Internacional Mi Unas nifestarc zanas ei podría s primera aragone: Homt mayoría corto e las plaz; España existen tando pt organiza operan í partidos hecho e manifesi tes -cor «divorci La Copa del Mundo ha llegado a su inevitable final: Argentina, Campeón Mundial. ¿Qué significa para la Junta este triunfo?.. A partir de esta pregunta, intentaremos dar al lector el panorama bajo el cual se ha desarrollado este Mundial. Quienes han visto este último partido habrán podido observar (y escuchar) la campaña publicitaria llevada a cabo por los periodistas deportivos argentinos. Uno de ellos, José María Muñoz, ampliamente conocido en el ámbito argentino e «íntimo amigo» de los militares, fue quien a lo largo de estos mundiales orquestó toda una campaña, con equipamiento especial (incluidos helicópteros), remarcando en forma constante que, «los triunfos argentinos no sólo se deben al deporte, sino también al haber reencontrado el camino del espíritu nacional». Argentina 78 Los goles de la junta Si recorremos un poco la información dedicada a los mundiales, veremos que, tras cada triunfo argentino, José María Muñoz (periodista deportivo, ampliamente conocido en el ámbito argentino e íntimo «amigo» de los militares), pone en marcha toda una campaña, con equipamiento especial (incluidos helicópteros) para propagar a los cuatro vientos que, «el triunfo argentino no sólo se debe al deporte, sino también al haber reencontrado el camino del espíritu nacional». Llegan los «gorilas» Con este nombre el pueblo identifica a militares y reaccionarios en general (nuestras excusas a estos animalitos). El 28 de junio de 1966, las Fuerzas Armadas, tras el acostumbrado golpe de estado, asumen sin intermediarios el poder en Argentina. Desde el 25 de mayo del 73 se sucedieron tres Generales-Presidentes: Juan Carlos Onganía, Roberto Marcelo Levingston y Alejandro Agustin Lanusse. Los tres fueron designados por Ejército, Marina y Aeronáutica autoconstituidos en Junta Militar. El 11 de marzo del 73, en elecciones generales es designado Presidente de la República el Dr. Héctor J. Cámpora que renuncia el 13 de junio dejando el cargo interino al Presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Raúl Lastiri. Luego de un nuevo comicio general, fueron elegidos Juan Domingo Perón y su esposa María Estela Martínez. Todos estos gobiernos militares, sin excepción, dictaron una legislación penal específica dirigida a controlar y suprimir la actividad política y sindical y «legalizar» la persecución social e ideológica. Todos, igualmente, en mayor o menor grado, invocando siempre las mismas razones de «orden y seguridad interna», declamando idéntico «patriotismo» y enarbolando la bandera de la «cruzada anticomunista», enfrentaron al movimiento obrero y popular utilizando invariablemente el encarcelamiento, la tortura y el asesinato ejecutado directamente por ellos mismos o por las bandas parapoliciales protegidas por los altos mandos. Del mismo modo invariable intentaron siempre perpetuarse en el poder, aunque debieron ceder ante las luchas del pueblo y todos terminaron en procesos electorales que significaron la instalación de gobiernos constitucionales. Sin embargo, las fuerzas armadas nunca perdieron influencia, ni abandonaron el control real de la situación. El periodo iniciado en el. 66 y que culmina en la asunción del Dr. Cámpora, no fue más que una «retirada» estratégica, cedieron el gobierno ante la presión popular y el fracaso rotundo de su política. Isabelita prepara el camino A la muerte de Perón (1 de julio de 1974) asume el poder su esposa Isabel Martínez (Isabelita). Esto produce un nuevo trauma al país, si a ello sumamos la herencia dejada por los anteriores gobiernos que iban desde una economía desquiciada (la cuál durante el régimen de Isabelita se acrecentó al grado de una inflación cotidiana), a una legislación represiva política, social e ideológica de inspiración y contenido inocultablemente fascista. Isabelita se encuentra en medio de algo que va más allá de sus posibilidades, no sabe responder a los deseos del pueblo, este exige el cumplimiento del programa votado en los comicios del 11 de marzo y del 23 de septiembre. Opta entonces por traicionar este programa y bajo el pretexto de la «subversión» (la guerrilla, contrariamente a lo què se esperaba, crece y se expande desde el interior hacia los sectores populares de Buenos Aires), en colaboración con los altos mandos militares dio comienzo a una campaña de supresión a toda forma de oposición, dando «carta blanca» a la actuación de las fuerzas represivas del ejército, la marina y la policía federal, sumando a ello el auge de las bandas parapoliciales y paramilitares. Estos grupos comienzan a actuar impunemente llevando a cabo secuestros y asesinatos de dirigentes políticos y sindicales, estudiantes, intelectuales, científicos, delegados de fábricas y talleres. Bajo la consigna «el mejor enemigo es el enemigo muerto» y con la clásica cantarela de «defender el modo de vida Occidental y Cristiano» y, la necesidad patriótica de aniquilar «la subversión judeo-masónica-marxista». Proclamaban su clara adhesión al gobierno desde una prensa agresiva y provocadora que se mantenía gracias a - la subvención estatal. Entre estos grupos se destacó la Alianza Anticomunista Argentina (A.A.A.) responsable de innumerables crímenes cuya lista llenaría todas las páginas de ANDALAN en caso de reproducirlas. El 9 de febrero de 1975, Isabelita autoriza la intervención directa de las fuerzas armadas para reprimir la lucha de guerrillas que el Ejército Revolucionario del Pueblo (E.R.P.) desarrolla en la selva tucumana. Al mismo tiempo que se pone en manos del ejército el control de todas las cárceles, reimplantando para los presos políticos el llamado «régimen de detención de máxima peligrosidad». Se subordinó a la F.A. toda la actividad represiva del Estado, poniendo en sus manos los Servicios de Seguridad y las fuerzas policiales. Videla tenía el camino preparado, no necesitaba mover un dedo. Dos meses antes del golpe, en la XI Conferencia de Ejércitos Americanos declaró que «en la Argentina tendrá que morir la gente necesaria para que se remonte la paz». El ciclo Isabelita se desmoronaba irremediablemente y la bota de Videla comienza a «pisar fuerte». La «Pantera rosa» ataca Sin ningún tipo de «ruido», la Junta integrada por los representantes de las tres armas, asumen el poder político de la República el 24 de marzo del 76; tras su pri¬ mer acto de gobierno, llamado «Acta para el proceso de reorganización Nacional», el pueblo, con esa picardía de la que hace gala aún en los peores momentos, le aplicó el mote de «la pantera Rosa» (salvando las distancias entre el gracioso personaje y la índole del general Videla). La «pantera rosa» en forma inmediata dio a conocer su «sentido del humor» declarando caducos todos los mandatos de las autoridades civiles, disolviendo el Congreso y prohibiendo todo tipo de actividad política, cumpliendo fielmente lo dicho en la Conferencia de los ejércitos. A la frase de Videla agregaremos la del general Ibérico Saint-Jean: «Primero vamos a matar a todos los subversivos; después a sus colaboradores; después a los simpatizantes; después a los Jndiferentes y, por último, a los tímidos». Esta frase define de manera bastante amplia la política de la Junta. Lo demás es ampliamente conocido y en cuanto a la pregunta inicial creemos que el lector habrá encontrado una amplia respuesta a lo largo de este artículo. La junta ha encontrado en los mundiales una «sali¬ da» para limpiar su imagenj movimientos organizadosj pro del boicot al mundial : impedido que los intereses! fastos de las multinacionali| servicio del capitalismo y i perialismo diesen el espaldai] necesario a la banda que i na la Argentina. Los goles de los mundialeij los goles hechos a un puebli tristecido, silenciado, ppfsf do, cuya vida (si es que sepij llamar así) transcurre en mósfera gris digna de las I res épocas de la alemaniai Roberto Fra BOBINADOS Reparación de Motoreil y Transformadores PEDRO VI Monegros, núin. 5 (976) Teléf. 22 1| ZARAGOZA-3 4 ANDA LAN