Andalán y las 8 artes liberales Teatro Nacha de noche El rotundo éxito en Zaragoza del espectáculo de Nacha Guevara y Alberto Pavero ha sido absolutamente merecido: la calidad del trabajo de la Guevara deja literalmente con la boca abierta al más insensible. Pero ese e'xito se debe tambie'n a la aceptación emocionada, por nuestros ciudadanos, de un tipo de espectáculo en el que la pasividad del espectador es pieza fundamental. El increíblemente perfecto andamiaje técnico que sustenta la actuación de la pareja, unido a la extraña fluidez de sus parlamentos explicativos (uno escucha una dicción' controlada, monótona y neutra impostada desde una lejanía inasible, mediante la que los contenidos se vierten delicadamente, sin rozar siquiera los resortes de la racionalidad, sin apelación crítica posible) consiguen un efecto "mágico" en el público, al que no le queda otra salida que entregarsr inerme a la contemplación de una especie de rito de incalculable valor estético. Un público que siente íntimamente que por fin, en esta torturante Zaragoza, ha llegado a conocer al artista de verdad, al artista con todas las mayúsculas del arte. Un público que va al teatro aquella noche ya investido de admiración merced a la leyenda de una Nacha (ruevara perfecta, inabordable y ensalzada. Un público, por otra parte, que ignora y desea ignorar el juego de los tableros de control del sonido y de la luz que definen con una exactitud implacable el marco mismo de la actuación en escenario: el volumen de la voz, su tonalidad, la relación de ésta con el piano, la composición de la imagen, la matización de sus rasgos, de las distancias y de los ritmos y de los gestos... todo, absolutamente todo, está controlado al detalle desde los mandos de unos aparatos técnicos de delirante precisión. Pero es que viendo el protagonismo de los mandos electrónicos, el de la cantante y el pianista resalta más, incluso resulta mucho más asombroso en su sincronía total, en su virtuosismo artístico. Porque de alguna forma toda la actuación de la Guevara es una demostración de virtuosismo llevada hasta sus consecuencias últimas: la interpretación del "Vals del minuto" de Chopin y la "Puntuación fonética" son quizás momentos más evidentes de algo que es la base de todo el espectáculo. Más de uno tuvo la sensación de que el sonido estaba grabado; de que la actuación del pianista y la cantante se reducía a sus movunientos. Pero eso no es cierto. Lo asombroso es que el espectáculo se desa¬ rrolle como si en realidad estuviese grabado como una película o un sueño en la imaginación de todos los espectadores. Siempre se ha resaltado (en las escasísimas ocasiones en las que la actriz se ha brindado al diálogo) la ausencia de improvisación en el trabajo escénico de la Guevara. Y ella ha reivindicado esa ausencia siempre. Para ella todos los elementos de la puesta en escena deben estar perfectamente ensamblados. Conseguido esto, se trata de reproducir exactamente el producto conseguido. Desconocemos el método utilizado para esa primera parte de su trabajo, pero es evidente que se cada espectador no debe de contar para nada en un planteamiento tal. El espectáculo está ahí, completamente organizado. Se toma o se deja. Se sumerje uno en él o queda fuera de lugar, sin ningún papel a realizar. La "caja de músicá" se abre y nada interferirá su funcionamiento. Hay que callar, observar. La única relación del espectador con lo que ocurre en el escenario es la aceptación pasiva. Hay detalles, como el enjugarse las lágrimas después de alguna canción que son el colmo de la teatralidad. ¿Quién llora? ¿La actriz que canta o el personaje en el que se encama apoya en un estudio minucioso de sus posibilidades propias como actriz y como cantante, de los recursos técnicos de los aparatos que se utilizan y de una rígida concepción del arte de la escena en la que priva la demostración virtuosa de la que antes hablaba. La sensibilidad concreta de • un centro \n$és • wof esores ingleses • técnicas inglesas • grupos max. 7 en empresas c/D. Jaime I, 19 Zaragom tfnos.: 211143- 219794 —con una técnica naturalista muy cuidada— la canción? Al público le da igual y puede llegar a secar sus propios ojos sin saber bien a qué se debió su respuesta. Es esa irracionalidad permanente lo que llega a asustar: la tremenda ambigüedad de un texto como "Un padrenuestro hispanoamericano" resalta en el estruendo de los aplausos, cuya motivación no puede ser la misma en todos los que Pero para que ese "encantamiento" se dé es preciso un público que necesite de él, que lo busque. Y ese público existe. ¿Hasta qué punto no está siendo creado por una práctica artística dominante que desprecia, por principio o por incapacidad, la calidad estética de sus productos y en la que la racionalidad, en demasiados casos, están sólo aparente? Un día el espectador se réfleja, se ofrece gustoso a la contemplación, se abandona a sentimientos confusos y cree haber vivido en toda su profundidad "el arte". aplauden. Y aplauden todos. La desolada resignación de la secretaria y del burócrata parece mover a una compasión dulzona y las "Palabras para Julia", cargadas de realismo y coraje en Goytisolo, planean entre el cinismo y el sentimentalismo maternal. Pero da igual: el encantamiento tiene sus resortes propios y actúan por sobre toda otra resignación. Si esa sensación se le fija para siempre no es la culpa de artistas como la Guevara. Ella oficia un rito que se quiere abrazar como religión. Javier Delgado E. Publicaciones La revista MAZ ("Mutua de Accidentes de Zaragoza"), qUe dirige desde hace unos mL· Rafael Casas, tiene frecuencia trimestral. Desde septiembre de 1976 ha dado acogida en sus bien montadas páginas a una serie de trabajos que son de k terés para todo amante de lo aragonés y entre los que nos satisface poder destacar, a título de muestra, los siguientes: Sobre arte popular altoaragonés en el XVI, .por M. García Guatas -a quien ya conocen los lectores por su libro sobre el arte aragonés finisecular-, unjn. teresante calendario turístico aragonés; dos trabajos sóbrelas torres-campanario en el Alto Aragón, también de García Guatas; escritores en aragonés y el retroceso de las fablas (dos trabajos), de F. Nagore; un artículo sobre la bandera aragonesa, de G. Fatás y una ruta del mudéjar escrita por F. de Haro. En el último número (junio) hay un calendario de fiestas de las tres provincias, completo. Si todas nuestras entidades privadas que disponen de medios de comunicación propios hicieran lo que la MAZ, se incorporarían al trabajo aragonesista, siempre tan necesario, esfuerzos tan agradables como éste. Como este espacio no es "de pago" nos complace dejar constancia del buen hacer de Rafael Casas que llega a unos cuantos miles de paisanos con noticias sobre la historia y el pasado de nuestra tierra. Enhorabuena. Un atlas recomendable "Atlas histórico integral", sin mención de autor, ed. Spes, Barcelona 1977. Presentado por R. de la Cierva, es éste un atlas sencillo y atractivo, cuyas carencias o errores —que los hay- son menores que sus virtudes. Concebido para el lector aficionado o para el estudiante que se inicia en el mundo científico de la Historia, es asequible por la relación calidad-precio y tiene una serie de apéndices y anexos institucionales, culturales y cronológicos que han de resultar de gran utilidad. Gráficamente es atractivo y puede ser -dada la carencia de obras españolas en esta línea— la gran ayuda para muchos escolares que hasta ahora no disponían de una obra empeñada en resaltar didácticamente el enorme valor formativo e informativo, que posee la cartografía histórica. Recomendable. SAN JUAN Y SAN PEDRO, 7 T. (976)29 39 60 elvira y barbero ENVASES METALICOS 12 ANDALAN