Andalán y las 8 artes liberales L· más bien un recordatofln gruesas gotas de sentiidad, en torno a los pioque hicieron posible , «fábrica de sueños», iríamos decir, la versión torada de su entraña veraquella que sumió en operación a tantos hommujeres de verdadero l0 que veían en el cine lo sido casi siempre: la de nuestro tiempo, [¡ido o conservado en fráJ cintas de celuloide. Firma lelodeon», Peter Bogdaescritor y estudioso del Icomo espectáculo y arte, ¡oque complaciente acaso i profundidad a un tema Idamente tratado en otros ¡con mayor incidencia críiPero no todo es inocente i. Quedan —como una lición acusada y cáusticatasgos esenciales de los Ljes del grupo de pioneL «juegan» con el celuSe trata de aventureros, lente inculta, cuya virtud [visible es la audacia. Gen|ie todo lo deja al azar, j agravante de tener que con otro grupo competijaquel que se conoce en el [como el de «las paten- lo interesante de «Niclleon» es su noción docuque se reconstruye con Intico fervor. Asistimos al de alguna película, con incipientes medios con que Uaba por entonces. Veen escorzo, o adivinamos, jersonalidad de la guionista i niña por entonces- Añilóos, que, como campeona teminismo escribía en los le una novela definitiva tiuLos caballeros las prei rubias», bastante entronicen la vida norteamericaI aquella década, Pero tefs más cosas, aparte la voel triunfo del cine co|espectáculo, la enconada entre distintas «compa! el nacimiento de los di[d fervor de las multitudes [este misterio mágico que |ara ellos el cine. Holiyiba a desarrollar sus ios muy en breve. A la I acudirían muchos avens, vividores ocasionales y íres de ciega fe. Estos p, retrepados en sus luisones, perdonarían todo el auténtico talento. Y ^ humillación deliberada da, podrían o hubiesen Po hablar muchos escritoje prestigio que probaron Y en Hollywood, con es' resultados. Nos refericlaro está, a William Aldous Huxley, F. j Fitzgerald, y otros tantos, pron, cuando no humi|,Por los gerifaltes de pro'1n de Hollywood, obligaQejar su puesto por no [prse a las exigencias de mercaderes. j^ler en Hollywood ih de estos «humillados» Jpmond Chandley, nove1 6 temas policiales, en la 9 línea «dura» que en. Poco antes, con pleno ftiell Hammett. Tenerasion de comprobar toLuü una novcla recién ^de Chandler, titulada 1 «ul», que en realiei gu^n -el único es^almente por el gran fi, fue utilizado yiPeÍcll,a de George ^111 The Bine D.hlia. Esta edición de Bruguera (noviembre, 1978), es sumamente gratificante para el lector, sea aficionado al cine, o apasionado de la novela de detección. Una serie de notas —de Homero Alsina Thevenet— nos sitúan en el Hollywood de 1944, seriamente marcado por la Segunda Guerra Mundial. «La dalia azul», producción Paramount de 1945, representaba una tabla de salvación para la productora, en caso de interpretarla Alan Ladd, su estrella más taquillera en aquellos años. A punto de ser movilizado el actor, Paramount necesitaba un tema con garra que encajara en la personalidad de Ladd. Chandler sería el hombre que intentaría solucionar el problema. Recordaba el manuscrito de una novela inacabada y esta circunstancia de tener un proyecto ya iniciado, hizo que los dirigentes de Paramount lo aceptasen, aunque concediendo escaso tiempo a Chandler, para ponerlo en pie. Enriquecen esta aportación documental, unos escritos de Hohn Houseman y de Matthew J. Bruccoli, que vivieron la gestación del guión. Se nos da también detalles de las humillaciones de que fuera objeto Raymond Chandler, durante su elaboración. Todo un documento mostrando la cara siniestra de Hollywood, a la hora de velar por sus intereses, que eran siempre el dinero. Manuel Rotellar Teatro Maese Patelin, por el Grupo Cotarro Completamente sabedor de que el impresionismo de mis observaciones teatrales quedan muy lejos de la capacidad de análisis crítico de otros colaboradores del semanario, me- senté en el Colegio La Salle para poderos recrear con unas pinceladas sobre la obra que allí acontecía: Maese Patelin, anónimo francés del siglo XV. Responsable del evento: el grupo Cotarro. Para «preparar la tela» (término pictórico), te diré que a este grupo zaragozano le pasa como a los cabezudos: que sólo salen pal Pilar. Es decir, cuando el Ayuntamiento (Aforia) afloja los duros a través de su mentor, el Sr. Contin. Después, oscuridad, silencio. El argumento de la obra lo podíamos resumir echando mano del famoso refrán: «El que roba a un ladrón tiene cien años de perdón», pero en versión de representación de fin de curso en escuela de pago. La puesta en escena es lineal, plan, sin hallazgos, casi cercana al ridículo. Es una mezcla de cosas que por mucho que se agiten, no llegan ni a juntarse. Este año el grupo nos presenta cuatro focos, da igual. No saben utilizarlos. Así sucede que el centro del escenario se queda convertido en una discreta penumbra que nos impide ver toda acción que allí se efectúe. La música nunca entra ni de refilón. Y cuando entra aparece distorsionada, casi psicodélica, cósmica. Fáciles recursos tipo «fofito»: una trompetica o una teta sonadora para remarcar las ingeniosas frases; ese hablar cimbreándose para remarcar que no se tiene ni idea de lo que es la construción de un personaje; ese juez con teléfono para transportar el siglo XV a la realidad del 78 y esas alusiones al porro para dar fe de que están en la onda y, en fin, el marco de todo este cuadro me hizo salir a mear cinco veces. Termino con una mancha de color para dar por terminado el cuadro: ¡Qué ingenio teatral! ¡Qué preparación! ¡Qué brillantez de diálogos! (He aquí una muestra: Es un pollino ese que habla tan fino... La paciencia es la madre de la pachorra, etc.). ¡Qué maravilla de neutrones si nos cayeran encima de una vez! Murfy Polla Plástica Sala Gastón: nueva galería Precisamente ahora que las Galerías* andan que trinan (y con razón) por el grave impuesto que van a tener que cotizar a Hacienda y se elucubra con la desaparición de algunas de ellas, unos locos montan en Arquitecto Yarza, n.0 5, una Galería con visos de importancia. Porque importante es la exposición con la que inicia su andadura la Sala Gastón aunque la importancia radique en la cotización de unos cuadros y en los nombres de unos pintores puestos «a la pege» por los gustos plásticos del momento. La muestra entra de lleno en lo que se ha dado en llamar «realismo fantástico», aunque de los tres expositores, Capozzoli, Mari y Gallardo, únicamente el último, con una obra fresca y natural, pudiera cuadrar perfectamente en la denominación. Capozzoli aporta una obra pretendidamente poética repleta de recursos técnicos pero de cuestionable conte¬ nido, mientras Mari, el más espectacular y el menos interesante de los tres, muestra unos originales entre falleros y trascendentes. En cualquier caso, la exposición satisfacerá a un determinado sector del público zaragozano fácilmente impresionable por las trampas de cartón piedra, y la Galería, a partir de esta primera muestra inaugural impuesta de alguna manera por las circunstancias, puede cubrir un hueco importante dentro del tinglado plástico de Zaragoza y apoyar, en la medida de sus posibilidades, al sector de «trabajadores del arte» de nuestra Ciudad. Por lo menos esa es la intención de Mari Carmen, Juana, Marcos y Pepe, responsables de una locura que, ojalá, vaya por el buen camino para bien de la Ciiidl.ad- » Gonzalo Tena en Atenas La exposición de Gonzalo Tena en Galería Atenas sospe¬ cho que habrá provocado más de un exabrupto cuando no la más simple incredulidad de la mayoría de quienes hayan pasado estos días por la Galería de la calle de La Paz, y es perfectamente comprensible para todos aquellos que no atien- tJiCïO ITVÍiS CJtJl^iï ií Itól,. liljp'|(Áf|*l OCïlíll exterior del Arte, que asumen y participan de la danza carnavalesca del momento y del corre-que-te-pülo de los «ismos» que atontan desde diversos ángulos a la víctima propiciatoria que se aproxima, curiosamente, a este mundo con tufillo a podrido. Porque nadie se atreve a admitir la tremenda crisis de ideas (y no solamente en el campo estricto de la plástica) por la que atraviesan las Artes en general, Nadie se inventa nada, se han terminada los grandes utopistas que rompían esquemas. La bombilla ya no se le enciende a nadie. Nadie sabe o nadie se atreve a cambiar la vida, y esto, que lo conocemos todo, nadie, o casi nadie, se atreve a admitirlo. Esconderemos la cabeza bajo el ala antes de admitir que Tena propone la puesta al desnudo de la crisis en el Arte abordándola desde dentro de la propia crisis. Asaltaremos desde diversas esquinas una obra, tan evidente y simple como «la Pintura Misma», buscándole inexistentes justificaciones cuando, Gonzalo, nunca ha pretendido justificarse a través de su Pintura ni justificar «su Pintura» a través de él. Así, la obra de Gonzalo adquirirá caracteres subversivos muy a pesar suyo, y todo porponer en cuestión algo tan elemental e importante, a la vez, como es el «porqué» de tos cuadros que todos nos afanamos en alabar, describir y justificar cuando, a lo mejor, en el fondo de lodo, subyace algo tan primitivo como es la esencia de la Pintura sin rebozos, almíbares ni temores de que el Gran Circo, la Torre Humana del más difícil todavía, se desmorone de golpe, pillándonos a todos víctimas de nuestra felonía. Quizá también, porque en el fondo nos molesta profundamente, que alguien nos muestre que la pintura sólo sirve para verla y nos elimina la posibilidad de lucir nuestras habilidades literarias inventándonos mil y un pollo capaz de convencer al más incrédulo y de vestir de seda a la mona aunque mona sea andalán necesita mil suscriptores más ce a. o. 5-- U D (/3 < w O h M 1 1 CU ■* í s _ 1 .S I i ■ £§ I al? j 2 I* l'Si u «Sí Donla) . ....... „.., ProfMión Domicilio .... ... ....... ,,.„ „„,,,, ,. PoModAn Dto. pottal Provincia .,..........„, Domo tuscríbirma al pari&Hco tamanal ■ragonés ANDALAN por un año □ por un aomaatra □ , prorrogable miantraa no aviaa an contrario. Oomiciftan al cobro an al banco. O Envío al Importa [chaqua □ giro p. □. tranaffaramsia Ol O Pagaré contra roambotoo. {Recorte y «nrfa «st* boteün. NO NECESITA FRANQUEO) .dé lt7. ANDALAN 13