ANTONIO LEAL Desde luego, la violencia fascista aplicada de manera sistemática, selectiva, cotidiana, en medió de un permanente estado ¿e terror, es sólo un aspecto de los instrumentos que utiliza la dictadura para mantenerse en el poder. Su plan estratégico de consolidación comprende la destrucción del conjunto de la sociedad civil surgida de décadas de luchas democráticas, y que hicieron tan peculiar la experiencia chilena en un continente donde las dictaduras han sido y gon un elemento característico, comprende la atomización del tejido orgánico, físico y social del país, hasta transformar a las Fuerzas Armadas (FF.AA.) en un único conducto con extensión nacional. La economía do Pinochet La base de este ambicioso proyecto es una pólíica económica que — aplicando radicalmente la teoría social de mercado de Milton Fridman— neocoionializa y modifica profundamente la fisonomía de la estructura económica del país, crea una nueva oligarquía financiera, reducida en número y poderosa, pues actúa en alianza con el capital multinacional y con la cúpula de las FF.AA., que pasa a tener una participación directa en la concentración de la riqueza y se transforma en una verdadera casta social, arruina la industria nacional transformando en desocupados y diseminando a centenares de miles de trabajadores hasta ayer sólidamente organizados, genera nuevas capas medias que dependen del funcionamiento del sistema y del desarrollo del capital especulativo que la nueva política crediticia y de importaciones produce, y que, por tanto, están controladas en términos objetivos por el gran capital financiero, abre paso a una poderosa sociedad de consumo que fomenta valores y expectativas de conformismo social y que, endeudando a más del 50 % de la población, se transforma en un poderoso mecanismo de control político. A todo esto hay que agregar, de una parte, el control absoluto de los medios de comunicación de masas, a través de los cuales se difunde una concepción de vida, de ideas, ajenas a las tradiciones cívicas y democráticas de los chilenos, y que buscan degradar moralmente y paralizar a los sectores más atrasados de la población y, de otra parte, que Pinochet goza de apoyo político, financiero y militar abierto de la administración Reagan, que ve en los regímenes dictatoriales la posibilidad de mantener a América Latina como una retaguardia geopolítica y económica determinante en el relanzamiento de su hegemonía militar en el mundo. Paro y endeudamiento Sin embargo, todos estos poderosos recursos, el enorme poder que concentra en sus manos, no le han permitido a Pinochet Pasar de la neutralidad y la apaJa que su política provoca en determinadas franjas de la población a la agregación fascista, a la conformación de una base social y política de apoyo. Más aún, la tendencia del último período es a reproducir los cementos objetivos de aislamiento del régimen. Pese a la 8ran ayuda crediticia internacional. la economía chilena se ve atectada por una fuerte recesión El dictador Augusto Pinochet conmemora el octavo año de su instalación sangrienta en el poder anunciando la extensión del estado de emergencia y agudizando las medidas represivas: 12 asesinatos en estos nueve meses de 1981, decenas de confinados, nuevas torturas y desaparecimientos, expulsión de cuatro destacados dirigentes democráticos de diverso signo que actuaban públicamente en el país en defensa de los derechos humanos, encarcelamiento de los principales dirigentes de la Coordinadora Nacional Sindical, que agrupa a la mayoría de los trabajadores organizados, sometimiento a consejos de guerra a militantes de la resistencia, agresiones a la Iglesia Católica y a su cardenal, constituyen sólo una parte de la ofensiva de la dictadura destinada a impedir la respuesta popular a su política. Rebelión y democracia en Chile SI PERON, solo LAS LEYES con su pueblo DEL PERU CHILE Tres portadas de la prensa española tras el golpe fascista de 1973. derivada esencialmente de su extrema dependencia exterior. El déficit de la balanza de pagos llegará este año a una cifra cercana a los 15.000 millones de dólares (3.500 bajo el gobierno de la Unidad Popular (UP) que recibió una pesada herencia del pasado), consecuencia de la aplicación de una rígida política de importaciones que aumentó en el último período en un 40 %, a través de una fuerte reducción arancelaria y de una disminución de un 15 % envlas exportaciones, de una polítiça cambiarla y monetaria artificial, de un crecimiento hasta límites no conocidos por la economía chilena, de la deuda externa, cuyos créditos son canalizados en un 70 % por la oligarquía financiera a objetivos no productivos, sino especulativos. Ello trae consigo un decrecimiento de la producción industrial, una baja de las ventas comerciales derivada de la disminución del poder de compra de los consumidores, una nueva ola de quiebras de empresas nacionales que sólo en el sector metal-mecánico significa el desaparecimiento de 14.281 industrias, el ahogo de la industria textil, de la azucarera — lo que golpea a varios miles de productores agrícolas — y un aumento importante del desempleo que hoy es superior al 15 %, a lo cual hay que agregar un 30 % de subempleo. La resistencia Para intentar cambiar esta situación, Pinochet debiera hacer modificaciones en su política económica y concesiones políticas que no' está en condiciones de ofrecer — porque pondría en riesgo el dominio de la oligarquía financiera y su propia permanencia en el pbder — , y esto sobre todo, pues aun con el control de la sociedad, la represión, la militarización del país, en Chile hay oposición activa y diaria, hay una poderosa y amplia resistencia democrática que reúne, con expresión ideológica, política y social, potencialmente a la mayoría del país. Hay que poner de relieve to¬ dos los avances obtenidos por el movimiento democrático que contempla la existencia, en dimensiones diversas, de todos los partidos políticos — a los cuales el fascismo se propuso destruir sin lograrlo — , de un movimiento sindical organizado nacionalmente, en diversas expresiones, pero de las cuales la Coordinadora Nacional Sindical, la más unitaria y representativa, acaba de presentar un «Pliego Nacional» firmado por más de 600 organizaciones de base y por dos mil dirigentes sindicales; de un poderoso movimiento estudiantil que obligó al fascismo, por su dimensión y combatividad, a desmontar las universidades para impedir que ellas se transformen en un foco de oposición y de respuesta ideológica al sistema; de innumerables organizaciones de defensa de los derechos humanos, de la acción valerosa de la Iglesia Católica, de decenas de huelgas en empresas como la construcción, textiles, electrónica, carbón, e incluso en gremios patronales como taxistas, transporte, comercio, incluida la importante paralización de 50 días de diez mil quinientos mineros del cobre de «El Teniente» y las continuas movilizaciones callejeras de masas. El camino de la unidad Al resaltar esta creciente incorporación a la lucha hay que partir del esfuerzo orgánico, de coraje humano, que significa actuar bajo el fascismo y su implacable política represiva. Podemos decir que en Chile no hay tregua al régimen y que son miles las formas que diariamente adquiere la resistencia pública y clandestina. Sin embargo — y esta reflexión es posible hacerla porque tenemos un movimiento democrático en pie, que combate, que crece y puede extenderse aún más si se resuelven los problemas de generación de la alternativa democrática y de conducción unitaria que hoy subsisten — existe conciencia de que con el actual grado de desarrollo del movimiento antifascista, no estamos en condiciones de derrocar a Pinochet y que, por tanto, es necesario buscar nuevas respuestas frente al enorme muro que ha levantado el fascismo en su proyecto de institucionalización. De esta convicción nace el llamamiento a articular el derecho a la rebelión, concepto que se caracteriza porque, perseverando en el camino de la unidad y de la lucha de masas como factores determinantes, busca vincular creadoramente los espacios públicos conquistados, la lucha política y gremial abierta, con nuevas formas de combate que logren acentuar el repudio y la acción de la mayoría, elevar la moral del pueblo y generar las condiciones para desestabilizar a Pinochet y garantizar la derrota del fascismo. El desarrollo de los elementos básicos de la crisis de estabilidad del régimen tienen que ver, en primer lugar, con la necesidad de modificar en favor de la democracia la correlación de fuerzas en el seno de la sociedad chilena. Esto adquiere tres connotaciones precisas: 1. — Agrupar a la mayoría de los chilenos descontentos. 2. — Transformar en activa la movilización de descontento de estos sectores. 3. — Darle a la revolución democrática antifascista el espacio autónomo que le corresponde, buscando responder a los complejos problemas teóricos y políticos planteados en esta fase — porque de ello y del carácter de nuestra política antifascista de hoy, dependerá el carácter y la factibilidad de la construcción de la sociedad del futuro — y ge¬ nerar una amplia correlación de fuerzas para los objetivos posteriores. Pinochet no es invencible En esta perspectiva hay que ubicar el llamamiento a la utilización de todas las formas de lucha contra el fascismo. No propiciamos acciones indiscriminadas e irreflexivas. No somos apologistas de la violencia. Se trata del despliegue de acciones polifacéticas, que no pueden ser realizadas sino por el pueblo y sus organizaciones, que se presuponen e interrelacionan unas con otras y que exigen el desarrollo de una psicología nueva que comprenda en plenitud esta táctica plural de la expresión creciente de la rebeldía, concebida como un proceso donde lo que prima es la propia experiencia que generan las masas en su lucha contra la dictadura. Lo central continúa siendo, por tanto, un problema político y lo que ocurre es que a través de la incorporación de formas diversas de enfrentamiento, buscamos movilizar a los sectores más golpeados por la política de la dictadura y en los cuales hay mayor decisión de lucha para acelerar el proceso de acumulación de fuerzas de la mayoría indecisa que sólo lograremos transformar en factor activo si les demostramos, de una parte^ que Pinochet no es invencible y que las fuerzas del pueblo unido pueden derrotarlo, y de otra, si tenemos un programa claro, una alternativa realmente democrática capaz de representar los intereses de todas las alas del movimiento antifascista. Para alcanzar este objetivo debemos trabajar incansablemente, evitando que consideraciones secundarias, pequeños sectarismos, perpetúen los sufrimientos de nuestro pueblo. Hay que reconstruir el tejido unitario en torno a los objetivos de la revolución antifascista y democrática, sin poner en el centro las formas que vaya asumiendo el combate contra la dictadura. Lo importante es luchar unidos contra Pinochet. Estas son las tareas que, una vez resueltas, nos permitirán crear las condiciones para una verdadera explosión democrática en Chile. Antonio Leal. Sociólogo, fue líder de las Juventudes de Unidad Popular de Chile. €1 ACADEMIA DEICA Costa, 2, 6 °. Teléf. 219817 Misuc-Hall de hoy y de siempre. Diariamente, espectáculo arrevistado hasta la madrugada CARCAIADAS Sábados y festivos, 7,30 sesión tarde Todos los días, 11 noche hasta la madrugada C./ Boggiero, 28 Teléfono 43 95 34 CD D Q) O o' D O) Andalón, 18 al 24 de septiembre de 1981