pueden presentar un pasado tan plagado y rico en acontecimientos como Daroca. PeMo ese pasado ha sido alteraido en numerosas ocasiones, bien para darle una mayor antigüedad, bien para exaltar valores religiosos que nunca jexistieron. Daroca nace para Ija Historia con los musulmanes; ellos fueron los primeros jen fundar en la ladera del ■monte de San Cristóbal un pequeño caserío, quizás a fines del siglo VIII, que en el año 831 se ha convertido ya len una importante ciudada ■del norte de al-Andalus, la ■cual organiza un distrito en isu entorno. Los musulmanes ■construyeron Daroca en la ■falda de un monte, por lo ■que tuvieron que aterrazar el Iterreno para poder levantar ■sus casas y trazar sus calles, que no se disponen anárquiamente, sino que siguen un sludiado plan de viabilidad rbana y de drenaje. Ciudad equena pero bien poblada, onde todo es abundante y arato. Como narran las cróicas musulmanas, será conuistada por el rey Alfono I de Aragón en 1 120. La ocupación cristiana va transformar la ciudad de n modo decisivo; a raíz de a concesión del fuero de 142 por Ramón Berenguer V, acuden a Daroca poblaores navarros, franceses, ascos y aragoneses, para los uales será necesario habiliar nuevos espacios urbanos, a ciudad musulmana queda pequeña, se rebasa ampliamente su perímetro y se construye un amplísimo barrio, el de la Franquería, que constituye la calle Mayor y sus aledaños. En apenas me- Daroca: de la historia, al olvido dio siglo se ha triplicado la extensión y la población de Daroca, que se ha convertido en la principal fortaleza en el sur de Aragón. Daroca se fortifica ampliando sus murallas, y en su interior se van construyendo iglesias y conventos. Gracias a las libertades concedidas en el fuero de 1142, la ciudad constituye una comunidad de hombres libres en medio de una Europa feudal; estos hombres libres e iguales recibirán parcelas idénticas en tamaño para construir sus nuevas casas, lo que dará lugar, dada la forma rectangular de las parcelas, a calles rectas, que destacan notablemente de la intrincada red de callejuelas de la Daroca árabe. Los siglos XII al XV son de guerras constantes, primero contra los musulmanes, luego contra los castellanos; por ello, Daroca, siempre en la frontera, se convertirá en el más firme bastión aragonés; durante la guerra de los Dos Pedros fue la única ciudad de la frontera que no ocuparon los castellanos, recibiendo por ello el título de ciudad. Es, además, en esta época cuando Daroca forja los símbolos por los que es conocida: sus murallas, sus iglesias y los Corporales. Poco a poco Daroca va quedando dormida; ya no hay luchas guerreras notables, ni grandes construcciones, ni «milagros» como el de los Corporales; el siglo XVI es el último que va a ver la construcción de gran¬ des obras públias, como la Mina, gran túnel para desagüe de tormentas, o la ampliación de la basílica de Santa María. Además, de aquella democracia primitiva de los siglos XII y XIII en la que hombres libres e iguales, reunios en concejo, elegían a sus cargos públicos, apenas queda el recuerdo. Son ahora los caballeros, estamento privilegiado, quienes desde fines del siglo XIII lograrán hacerse poco a poco con las riendas del poder municipal. Las diferencias económicas y sociales se acrecentan; si el fuero de 1142 prohibía que hubiera en Daroca palacios, salvo el del rey y el del obispo, desde el siglo XV los nobles y los caballeros romperán esta normativa, construyendo enormes caserones y palacios en la ciudad. Daroca quedará cada vez más aislada, primero con la variación de la carretera de Zaragoza a Madrid en 1826 por Calatayud, y ya en 1932 al desaviar por el Huerva el ferrocarril Zaragoza, Madrid, Barcelona y Valencia; la ciudad se va quedando sola, sobre todo sola de jóvenes. En la actualidad una única esperanza, la construcción de una prisión, mueve las espectativas de desarrollo; es éste un país de paradojas: durante la II República la cárcel del distrito de Daroca se derribó para construir sobre su solar una escuela; hoy Daroca basa su esperanza de que se construya un instituto en una prisión. JOSE LUIS CORRAL LAFUENTE Doctor en Historia HOSTAL EL PUENTE CAFETERIA BAR RESTAURANTE COCINA TIPICA ARAGONESA Teléfono 55 12 79 HOTEL RESIDENCIA EL PUENTE II TODAS LAS HABITACIONES EXTERIORES, CON TERRAZA CALEFACCION Y BAÑO COMPLETO GRAN SALON DE TV Y LECTURA Teléfono 55 12 11 CARRETERA FRANCIA, s/n. BENASQUE ANDALAN 9