Bibliografía aragonesa Villanova, Garios. Ara^ espacio económico y comarcal, publicación Ahorros de la 1978, ion Caja de culada, Zaragoza Para comarcalizar Aragón nas. e ya bastante tiempo Carlos Royo-Vilianova ha,; anunciado en estas páginas ^ANDALáN núm. 50-51) nróxima publicación de un !, o en el que trataría un tema J todavía no se había abora fondo en Aragón: la visi5n comarcal de la región. . dificultades que rodean a i tipo de publicaciones ha Lsado la aparición de una Lque sin embargo ve la luz 3 un momento muy oportuno .a que va siendo hora de preautonomías aparte- abor[ con rigor los pasos que ¡jeberían darse en Aragón para uer contar con un auténtico tuto de autonomía en el L la delimitación y articude una serie de comarcas que cuentan con sus ipiopias esferas de decisión ha |e jugar un papel fundamental. La obra que comentamos, con un abundante y material gráfico, tiene ,j partes claramente diferenàs; en la primera, se hace ... recuento exhaustivo de las [jstintas propuestas de regioInalización económica de Espa[óa hecha por diversos autores, isícomo de la situación en que ia quedado Aragón en las fiiiferentes divisiones territoriaque ha llevado a cabo la [administración pública. La conisión a que llega el autor tras [analizar casi medio centenar de ;limitaciones es que "de las tres características básicas que espacio geográfico debe I tener para poder ser calificado región económica, Aragón MONTALBAS WLAIIOCH» ■« uTfítLL AS tiene claramente la de la existencia de un regionalismo vivo, sólo tiene parcialmente la de la cohesión interna de su economía y no tiene en absoluto la de disponer de una organización administrativa específica". La última parte de esta conclusión es obvia dado el funcionamiento centralista de la administración y el olvido en que ha estado sumido el hecho regional hasta nuestros días, pero en la que hace referencia a la dudosa viabilidad de Aragón como región económica, ha influido sin duda la utilización de un muestrario muy heterogéneo de delimitaciones territoriales a las que no puede darse el mismo valor. Por eso, según que las clasificaciones utilizadas sean unas u otras se pueden obtener conclusiones distintas, y así, H.W. Richardson en su obra "Política y planificación del desarrollo regional en España" concluye diciendo, tras examinar veintiuna propuestas, que "Aragón es una región que está claramente delimitada, aunque en ocasiones se producen agregaciones a las provincias de Huesca, Teruel y Zaragoza", y otro especialista en economía regional, Gonzalo Saenz de Buruaga, concede a la región aragonesa uno de los mayores grados de unanimidad en la delimitación de grandes regiones españolas. La segunda parte del libro, dedicada al espacio económico aragonés, se resiente quizás por el período transcurrido desde su redacción en 1974 y la fecha de su aparición, ya que en este intervalo se han producido aportaciones que lógicamente no se han recogido y los datos estadísticos utilizados son de 1970. Tras analizar los rasgos económicos de la región aragonesa, se pasa a proponer unas "líneas maestras de una política aragonesa de ordenación territorial del desarrollo regional" que pueden servir de base para una discusión sobre este tema, comenzando quizá por la posibilidad de aplicación en el caso concreto de Aragón de teorías como las de Hirschman que consideran que pueden ser importantes en las regiones menos desarrolladas los efectos de difusión (spread) que provienen de las áreas con mayores niveles de renta, y cuya aceptación está implícita en propuestas como las que hace Carlos Royo-Villanova de que es necesario "aproximar el momento a partir del cual la ciudad de Zaragoza y las regiones vecinas más desarro¬ lladas desparramarán por el espacio aragonés los efectos beneficiosos de su potencia económica, canalizándolos regionalmente hacia los lugares y actividades más adecuados". El papel jugado por Zaragoza en el crecimiento económico aragonés, y que al autor le parece positivo, puede ser también otro punto polémico sobre todo si se tiene en cuenta la importancia de los recursos económicos que esta ciudad ha absorbido del resto de la región como consecuencia de unos efectos de polarización del crecimiento en torno a puntos muy concretos (efecto backvvash) que ha caracterizado el modelo capitalista. La tercera parte de la obra so plantea la necesidad de proponer una división comarcal de Aragón que pueda servir de base tanto para una planificación económica territorial como para guiar la futura actuación de las Administraciones Públicas, y para ello, se utiliza una metodología de trabajo similar a la empleada en la primera parte: repasar exhaustivamente todas las divisiones comarcales que se han realizado de Aragón, tanto si tienen una base geográfica, como económica o meramente administrativa. En total, son más de treinta las delimitaciones que se describen antes de pasar a lo que constituye el núcleo central de este trabajo: la elaboración de una propuesta nueva de división comarcal para Aragón, que se hace en base a las conclusiones extraí¬ das de todas las demás y buscando para ello que las desviaciones sean mínimas. Partiendo de la base de los municipios seleccionados oficialmente por el Gobierno como cabeceras de comarca, se establece en torno a ellos las listas de los demás pueblos que pueden completar las comarcas incluyéndose aquellos que presentan un mayor número de coincidencias con las delimitaciones preexistentes, y aparecen así veinticinco divisiones territoriales en Aragón más dieciocho municipios cuya adjudicación resulta indeterminada por este método. Este tipo de delimitación quizá se resiente también por no ponderar la importancia de los trabajos de que se parte, y así, no tiene el mismo valor por ejemplo la delimitación de espacios-programa hecha por Economistas Asociados en sus trabajos para las Diputaciones de Huesca y Zarago/a que una división por arciprestazgos. Por otra parte, al respetarse los límites provinciales se acepta a priori que e'stos separan comarcas, aunque cuando se pasa a continuación a delimitar grandes espacios económicos de Aragón y sus áreas, el Bajo Aragón aparece como un mismo espacio que incluye tanto municipios de la provincia do Zaragoza como de la de Teruel. Hoy, cuando todavía está pendiente de emprenderse el debate en torno a un lema tan importante como el de la comarcalización de Aragón, el libro de Carlos Royo-Villanova, aporta la recopilación de un material dt ihajo que resulta completann necesario. J.A. Biescas Hemos leído una entrevista [a Carlos ROYO VILLANOVA, la prentendida nueva división Aragón. Por lo que respecta ¡a^nuestra pronvincia (Huesca) aporta nuevas razones, e abundando en los cri[terios que de siempre observa la Administración y, que en parte han compartido los Eco¡nomistas Asociados en el traijo que fue realizado a peti|ción de nuestra Diputación I Provincial. Tanto Royo Vii, como los mencionaeconomistas siguen por caminos trillados. Poco han gado en sus verificaciones sin fin de factores que han 'ncidido en nuestras comarcas. Estas ya no obedecen tradicionales toponimias en ; 'unción de unas cambiantes J juegan su papel. Royo ¿Dónde está Barbastre? Villanova aporta criterios que Posiblemente en el mundo de teórico puedan tener su ^Ptación, pero que no valen Zahora de descender a la pura realidad. En uno y en otros f,n los ^xtos, que para mí, u dan un tanto rezagados de tildad del momento. Nos habla de modificacio^ territoriales de nuestra rede l A?0procede de estudios ^ umbradosnos tienen a los >res deSafUeros. Por seguir mención al "regionalis¬ mo vivo" que apunta. Coincide con nuestros parlamentarios, que también parece advierten un furor regionalista por nuestras tierras. A uno y a otros niego tal cosa. ¿Dónde constatan tal concienciación por el hecho regional? Yo no lo encuentro por parte alguna de la región y, valga decir que piso la región mucho más que todos ellos juntos, que piso la región en todas sus zonas, sin reuniones preparadas para dar cuatro gritos de autonomía, sino, en los ambientes sosegados de sus extensas zonas rurales que es la dominante de nuestra región. ¿Dónde está ese regionalismo vivo? También oponemos nuestras dudas al carácter ordenador de Zaragoza. Una cosa es muy cierta y cada día se ve corroborada: la usurpación que Zaragoza hace de todo pronunciamiento regional. Utilizan el nombre de Aragón cuando sería suficiente y más honrado que se dijera Zaragoza. Hay docenas de pequeñas y medianas industrias en Zaragoza que bien podían estar instaladas en Huesca o Teruel, pero que intereses muy personales, muy familiares, contra los de toda la región, las ha acaparado para sí. De ordenación nada. Pero donde queremos cargar el acento de nuestra impugnación, es en la comarcalización que hace de nuestra provincia (Huesca) concretamente cuando habla del Medio Cinca. ¿Conoce de verdad Royo Villanova el Medio Cinca? Se lo vamos a decir, pues no lo conoce. Comienza una vez salvados los aprovechamientos hidroeléctricos, mejor, cuando empieza la geografía agrícola de su margen izquierda, en los términos de Estada y Estadilla para terminar en Albalate de Cinca. Entre ambos extremos encontramos los términos de Fonz, Cofíta, Almunio de San Juan, Monzón, Binaced, Pueyo de Santa Cruz, Alfántega Casas de Ripoll, Alcolea de Cinca, Santa Lecina, Estiche, Pomas, Conchel, Castejón y Ena te. Total unos cuarenta y cuatro kilómetros, ¿Pero dónde está Barbastre?. A Royo Villanova, como a los Economistas Asociados les ha mareado aquello tan rimbombante del Valle del Cinca que se ha puesto de moda por haber sido aupado por no sé qué influencias personales. Las cosas deben quedar completamente claras: Barbastro no tiene la menor interdependencia con la zona concreta del medio Cin¬ ca. Sálvese la relación comercial, pero de ninguna manera en cuanto a identidades en lo que respecta a las fuentes generadoras de riqueza y, esto es un dato tan importante que de ninguna manera pueden ignorar o pasar por alto los señores economistas. Monzón es un término incrustado en el Cinca, su curso lame la ciudad, sus peculiaridades agropecuarias son las mismas de todo el Medio Cinca, ni en un solo momento se rompe la continuidad, vuelvo a repetir: ¿Dónde encontramos a Barbastro? Se trata de dos ciudades que no caben en la misma comarca. Barbastro ,señores economistas, es cabecera de un Somontano, de unas tierras de pie de monte, con unas tendencias muy pronunciadas, con nada en común con las tierras del Medio Cinca. Incluso en costumbres hay una notable diferenciación, Barbastro dirige su influencia hacia el interior de la provincia y el Medio Cinca puja hacia la parte oriental de la provincia. Relacionar Barbastro con el Cinca es fruto de mucho optimismo, de querer forzar una aproximación que la naturaleza no ha dado. Se trata de vinculaciones políticas amasadas desde despachos muy distantes de la realidad geográfica. No planteamos la cuestión desde un punto de vista de simple regateo, sino que lo hacemos con profundidad, con intención de iniciar de una vez la tarea de poner las cosas en su sitio. Personas muy preocupadas en la planificación racional de los recursos en su igual geografía coinciden con mi criterio. No son pocas las personas que quieren iniciar una labor aclaratotia a los niveles que sean precisos, que hagan comprender que la zona del Cinca en su bajo y medio curso no tienen nada que ver con el Somontano, que no puede obedecer a una capitalidad sin identidad alguna con la zona que se agrega. Nosotros somos zona oriental de la provincia, la misma que se ve preterida por la Administración y por esa gran entidad aragonesa y tal de ahorro que mientras en Barbastro ha invertido en obras sociales muchos millones de pesetas en nuestra zona no ha gastado un sólo céntimo. Hasta en esto nos diferenciamos señores economistas, que uno y otros habéis trabajado con muy poca fortuna. Pero; para terminar: ¿Habéis estado alguna vez por aquí? Cualquier respuesta es válida. Manuel Porquet Manzano ANDALAN 1 i