían comida y tabaco picado para encender la pipa. Y por viejos amigos, camaradas de calle y de arboleda, supe que una mañana lo dejaron tirado detrás del cementerio. Su culpa había sido amar la libertad y el socialismo. Alguien, años después, nos contó que don Mariano había sido un viejo profesor represaliado, que consiguió escapar de las primeras muertes pero que luego, enterado de las muertes próximas, no quiso huir a Francia y se quedó en su tierra como una vieja estampa agarrotada en busca de la muerte que la econtró allá en la madrugada y hasta dicen que dijo: ¡Viva la libertad!, cuando moría. BANGO ZARAGOZANO Andalán, 10 al 16 de julio de 1981 3f