Periódico semanal aragonés — N.0 154 — 24 de febrero al 2 de marzo de 1978 — 25 ptas. ^aja, «Heraldo» y Delegación de_Cultura Tres contra AND ALAN» (pág. 7) luelga de frutas «Había una [ez un circo» (pág. 5) Bandera de Aragón Los aragoneses prefieren las barras (pág. 9) Celia Guevara |Mi hermano es más que un póster (contraportada) íjKjas y embalses La -onfederación en la ^crucijada (Págs. centrales) Las plagas de Aragón Hace quince meses que los aragoneses devolvimos a Madrid un embolado al que llamaban Plan Director Territorial de Coordinación de Aragón. Nos negamos a aceptar algo que por su origen, por las personas que iban a dirigirlo y los intereses que representaban, podía significar la nuclearización de Aragón, el expolio de nuestros recursos, la desertización de todo lo que no fuera Zaragoza. Después vinieron las elecciones y los parlamentarios elegidos en las tres provincias pidieron la preautonomía, única fórmula que el Gobierno de la UCD estaba dispuesto a aceptar antes de que la Constitución reconozca el derecho de las regiones españolas a una autonomía más verdadera. Pero ahora resulta que el mismo Gobierno está retrasando la concesión de la preautonomía. Sin embargo, ese Gobierno, se está dando mucha prisa para intentar zanjar, sin pagarlas, las deudas que su empresa filial Enher tiene pendientes con Mequinenza. El estatal INI sigue empeñado en sacar adelante la central nuclear de Escatrón. Endesa, otra empresa oficial, va a poner en marcha en noviembre la central térmica de Andorra que arrojará doce kilos de azufre cada segundo al aire del Bajo Aragón. El Boletín Oficial del Estado ha publicado ya la aprobación del polígono de Figueruelas, que puede absorber todas las iniciativas industriales de los próximos años. En el Ayuntamiento de Zaragoza ha co- Jacinto Ramos menzado ya la maniobra para convertir los montes de Valdespartera en una ciudad para 100.000 o más personas. Y, por si fuera poco, la Universidad pretende doblar su número de centros y de alumnos, pero sin salir de Zaragoza. Si todos estos proyectos se cumplen, Zaragoza alcanzará el millón de habitantes, pero Aragón habrá desaparecido. Y será imposible recuperarlo. Que nadie diga que no se ha avisado a tiempo. Nos queda poco, quizá menos de un año. Si en este tiempo los aragoneses no nos movilizamos en defensa de un futuro, ya no mejor, simplemente de un futuro para nuestra tierra, habremos perdido definitivamente la batalla. Los partidos políticos que aspiren a representar los intereses populares, deberían tomar conciencia de la gravedad de la situación y presionar junto a los parlamentarios aragoneses — al menos los de izquierda — para que ninguna de estas seis gravísimas o inmediatas amenazas que se ciernen sobre Aragón se conviertan en realidad antes de que sus pros y sus contras puedan ser discutidos ampliamente y los aragoneses nos pronunciemos sobre ellas. Por de pronto, • que no se haga nada hasta que se hayan celebrado las elecciones municipales y Aragón alcance la autonomía. A la UCD se le ha visto demasiado el plumero intentando retrasar unas y otra.