Periódico quincenal aragonés. Director: Eloy Fernández Clemente. Redactor jefe: Antonio Peiró Edita: ANDÀLAN, S. A. San Jorge, 32, principal. Zaragoza. Teléfono: 39 67 19 Imprime: Comercial de Publicaciones Aragonesas, S. A. Depósito. legal: Z-5 58-19 72 Dignidad y orgullo del jornalero andaluz La conciencia puede permanecer tranquila cuando se piensa que el problema campesino ha quedado resuelto mediante la eliminación — desaparición — del propio campesinado; por eso parece un molesto resto del pasado que hoy existan campesinos sin tierra, jornaleros andaluces parados, que además luchan, y construyen heterodoxas fórmulas organizativas y novedosos modos reivindicatives. El jornalero andaluz, y su secular lucha por la tierra, sería un protagonista decimonónico cuyo sitio estaría en los libros, libros y estudios que no dudan en afirmar su razón política, su razón moral... pero en el pasado. Diego Cañamero es secretario general del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) y está procesado, junto con otros centenares de compañeros, por la ocupación de la finca El Garrotal, situada en el término municipal de El Coronil. Ahora estamos en el presente, un presente que repite la viejísima historia — casi dos siglos — de ocupación de fincas y de reivindicación de tierra y de trabajo por parte del proletariado rural andaluz. Con la significación añadida de que en El Coronil las ocupaciones de fincas han sido práctica habitual desde que las tierras pertenecieran a la casa ducal de Medinaceli, y de que las luchas de sus vecinos hayan sido tema de los mejores estudios sobre las agitaciones campesinas andaluzas. Por eso ahora no puede dejar de impresionar la dignidad histórica del jornalero andaluz, su orgullo asentado en la conciencia de ser el último extremo de una larga historia que enlaza con la lucha de 6.000 jornaleros armados, dirigidos por Pérez del Alamo, contra el ejército (1861), con los motines de Montilla (1873), con Casas Viejas... Algo ha cambiado: los braceros no son reprimidos violentamente ni tiroteados, ahora la Policía los transporta amablemente en brazos; consecuentemente, el jornalero andaluz adopta formas no violentas en el desarrollo de sus luchas: ocupan pacíficamente las fincas o nomadean pacíficamente por el Retiro y por la Corte. Este cambio es importante si se hacen comparaciones con el pasado más inmediato. Pero también queda la posibilidad del procesamiento y de la cárcel, lo que no es precisamente una forma de represión. Algo no ha cambiado, y es el secular derecho del jornalero andaluz a la propiedad y al uso de la tierra que le fue usurpada porta nobleza a mediados del siglo XIX. Por ejercer este derecho y por defender esta reivindicación han sido perseguidos por los poderes del Estado siempre, durante la Restauración, por la democrática República de hace^ cincuenta años y hoy, a lo que vemos, por la monarquía democrática y el Gobierno socialista. Que nadie se escandalice por una constata^ eión que está muy lejos de ser demagógica; lo escandaloso es la realidad, la persistencia secular de injustas estructu- de propiedad y la continuidad històrica, a finales del slglo XX, del jornalero sin tierra y sin trabajo. Pablo Moreno Medrano «Tonelero». Número extraordinario sobre: LCI KM|CI Entrevistos: Amando Prada José Ramón Marcmlb