La Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja podría colapsar el futuro de los más de 10.000 habitantes que viven en Tarazona. Ni el caciquismo, casi feudal, reinante durante los últimos años, ni el estrago causado por el cierre de Textil Tarazona, han tendió el impacto que podría ocasionar una decisión unilateral de la «Caja» respecto al agua por más que no sea probable. Tarazona La regulación de las torrenciales aguas del Queiles y la construcción del pantano del Val resultan imprescindibles para el futuro de una ciudad a la que ya le escasea el agua. Sin embargo, fruto de un crecimiento económico mal planteado y siempre vulnerable, y de una situación política que favorecía las decisones personales sin previa discusión democrática, el agua de Tarazona podría ser de la «Caja». Tarazona El pantano de Val, futuro de Tarazona En manos de la «Caja» La regulación del río Queiles con la construcción del embalse del Val no sólo es una medida de primordial importancia para asegurar el suministro urbano e industrial a Tarazona, sino para el abastecimiento de los regadíos existentes en las dos márgenes del río, y en especial para los del Sindicato de Riegos de Huertas Mayores de Tudela. En esta tesitura, turiasonenses y navarros, sobre todo, habían planteado durante mucho tiempo la necesidad de su construcción. Una historia lamentable En los años de mayor esplendor de la industria textil, José Gutiérrez Tapia, propietario de Textil Tarazona y "gran benefactor" de la ciudad, consulta con el Sindicato de Riegos de Tarazona la posibilidad de financiar y gestionar personalmente los estudios de viabilidad y el proyecto del pantano del Val. Lejos de todo filantropismo, la agilización de las gestiones para llevar a cabo el proyecto, era el camino seguro para poder acometer una de las más fantásticas operaciones especulativas: ser el propietario de todo el suelo industrial de Tarazona. Sólo asegurándose la existencia de suministros de agua, podría aventurarse a una operación especulativa con suelo industrial. El estudio de viabilidad y el proyecto de construcción se llevaron a cabo financiados por José Gutiérrez Tapia. Sin embargo, como consecuencia de la deficiente gestión empresarial de su factoría textil y con el intento de llevar a cabo su operación especulativa, se vio acuciado por la falta de dinero, por lo que tuvo que recurrir a la venta de todo su patrimonio, incluido el proyecto del pantano. Por medio del abogado Sr. Chueca, abogado propio y del Sindicato de Riegos, vendió el proyecto al Sindicato de Riegos por un valor de 7.500.000 pesetas. El dinero fue pagado en el acto con un crédito concedido por BANESTO. Posteriormente, el banco, en una operación financiera, traspasaría el crédito a la Caja de Ahorros de Zaragoza. En el transcurso de estas operaciones, hay una renovación de dirigentes en la Hermandad de Labradores y en el Sindicato de Riegos, los cuales convocan a los regantes a hacer efectivo el primer plazo de la amortización del crédito. En¬ tonces, al negarse los agricultores al pago del crédito, el proyecto pasa a manos de la "Caja" en espera de que se haga efectiva la amortización. Si en estos momentos, la primera entidad financiera de la región hiciese ejecutivo el pago del crédito pendiente, el Sindicato de Riegos se vería en la imposibilidad de pagarlo. Por lo que en caso de embargo, ante el poco valor de los bienes muebles del Sindicato, podría recurrir a embargar el usufructo de la concesión de agua hecha por el Estado al Sindicato de Riegos. La importancia de esta medida viene determinada por el hecho de que los, aproximadamente, 2.400 litros de agua por segundo de caudal medio del río Queiles, aguas arriba de Tarazona, más de 1.700 litros por segundo son concesiones de los regantes. Una obra necesaria y barata La degradación de la economía y del espacio vital turiasonense exigen la construcción inmediata del pantano del Val como eler ento indispensable para un uro desarrollo de la ciudad en todos los aspectos: industrial, urbano y agrícola. Actualmente, aún con el cierre de Textil Tarazona, la escasez de agua en algunos sectores de la ciudad durante las épocas de estiaje son notorias. Con la hipotética reapertura de la textil cerrada, la renovación de su equipo con tecnología más avanzada y las futuras instalaciones industriales, las disponibilidades de agua son claramente insuficientes si se respetan los aprovechamientos actuales. Tarazona, junto con Jaca, podría ser muy pronto el máximo exponente regional de cómo una ciudad ha llegado al tope de su crecimiento por falta de suministros de agua. La construcción del pantano del Val no sólo es técnicamente viable y recomendable, sino que su construcción es relativamente barata. Su coste equivale a 4 kilómetros de autopista o al coste del paso inferior que hay en la prolongación del paseo de Marina Moreno en Zaragoza. Con su construcción, se regularía totalmente el cauce del Queiles, se mantendría el riego de las casi 4.000 hectáreas que riegan en Aragón y Navarra y se aseguraría agua para las 8.000 hectáreas que actualmente disponen de riego eventual en las épocas de grandes avenidas, invierno y primavera. Los 50 millones de metros cúbicos que se almacenarían en el embalse del Val, permitirían el suministro de agua para futuros usos industriales en Tarazona y en toda la comarca. De lo contrario, no es aventurado afirmar que la expansión industrial turiasonense ya ha tocado con las actuales concesiones. Tarazona, sin agricultores La intransigente actitud de los regantes respecto a la amortización de un crédito que ellos no aprobaron democráticamente aparece como la causa principal de que no se agilicen las gestiones para llevar a cabo el proyecto. Sin embargo, la situación es mucho más confusa. Las aguas del Queiles, han sido a lo largo de los tiempos motivo de conflictos entre los pueblos de Somontano y de la Ribera Navarra. El litigio tradicional halló una solución muy clásica en las "alemas de abatir", consistentes en que durante 16 días al año, 8 en marzo y 8 en octubre, todas las aguas del Queiles, son utilizadas por los navarros previo pago de 20.000 pesetas. Los navarros hacen auténticas maravillas con este agua, llevándola incluso hasta Ribaforada a través de la Laguna de Ablitas. A pesar de este pacto, las necesidades hídricas de los navarros son tan imperiosas que han dado lugar a sobornos y venta clandestina de agua a Novallas, Cascante, etc., parte de guardas de agua de Tarazona y otros funcionarios de anteriores Juntas del Sindicato de Riegos. Este hecho puede hacer pensar que hasta que fue elegida la actual Junta del Sindicato, no se planteara como urgente la construcción del pantano. En cualquier caso, el que no se haga frente a la grave situación que se puede plantear en Tarazona por escasez de agua, viene motivada por la inexistencia de agricultores. En Tarazona no hay agricultores. Hay obreros industriales con pequeños huertos y fincas complementarias, que, por un lado, ni tienen un comportamiento lógico respecto al problema del agua como lo tienen los regantes de otras zonas, ni, por otro, tampoco son combativos obreros industriales. Los regantes de Tarazona, aún pagando el agua más barata de España -2.800 ptas./ha.— después de la subida de tarifas en el Canal Imperial, se niegan a pagar los costes de la construcción del pantano del Val. Y en ello, buena culpa tienen también el Ayuntamiento, que es el mayor propietario agrícola del Municipio. Esta es la situación a la que ha conducido un planteamiento económico dominado por el caciquismo, que ni ha creado ni ha conservado la ciudad, ni ha mantenido a su población agrícola y que tampoco ha promocionado a la industrial. Una ciudad que se contenta con contemplar y admitir todos los días "su" catedral, cuando el agua ni siquiera podría ser suya. José Luis Pandos Guinclforazona - Los depósitos de Tarazona podrían & cana a los dos mil m¿ dad se halla en matioi y Rioja, cuya única m ticipar en la reestructL la construcción de algo liaría Loarre. - ¡os bancos y cajas ¿ ntos una cifra cer\u mitad de esta canttUzaragoza, Aragón Udad, antes de par¡nrTona'' había sido 1 ^ través de ínmobi- ■ Las dos ambu hallan inutilizabks por averias. Al no tx se tiene que utilizar traslado a Zaragoza o ^ - Los pocos niñou en los últimos años, tan en Zaragoza o Tudek "trampa" burocrática n zona. - Las incompatibik el aparejador municipal ¡ todopoderoso en otros í Textil- es, de hecho, aW en Tarazona. El señor Mm tamiento, es socio de k que más trabaja en la a también como abogado & Luis Taus, es además cod úento ¡o de Tarazona se Mentación y la otra ,0 en toda la comarca, a Roja para cualquier nacidos en Tarazona lomo todos los demasIconseguidoiiaceruna Ln naturales de Tara- . aistir en Tarazona: vsado con una hija del Tapia, patrón de la í0 lo que se construye ho de Obras del Ayunyso, S.L., la empresa io M.A. Núñez, ejerce ir'. El perito agrónomo Tarazonfc Textil AiJ Tarazona, que era la tej ciudad del Reino de cuando se celebraron en las Cortes de 1495, delante de Huesca y ferui se encuentra en estos tos ante un gravísimo prob que de no resolverse sat¡ toriamente acelerará la péi de población que sufre to comarca y que ha hecho su cabecera haya pasack 12.059 habitantes en 19i. los actuales 11.300. El cié temporal de Textil Tarazo que ha dejado inactivos a 660 trabajadores, afecta di tamente al 30 por ciento la población turiasonense e directamente al 70 por cié restante, y por supuesto^ do Aragón, ya que si la Te se hunde y no se busca ningi alternativa real que pueda ( los puestos de trabajo dei recidos, los desequilibrios separan a Zaragoza capital resto de la región, todai Jes en muchos casos, y si se acentuarán más. Pero el problema de h ha estado acompañado de serie de circunstancias oí concretas: falta de informad sobre la situación real de empftrsa y sobre las negociat nes para su reapertura, abi dancia de intentos de hat leña del árbol caído, como llevado a cabo por parte Gobierno ante las elecció» con promesas que aún por cumplir, etc. etc., M llegarse a la situación ac en que existe un comproi entre el INI -que ton el 51 por ciento de las ciones de la Textil-, la 1 en cionamiento la fábrica, que no se sepa si en todas secciones -es decir, ocupa a todo el personal- o solo parte. En unos momentos r ■ , . uñad na, es necesario tener en sin embargo que la actu n de la Textil, volvería aducirse dentro de unos [os meses si su estructura ictiva fuese deficiente, . que quizá debería hahincapié especial en que completamente necemodemizar la empresa irla competitiva aunque itidad a invertir debe sucon creces los quiniennillones de ptas., necesaara la reapertura. agón, que a finales de había entregado al InsNacional de Industria millones de ptas., a de las Cajas de Ahorro, derecho a exigir que nce a saldarse ya la que este organismo contraída con la región ! las contrapartidas que ahora se han recibido sta entidad han sido ás de escasas— perju- ¡tudio de viabilidad de fuera negativo a corto se deberían crear puese trabajo en otras emocupando las parcelas 'olígono Industrial de lón de metros cuadrados nte y, del que ya la ¡rativa de la Pequeña y na Empresa ha solicitado "0 metros cuadrados. Pecualquier caso, lo que eblo de Tarazona tiene 10 a exigir es inforn completa sobre un en el que le va su futuro omo la posibilidad de enir en la toma de pnes, porque ya están ■^do a quedar atrás el anterior alcalde de ^a, Zueco Barba, cuanjulio de 1974, mandaba ael escaparate de una 'ejemplares de AND Adebido a que denuncia El Cinto toma la iniciativa Un modelo para Aragón Desde que Bellas Artes declaró intocable el Cinto de Tarazona, la degradación del núcleo originario de la ciudad no ha hecho sino acelerarse vertiginosamente. El visitante que pasee cuesta arriba la bien pavimentada e iluminada calle de San Atilano hará bien en desviarse por cualquiera de sus callejas laterales: ruinas y ratas son sus ocupantes, además de magnificas casas que están pidiendo a gritos una salvación que ha de ser urgente o no será. J.A. Biescas El Cinto alberga, además de casi todas las joyas mudéjares de la ciudad —excepción hecha de la catedral- un trazado urbano ejemplar, los mejores edificios de siglos pasados y todo un concepto de la ciudad orientado a aprovechar al máximo las condiciones naturales de luz, sol, tranquilidad, refugio contra los rigores del clima. Sus casas abundan en el bien más caro y menos accesible hoy: el espacio. Pero al Cinto, le falta casi todo. Hasta el punto de que resulte prácticamente inhabitable. El que pudo se fue El 30 por ciento de las casas de Tarazona están consideradas en "mal estado" según el estudio socioeconómico de la provincia. Casi todas ellas se concentran en el Cinto. En los últimos años, muchas de estas casas han ido cayendo estrepitosamente -la última queda recogida en las fotografías que ofrecemos— y hay calles como la Angosta que sólo mantienen habitada una casa. El resto son ruinas y roedores. La población del casco histórico de Tarazona es progresivamente residual. Todo el que puede permitirse "emigrar" hacia el llano, lo intenta. Los artesanos bajaron al Queiles, los agricultores más pudientes, se fueron ya a San. Miguel. En el Cinto quedan los que no tienen otra posibilidad. Hoy, en su mayoría, son jubilados, aparceros agrícolas, peones de la industria. Casi todos ellos de edades muy avanzadas. Una población que de ninguna forma podría acometer por sí sola la renovación de sus casas, habida cuenta de que las normas impuestas por Bellas Artes, encarecen enormemente cualquier restauración. El resultado no podría ser otro que la ruina progresiva del barrio. "El único servicio que tenemos es el abrevadero y toda la zona verde se reducía a dos árboles en la plaza; uno de ellos lo cortaron", dice un vecino. La falta de servicios elementales ahuventa todavía más que el estado de las casas. Necesitarían dispensario, teléfono, recogida de basuras más eficaz, acceso rodado, escuelas, zonas verdes, comercio. Lo único que tienen son iglesias, magníficas iglesias algunas de ellas. Y una pavimentación para visitantes, colocada por Bellas Artes en la calle central del Cinto. A por todos los solares El jueves de la semana pasada llegaba a Tarazona la autorización gubernativa de la asociación de vecinos gestada desde hace un año en el Cinto. Durante las tiestas de San Atilano del año pasado, comenzó a cuajar la idea de agrupar a todos los vecinos en una asociación que frenara la degradación del barrio. La parroquia fue motor importante del intento y, en este tiempo se han ido añadiendo buena parte de los vecinos más inquietos de Tarazona. El resultado, -modesto por ahora— está en la participación de casi todos los habitantes y en los proyectos del grupo promotor. El principal de todos ellos es enormemente ambicioso: la asociación va a intentar hacerse con todos los solares surgidos por efecto del derrumbamiento de casas ruinosas para constituir un patrimonio que con un empleo racional podría cambiar radicalmente el barrio. Con una ventaja: en estos momentos no existe la menor especulación en el Cinto. Muchos de estos espacios podrían quedar como plazuelas, zonas verdes y de servicios. Otros, los más amplios, albergarían viviendas de nueva planta, ajustadas a las normas que exige el interés histórico del recinto, con amplios patios interiores que permitieran el soleamiento de las casas al tiempo que las estrechas calles cumplirían el papel de los patios. "Si un piso costara aquí tanto o menos de lo que cuesta abajo, nadie nos iríamos", dicen los vecinos. Problema político Lo cierto es que construir en el Cinto podría ser mucho más barato que hacerlo en el llano. De una parte, constituido el patrimonio de solares en manos del ayuntamiento o de la asociación, ios precios del suelo serían muy baratos. La cimentación, para casas de poca altura, también sería más económica "pues a 30 centímetros hay roca". No sería preciso utilizar hormigón y bastaría edificar en base a muros de carga. "El metro cúbico de construcción en el Cinto resultaría mucho más barato que abajo y eso retendría a la actual población y atraería nuevos habitantes". En el fondo se trata de un problema político. La prioridad de los fondos del presupuesto municipal dedicado a nuevos servicios debería dirigirse al casco histórico, el más necesitado. Bellas Artes debería correr con los proyectos de remodelación y construcción de las viviendas; el ayuntamiento podría renunciar a las tasas por licencia de obras. En estas condiciones, los proyectos de la asociación de El Cinto no son ninguna utopía. "Los que se han ido del Cinto lo han hecho contra su voluntad. Muchos volverían. Si en el Cinto contáramos con los servicios necesarios, cualquiera preferiría invertir lo que vale un piso en reformar una casa con bodega, granero, magníficas vistas, grandes espacios y una tranquilidad total". Además, Tarazona podría exigir que los depósitos colocados en bancos y cajas re.- , virtieran en mayor medida en su ciudad. "Tendríamos que crear una sociedad de desarrollo comarcal para gestionar nuestras propias soluciones a fin de que los recursos de Tarazona se invirtieran aquí", señalan varios vecinos. Junto al relanzamiento industrial y a otros proyectos inaplazables -el pantano del Val, por ejemplo- Tarazona podría ofrecer por sí misma una solución válida para el Cinto. El mudéjar rodeado de ruinas deja mucho que desear. p ^ Los conjuntos históricoartísticos Resulta que la recién creada asociación de vecinos del barrio La Magdalena-El Cinto de la ciudad de Tarazona se propone conseguir la solidaridad de todos para "salvar el barrio". Hasta aquí el propósito es similar al de todas las asociaciones de vecinos, que sin duda se solidarizarán con la idea de los turiasonenses, porque se trata de hacer frente colectivamente a la misma carencia de infraestructura y servicios, mal crónico de los barrios de nuestras ciudades aragonesas. Pero además en el caso de esta asociación de vecinos de Tarazona, su barrio de "El Gnto" constituye urbanísticamente el primitivo recinto urbano de la ciudad, de origen íbero-romano y goza -aunque esta palabra deba considerarse en muchos casos un eufemismo- de protección oficial porque la ciudad de Tarazona fue declarada conjunto histórico - artístico por decreto de 22 de julio de 1965 ("B.O.E." de 16 de agosto). Hasta el momento el número de ciudades aragonesas que han visto reconocida oficialmente su categoría de conjunto histórico-artístico no llega a la decena y el fenómeno es relativamente reciente. Se inició con la ciudad de Albarracín en 1961, a la que siguió la villa de Ainsa, en 1964. Tarazona fue la tercera, en la fecha indicada. A ellas siguieron Uncastillo (1966), Calatayud (1967), Daroca y Sos del Rey Católico (1968), el barrio de La Seo de Zaragoza (1969) y finalmente, el casco antiguo de Huesca (1971). Con esta legislación oficial se trataba de proteger no sólo los monumentos artísticos, que tienen su peculiar tratamiento jurídico, sino todo el casco urbano, al que se le reconoce un interés especial, por su urbanismo, recintos amurallados, callejero, casas solariegas, rincones típicos. La problemática que plantea el casco antiguo de la ciudad de Tarazona es muy concreta y diferente. El barrio del Gnto, al carecer de infraestructura y servicios, y estar habitado por una población relativamente envejecida y modesta, está libre de especulación del suelo. Aquí lo que pasa sencillamente es que las casas se hunden por abandono. Los valores urbanísticos y artísticos del casco antiguo de Tarazona, en lo alto de la colina que domina el Queiles, son de sobra conocidos. En cualquier caso es mejor, para evitarles descripciones, que ustedes vayan a verlo. La solución a su problema de abandono es sencilla. Existe ya una asociación de vecinos que quiere seguir viviendo ahí, mejorando la habitabilidad de las casas o reedificando las hundidas. Pero antes es necesario, para que esto sea apetecible, dotar al barrio de servicios. Esto deben hacer el municipio y el ministerio. Gonzalo M. Borràs