vención, tratamiento y rehabilitación del enfermo mental, así como garantizar la formación continuada y permanente de todos los profesionales que trabajan en la red, así como sensibilizar, apoyar y asesorar a la red de asistencia primaria, servicios sociales de base, corporaciones municipales y otras autoridades que de cerca o de lejos toquen el tema de la salud mental. Ni más ni menos que desarrollar los criterios de lo que se ha dado en llamar Siquiatría de Extensión y Siquiatría de Enlace. Para ello se prevén para la provincia de Huesca la creación de varios centros de salud comunitarios con ubicación en las cabeceras de comarca más importantes y que se corresponden con las áreas de salud previstas en el mapa sanitario de Aragón. Otro hito importante lo constituyen la transformación del Hospital Siquiátrico clásico en un centro de rehabilitación para sicóticos, así como la desmasificación de la asistencia a los problemas sicogeiátricos y de los deficientes mentales profundos. En tercer lugar, el plan contempla la creación de pequeñas unidades de crisis ubicadas en los hospitales comarcales a lo largo plazo. y a corto en el Hospital General de Huesca capital. ANDALAN. — Has hablado de los servicios sociales de base. ¿Cómo ves su participación en las tareas de salud mental? E. González. — Creo que es fundamental. Lo que en muchas partes hicimos como pioneros nuestra generación de siquiátras creo que hoy deben de hacerlo los servicios sociales de base, en íntima articulación con los servicios siquiátricos de la zona a la que pertencen. Ellos y nosotros juntos debemos asumir el reto que la sociedad nos impone, sobre todo en el sentido de cambiar radicalmente la visión prejuiciada del enfermo mental, que quizá constituye el aspecto más duro de la cuestión y que ha dado origen a la actual situación de rechazo y marginación de todo lo que huela a locura. Por todo ello, cuando antes decía equipo me refería fundamentalmente a todos los profesionales que trabajan en una zona determinada, sean o no de la red específica, pero eso sí, que todos ellos se dispongan a una pracsis coherente y coordinada basada en la teoría científica sobre el enfermar síquico. Eso es lo que garantiza de verdad la continuidad en el tratamiento. Quedarse sólo en coordinaciones de corte burocrático significa un peligro grave de compartimentar y atomizar los aspectos asistenciales, cuyos resultados ya sabemos a donde nos llevan: a la separación en categorías de profesionales de primera que trabajan lo bonito y profesionales de segunda que trabajan lo marginal, lo conflictivo. Eso hay que evitarlo a toda costa. ANDALAN. — ¿Crees que las orientaciones de la ley de sanidad favorecen o dificultan estos proyectos? E. González. — Una ley constituye sólo un marco de referencia, y como tal creo que las orientaciones generales en materia de salud mental como objetivo a largo plazo son correctas. Pero es quizás en cuanto al desarrollo reglamentario en donde está el quid de la cuestión. Es decir, en cómo se va a transformar lo existente hacia esa integración en el Servicio Nacional de la Salud que la ley prevé. Existe el gran peligro de creer ingenuamente que los hospitales ge- Eduardo González en el Congreso Internacional de Siquiatría. ANDALAN 9