aiMkiliín Sobre los dialectos AGONESA Hemos sabido, con gran satisfacción, la existencia de un pequeño grupo de jóvenes, oriundos de nuestro valle de Benasque. interesados en el conocimiento del folklore henasqués y, aprovechando la hospitalidad de ANDALAN t me permito dedicarles algunas reflexiones. Discurrir acerca de una materia es siempre útil; si se hace con el exclusivo fin de aportar razones que, confrontadas con otras, pueden aproximamos a la verdad. A nuestro juicio, de todo lo que conserva la civilización montañesa digno de ser recogido, lo más interesante son los dialectos. Todas sus formas de manifestarse, conversación, refranes, cuentos, dichos, topónimos, etc., son de gran valor. Apresurémonos a decir que no todos opinan asi. Algunos creen que los dialectos son formas de hablar de gente rústica e inculta y que, por tanto, no deben emplearse. Mas, tenemos que todas las lenguas nacionales comenzaron siendo dialectos, y que, luego, llegadas a ser lenguas oficiales, se enriquecieron tomando a otros dialectos diversos elementos, porque la realidad es varia y, con frecuencia, toma aspectos ^particulares en cada región y para expresarlos, la lengua nacional tuvo necesidad de la voz del giro creados por los que vivían en contacto directo con esas particularidades. Dialectos y lenguas nacionales tienen, pues, él mismo origen y se deben al mismo autor, él pueblo. Tan nobles son los unos como las otras. Todos son producto de una evolución natural. A pesar de estot los gobiernos, en toda Europa, han tratado de eliminar los dialectos, invocando ta unidad nacional y sosteniendo que el empleo de los dialectos dificultaba la difusión de la lengua oficial, motivos que ocultaban a veces, otros menos confesables. La acción de los gobiernos ha sido reforzada por la de aquellos maestros desconocedores de la lengua materna usada por sus alumnos, pensando que el niño encontraba en el aprendizaje de una lengua nueva las mismas dificultades que el adulto. Todo ello procede de creer que él niño es un hombre en miniatura. No. Lo mismo que el renacuajo no es la rana que luego llegarà a ser, el niño no es el hombre en que, más tarde, se convertirá. El niño tiene en lo físico, como en lo intelectual, constitución y aptitudes que lo diferencian del hombre. Obsérvense dos fotografías de las mismas dimensiones, una representando un niño y otra, un hombre. Nadie las confundirá. El niño no tiene la fuerza del adulto; posee^ en cambio, la flexibilidad corporal y la movilidad en grado muy superior a tas del hombre, ¿Quién no ha reparado en la imaginación fantástica del niño? — Tú serás el rey, dice a un compañero de juego, éste el caballo, y yo él guerrero. Y cada cual encarna el papel que le ha sido asignado con la mayor naturalidad. En un periquete os transforma en árbol, en león o en pájaro. De esas facultades, en el camino de niño a hombre, unas se desarrollan y otras se atrofian. Veamos lo que ocurre en la que ahora nos interesa. En las familias que emigran al extranjero, los niños, al cabo . de un par de años, hablan fácilmente la lengua del país que les acoge; los padres, no. Es que los niños, hasta tos once o doce años, tienen una aptitud excepcional para adquirir tos medios de expresión. Hasta esa edad, aprenden dos o tres lenguas a la vez, sin más esfuerzo que él necesario para adquirir una sola. Hemos visto crecer a varios niños a quienes las personas ancianas hablaban en benasquést tos padres, en castellano y tos maestros y amigos, en francés. A los siete u ocho años, se servían con soltura de tas tres formas de hablar, según el interlocutor, y hoy, hombres, siguen hacienda lo mismo. „ El aprendizaje de la lengua materna es un trabajo inconsciente de copia, de imitación, que hace et niño sin pretender imitar, ni sospechar que lo hace. Esa lengua no se enseña, se aprende. Nadie fracasa en su aprendizaje. Recuérdese aquello de: "Admiróse un portugués...". El proceso es este. Et niño OYE a su madre una palabra y VE la çosa a que se refiere. Produce sonidos que se van pareciendo a los de la madre. Cuando ha oído la palabra cierto número de veces, et niño uiie ta palabra y la cosa, y ambas se evocarán mutuamente; la cosa traerá ta palabra y éstaf ta imagen de la cosa. El niño hablará entonces por palabras sueltas, sin asociarlas: "Pipí, mam, papá, bába". A medida que el cerebro madure, que aumenten tas interconexiones de sus células nerviosas, establecerá relaciones entre tas palabras y entre sus imágenes y hablará asociándolas, primero por pares, con frases de dos palabras, más tarde de tres y asi sucesivamente, A los cuatro o cinco años, hablará como la madre. Es el método audio-visual, natural y directo, en uso desde que tos hombres hablan, aunque algunos modernos creen haberlo inventado ahora. Si en vez de una lengua OYE y VE tos elementos de dos o trest sigue para cada una la misma evolución, y pronto comprende que en "frío, fret y froid" hay tres palabras y una sota cosa, y, más tarde," que "Vamos de paseo, aném a pasiámos y nous atlons nous promener", son tres modos de expresar la misma idea. El vocabulario y su construcción, o sea la manera de emplearlo, forman un todo, distinto e independiente en cada lengua. Cada vocabulario ha sido presentado en su molde y sólo en él puede utilizarse. El proceso de una lengua no estorba al de otra, aunque alguna vez, por excepción, ta imagen arrastre el vocablo de otra lengua a un sistema que no le corresponde t descuido que el, hablante se apresura a corregir. Si et benasqués encuentra a un forastero, venido de ta ciudad, la presencia de éste evoca en aquél él conjunto que forman vocabulario y construcción castellanos y le haÑa en español Las dificultades proceden de enseñar las lenguas vivas del mismo modo que las muertas, el latín y el griego. Esto da por resultado esos pobres estudiantes que, creyendo hablar una lengua extranjera, construyen las frases en castellano con palabras que no son españolas. En la idea de que et empleo de tos dialectos perjudica a la unidad nacional, puede que se confunda unidad y uniformidad. La unidad no excluye la variedad. La humanidad es una y no hay dos hombres iguales. Evidentemente, todos debemos conocer la lengua nacional, y hasta sería provechoso disponer de una lengua internacional q, mejor aún, universal, pero no por eso desearíamos la desaparición del castellano. Hay quien piensa que siendo los dialectos formas groseras de hablar próximas a desaparecer, es ocioso ocuparse de ellos. Efectivamente, todo lo que nace mueret pero en muchos casos no tan pronto como algunos imaginan. Puede que aquí también se tome ta transformación, la evolución, por desaparición. La realidad nos muestra qué después de guerras, revoluciones, invasiones y deportaciones, y del tenaz empeño de los gobiernos, allá donde ta lengua materna no es la oficial, se sigue empleando aquélla én toda Europa. Es verdad que la llegada de la civilización ciudadana a los altos valles produce un gran trastorno en tos dialectos. El montañés dispone de las palabras necesarias para expresar sus actividades, mas desconoce lo que es ajeno a ta vida montañesa y, por tanto, carece de palabras para expresarlo. A nuevas costumbres, nuevos utensilios, corresponden palabras que et dialecto no tiene. Este va a enriquecerse, su vocabulario será ampliado y hasta remplazado en parte. Por ejemplo f si se sustituye et hogar bajo de las antiguas cocinas montañesas por una cocinilla eléctrica o de gas, varios vocablos referentes al fogón, la leña, ta chimenea, etc., caerán en desuso, pero es muy posible que lo fiuévo sea "mordido" por el espíritu del dialecto y las "pistas" se conviertan en "pistes", como et "correo" se hizo "correu" y la "cuchara" se quedó en "cultera", cuando él progreso los trajo al valle. Hemos tenido ocasión de observar lo ocurrido en el vecino valle de Luchon. Hace ya cien años, fue invadido por las gentes de las ciudades. Las fáciles comunicaciones, tas curas termales, el juego, él paisaje, las ■ diversiones f atrajeron muchos forasteros. Por razones económicas, tos naturales, reducidos a minoría, tuvieron que adaptarse a la nueva situación. Lenguaje, costumbres, modas, hasta gestos nuevos, se impusieron. Hoy en la villa sólo se oye hablar francés. En conversación con un señor, empleado en la Administración, le decimos: —De modo que el tuchonés ha desaparecido, aquí sólo se oye et francés. — ¡Ah, no! Yo en casa, con mi esposat hablo el patoi. Y parece que lo mismo ocurre en los demás pueblos y aldeas del valle. No obstante, ¿qué interés puede tener la conservación de esos pobres dialectos refugiados en los riscos de nuestras montañas? Los hombres de ciencia zanjaron hace tiempo ta cuestión en favor de los dialectos. Vieron que et dialecto es un museo de recuerdos, de vestigios ancestrales de pueblos antiquísimos, de giros y voces que tenían las lenguas nacionales en tiempos ^ pasados. Muchas palabras del benasqués actual, "fame, martiélto, bégada, etc.", las empleaba el castellano hace diez siglos; "Et Coll de Toro" nos habla de hechos históricos viejos de mil quinientos años; et dicho "Rabentá coma la fefét" (ta cigarra, de tanto cantar) es el eco de una tradición recogida ya por Platón' (429-347); nuestro "maltadó" de un solo palo lo empleaban los egipcios hace tres mil años. ¿De cuántos siglos datará la R de los barrancos benasqueses) "Remáscaro, Rinéro, Remúñe, etc.?". Et dialecto puede ser un gran auxiliar en ta formación cultural de tos jóvenes, si los maestros conocen ta lengua materna de éstos. Además, ta conservación del dialecto proporciotta las ventajas del bilingüismo. Cada forma de hablar, según se ha dicho, ordena los elementos del discurso de un modo especial, como si cada una tuviera sus moldes particulares. Así. donde uno dice: "Me duele la cabéza", por ejemplo, otro dirá: "J'ai mal à la teta" o "Me fa mal ta cabesa". Eso hace que expresar la misma idea en lenguas distintas obligué a una especie de gimnasia intelectual que da mayor aptitud al cerebro. Por otra parte, designar et mismo objeto con nombres distintos, tiende a separar la palabra de la cosa, lo que conduce a la abstrae? ción, desarrollando ta capacidad comprensiva del individuo. Aún hay otra razón, tal vez ta más poderosa, para conservar los dialectos. Él dialecto es la condensación de la vida, de la civilización, del grupo que lo emplea. Lo sui géneris de ella, lo que la distingue. Es para et conjunto de los habitantes del valle lo que la huella dactilar es para el individuo. Si perdemos el dialecto, quedaremos reducidos a ser, dentro de la comunidad nacional, "como güelles sin siñal". Un hecho actual llama ta atención. Si conservar lo sui géneris no fuera importante, ¿por qué Europa, al unirse, había de poner tanto empeño en preservar la personalidad de tas naciones que ta componen? Y para terminar. Ved, amigos míos) si lo dicho puede seros de alguna utilidad. ANGEL BALLARIN CORNEL ANDALAN ha f --como con Costa pío— unos númeroi - tocar ampliamente'; entrañable de las ma que no debe su lugar natural ^ pretender que ^ habiéndolas (q^ malo, si fuese r podemos reducir li de ellas nos qu^ ra nada, a base di de desprecio, Eo caso, nadie podrá tales reliquias i son. del todo, ti sólo nuestras. De , dos si el tema se madre alguna vez salga por exceso, A xada ye ta yo tó un símbolo. Y creigo que podría ser-ne tamién ta muitos. A xada, ixa ferramienta tan simpíe y biella, replega en sí mesma toda una istoria, una istoria lingüistica apasionada y emplida d'interés: a istoria d'a mía reconquista presonal d'a fabla. Encara se dize en cuasi tó Aragón a palabra 'jada', asinas, no lo castellano 'azada'. Y ixo anque cuasi toda a fabla que s'emplegue siga castellana. Igual que se dize 'alfalze' y no 'alfalfa' u 'sargantana' y no 'lagartija'. Y ye que as palabras rusticas, as palabras d'o cambo, se conserban mellor y más tiampo, porque ben chuñidas muí estreitamén con as cosas, con os objetos. En os campos d'Aragón siempre s'eba dixto xada. Cuan se castellanizó a fabla d'a tierra plana se dizié jada, pero nunca 'azada', que a estáu y a quedáu siempre estraña ta os aragoneses. Por ixo, cuan a mía may m'enseñé à fablar, m'en enseñé como sabeba : jada. Y anque nusatros bibibanos* fuera d'Aragón y anque à yo m'ensoñoron en o colegio lo castellano, y anque os mios pays charrasen tamién en castellano, yo no conoxeba atra palabra ta clamar ixa ferramienta que jada. Y à la xada más pequeña que yo emplegaba en o mió chardin 11 clamábanos jadico. Cuan' charrába en castellano con a chen y diziba cualque (bella) d'ixas palabras, a chen no replegaba, y à yo m'en daba bergüenza. Con o tiampo iba aprendendo más palabras (dica que un se muere se ye aprendendo à "charrar) y muitas yeran aragonesas. Yo no'n sabeba y as diziba normalmén. Sobretot en casa, pus en a cátella, con os amigos, en o colegio, precurabà no dizir-ne : allora bi-eba emprenzipiáu a crisidar (parar cuen- Cuando uno se refiere a ia lengua hablada, y se recurre a ella para poner algún ejemplo concreto, se corre el riesgo de que la gente, hablo en general, no se tome muy en serio la cuestión. A no ser que se trate de algún hecho notorio y conocidísimo. Es que la palabra hablada es muy volátil y desaparece sin dejar rastro. Quien oyó algo no común — o lo oye todos los días — está en el secreto de eso porque lo captó personalmente, por su propio oído. Y vete tú a fiarte de aquél que dice que oyó tal cosa. Lo más probable es que sea verdad, pero la gente, en el fondo, no lo cree del todo hasta que lo comprueba por sí misma clara y distíntanmente. Sólo entonces, cuando lo ha experimentado personalmente, accede plenamente a incorporar a su repertorio de ideas y conocimientos el hecho en cuestión. Lo malo es que, muy a menudo, eso de experimentarlo personalmente queda un poco a desmano, o no es tan urgente o importante, el hecho, como para tomarse la pena. Y todo esto viene a cuento de que he experimentado varias veces la sensación de quedar en ridículo bajo una mirada irónica e incrédula, cuando se me ha ocurrido hablar de la lengua aragonesa. Te miran con la típica sonrisa burlona, como diciendo: «¡De dónde se habrá sacado ésto, este loco!». O asienten dócilmente como esperando ver en qué termina «todo este cuento». No me molesta tanto el hecho en sí de que contradigan o admitan tus palabras con cierta reserva, como el hecho de que no ocurra solamente con gente de no muchos estudios o no «muy informada» (al fin y al cabo, qué culpa tienen de no tener toda la cultura que podrían haber tenido o deberían tener) sino tambien, y normalmente, con gente «enterada», de cultura media y alta, universitarios aragoneses concretamente. Y a este propósito quiero presentar un documento gráfico, muy reciente. Se trata de un programa fes- IXADA por F. CH. NAGORE tivo de un concurso, que se podía ver en un escaparate de Ayerbe él 11 de septiembre de 1972. La copia la debo a la amabilidad y el interés de José Manuel Lacadena, de Jaca. (Los subrayados, con los que hago notar lo aragonés del texto, son míos): «Sace saber quel día 11 de setiembre tendrá lugar en a plaz'alta o 2.° concurso de carne a la pastora y que se dará carne as cuadrillas apuntadas. También habrá un tonel de vino pa abrevarse. Se ruega no echar muitas especias pues Taño pasau cenaron gratis hasta en Caldiarenas por a El aragonés es realmente el idioma de nuestro pueblo ta, notaii muita Ü nas as s mo seí plantaina clama 1 s'empW brindo f gu¡r ficiente do'), W llar iï áerol con a Cl escorça' rnodars6 ('des a C 0 arage s'o eí á abf jolor que percibieron en aquel lugar. Tampoco se podrá echar choto no vaya a ser que tengamos follón con algún gachó que nos venga con isa mote que circula po'a comarca. A os forasteros que s'acerquen tas charas sólo se les dará a gustar a jarcia una miajeta pues si no igual se quejan os posaderos de que les furtamos a clientela. Si alguno no tia sartén y aprovechando qu'a Renfe sa sacau as maquinas de vapor podría gestionar a compra das calderas da estación, ahora que a continuación ya podría subir t'Ansó a comprar o ganau do lugar pa échalo dentro, así como un volquete y patatas y o aceite que molió a cooperativa en a zaguera campaña. Fartaros hasta reventar pero no sus caguéis que luego habrá que correr os toros de fuego. A comisión Nota: Pa incríbírse hablar con o zagal de Forcada.» En este texto se pueden ver algunas formas aragonesas interesantes. Sobre todo, los artículos determinados: o, a, os, as. El adjetivo muitas (del latín multas), el demostrativo isa (del latín ipsa), que más correctamente debía ser isa. Encontramos la característica preposición aragonesa ta: Tas charas (=a las hogueras), t'Ansó (= hacia Ansó). El adjetivo zaguera (=última), los nombres charas, zagal, choto,... y verbos como fartar, furtar. Poco, pero suficiente como para que veamos que el aragonés, más o menos, todavía sigue siendo la lengua que se usa en Ayerbe, población de más de 2.000 hab. Salta a la vista, sin embargo, la gran cantidad de castellanismos de que está lleno el texto: Saca en ver de SE FA, echar en vez de CHITAR, algún en vez de Bel, s'acerquen en vez de S'AMANEN, sartén en vez de SARTANA, ahora y no AGORA, subir en vez de PUYAR, patatas en vez de TRUMFAS, hasta y no DICA, hablar y no FABLAR o CHARRAR, etc. Es decir, este texto nos indica no sólo la relativa vitalidad del aragonés en Ayerbe (1), sino también la alarmante pobreza y castellanización del aragonés ayerbense. Sírvanos enhorabuena de ejemplo para lo uno y para lo otro. Para que nos demos cuenta de que el aragonés es realmente el idioma de nuestro pueblo. Y para que aceptemos eso, no como una realidad triunfal, sino como algo que está siendo empobrecido y destruido. Es decir, como una lengua moribunda, igual que moribundo está Aragón, pero que todavía posee la suficiente vitalidad para que trabajemos por hacer del aragonés la lengua de cultura, literaria y conversacional, de Aragón. Francho Chavier NAGORE LAIN VITALIDAD DE UNA LENGUA (1) Como bibliografía para el estudio del. aragonés de Ayerbe, véase la tesis doctoral del doctor Tomás Buesa Oliver, El ayerbense. Contribución a la geografía lingüistica del prepirineo aragonés. (sin publicar), y otros trabajos que el mismo autor ha dedicado al aragonés de esa zona: Terminología del olivo y del aceite en el altoaragonés de Ayerbe, Miscelánea dedicada a Mons. Griera, tomo I, Barcelona 1955, págs. 57-109. Sufijación afectiva en el ayerbense, en Actas del tercer Congreso Internacional de Estudios Pirenaicos, Gerona 1958, págs. 9-32 (publicación en Zaragoza, 1963). Soluciones antihiáticas en el altoaragonés de Ayerbe, en Archivo de Filología Aragonesa, X-XI, 1958-59, págs. 23-55. Y algunos otros trabajos. Me lo decía no hace mucho Lu cía, maestra de Chistén (Gistaín) y natural de Plan: "Hay que convencer a nuestra gente de que no pierda el idioma. Y lo mejor es enseñárselo, hacer que lo estudien... y quitarles el complejo de inferioridad que sienten trente a quienes hablan castellano". No vamos a estudiar el porqué de este complejo, todo lo que lleva consigo de subdesarrollo cultural y económico. Pero si los altoaragoneses han ido perdiendo su idioma en algunos valles no ha sido más que por falta de conciencia idiomàtica. Lucía lo sabe bien. Ella no hablaba más que aragonés en su infancia y hoy lo habla y lo enseña a sus alumnos. Ella, que sufrió como todos las críticas y las sonrisas más o menos burlonas de los "finos" castellanoparlantes. Porque para nuestra gente hablar aragonés era, y aún sigue siéndolo para la gente mayor, hablar "basto", contraponiéndolo al castellano, lengua "fina", propia de la gente culta; gente culta que, desde maestros a guardias civiles, no ha sabido, en general, respetar la realidad lingüística del Altoaragón. Pero el estudio detenido de esta problemática nos llevaría demasiado lejos y no es ésa mi intención ahora. ANDALAN quiere que nuestras fablas, que es como decir el conjunto idiomático altoaragonés, se dejen oír. Y eso es bueno, bueno porque nuestros montañeses se han de convencer de la validez de su lengua, porque hacemos lo que Lucía me decía, lo oue unos cuantos "locos" estamos llevando a cabo. Y es curioso que, a pesar de todo, nuestras gentes, al menos en algunos valles, se han negado a Una voz que no debe morir perder su lengua... El pueblo la ha conservado en sus casas... siempre que no haya delante quien pueda reírse de ellos. Ahora comienza a ser distinto. Ha bastado que unos cuantos, nó sólo no nos riamos, sino que escribamos y defendamos el altoaragonés, para que ellos, sobre todo los jóvenes estudiantes, hayan , tomado conciencia de su personalidad idiomàtica. Y ya no es sólo lo que me dijo la Sáñá Xuaquina Cazcarra: "Que se xiben, que nusatros es entendén y és no mos entienden". Ni esa especie de sonrisa tímida que dibujaban cuando hablábamos con ellos en nuestra lengua. Es algo más: es el orgullo de tener algo propio que los diferencia y saber que esa lengua es válida para todo, no sólo para la casa o para que los zagales se rían de los forasteros finolis que no los entienden... Cuando Xusefina, la gran Xusefina de San Xuan de Plan, me hablaba en altoaragonés en Madrid lo hacía con orgullo, como diciendo "aquí estamos nosotros",.. Había en ella tanto orgullo como hay amor cuando habla con los suyos en la única lengua en la que es capaz de volcar todos sus sentimientos. Y el día que el nivel cultural de nuestra gente sea todo lo alto que deseamos, serán muchas más cosas las que podrán decir en su lengua. Para ello es sólo cues tión de qne los zagales pirenaicos sigan convenciéndose de su propia personalidad. Los que se han dado cuenta de eso, no sólo no han renunciado a su lengua, sino quecomienzan a exigir a sus mayores que no les hablen en otra lengua. Las cosas han comenzado a ser distintas... ¡afortunadamente! , ANCHEL CONTE chen li parixeban raras. Yo no li dié a ixo Dy Slguiba dizindo ixas palabras. Y bellau- cÏÏii n0 eba otro renieyo : no sabeba có^eiiano, Asinas, siempre e dito jadico y iras i tiamp0 que sé qu'en castellano se i palabras «raras» que s'emplegaban, y u r \m^' y que poqué a poqué fuey descu- 'ÍmIZ^ yeran V*™' e™*™ Cpersersej, sucarrarse, práu ('¡bastaí, ¡su^oioso'), arguelláu ('desmedrado, delgatol ^^^seado'), pito í'canica'), da^ j'alNe Calbahcoque'), ternasco Ccor- íde! dimpués d,a boca 6'a mia may' ya ¡cascara i- yeran ara90nesaS- Por exiemplo: fenw] 7Piar'). acoflarse ('sentarse, acolluc/ar l,inar ('deshollinar'), esfilorchar ícayadd en,!pentar ('^Pujar'). morrudico, I ' Pa|o de pastor ), tozolón, ababol pipiaba as CUenta c,u,ixas Paiabras yeran le si bi^eb'^h 9 reconcíuista- Lo segundo pa^'encat-íf Palabras aragonesas, eba a no conoxeba: por ixo empezé à rechirar por toz os libros y dizionarios que podeba, ta trobar palabras aragonesas. Yera lo comienzo d'a rechirazíón, pero encara sin dengún orden. Dimpués behié lo descubrimiento d'a fabla biba: seguntes leyeba, se fablaba encara I'aragonés en as báls pirenencas y en bels lugárs de Huesca. Con l'estudio d'istas fablas y d'a suya íonetíca istoríca faenié lo, «reconoximiento». Cosa me feba más goyo qu'encaxar as palabras que yo conoxeba en o sistema de lo más puro aragonés. Por ixo as palabras que guardan una mayor sijnificazión ta yo son ixas en as que se beye miüor a diferenzia con o castellano en a suya eboluzión dende o latín. U siga, ixas que guardan encara os rasgos fonéticos aragoneses. ESFOLLINAR, por exiemplo, con a — F— aragonesa, y no con a -^H— castellana. Y PLANTAINA, con o grupo PL— y con a terminación —AINA, y no como en castellano —én. Igual que SARTANA ('sartén'), d'o latín sartagine, y PERRA! NA ('herrén'), d'o latín ferragine. Y JADA, con a suya — J — y no con a — z — castellana. Pero ye en ista zaguera palabra ó se fa de forma más completa a reconquista. JADA probién d'o latín asciata. Lo grupo — sci~ eboluziona en aragonés ta X [s], y asinas o beyemos en as formas que s'emplegan en as bals pirenencas: ixata, axada, axáu, acháu, chada, xada, etc. JADA yera aragonés, pero castellanizáii. En puro aragonés se diziba XADA: Allora sólo caleba dizir XADA, con a pronunziazión [s] (X=s). y ya podría dizir que fablaba aragonés. Ixe descubrimiento me fazié muito goyo. Eba zarráu o zerclo y yera plegáu dica os radicóns d'a fabla. Por ixo m'á feito muito goyo beyer firmando lo nombre d'a rebista una xada y una forca. Son símbolos d'o triballo en o campo, pero podrían también sear ta muitos lo simbólo d'a reconquista d'a nuestra bieiia fabla. Anchel Conte: iVO DEIXÉL MORIR A MIA VOZ. Colección «El Bardo» de Poesía. Barcelona, 1972. 60 ptas. La aparición en El Bardo de un libro de poesía en «fabla altoaragonesa» es un hecho muy significativo. Una lengua olvidada y moribunda como es el altoaragonés necesitaba unos primeros auxilios que la sacaran del estado de coma eñ que se hallaba. Su autor, Anchel Conte, es un acérrimo amante de esta lengua y desde L'Ainsa, donde reside e instruye a los muchachos del Instituto (y hace muchas cosas más por esta villa tan querida suya), se preocupa por el razonamiento y resurrección de nuestro lenguaje, a la vez tan nuestro y tan ajeno a nosotros. Y además , en Anchel Conte se conjuga la cualidad de ser un poeta de una enorme sensibilidad y de un gran lirismo, sencillo y patético. Como nos dice en su prólogo, «a fatalidá de l'altoaragonés ha síu no alcontrar escritors qu'o esparcisen, qu'o unificasen y o dinificasen». En realidad éste no es el primer libro de poesía altoaragonesa que ha aparecido recientemente, pues el año pasado, y editado por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, se publicó un significativo libro1, cuyo autor, F. Nagore Laín, está muy vinculado con su tierra, su gente y su habla. Anchel Conte, en su prólogo, no se lamenta sólo por la mínima difusión del altoaragonés, sino porque los mismos parlantes son los primeros en avergonzarse de su lengua: « Y o pior ye qu'os qu'encara la parlan, no gosan á felo deván de chens foranas, avergonzáus de suyo idioma...». Y, además, como apunta también Anchel Conte, no es ni con baturradas, ni con chascarrillos como el altoaragonés ha de encontrar su merecido reconocimiento. La poesía de Anchel Conte es sencilla y sabe aprovechar muy oportunamente la métrica y el ritmo conveniente para dar gran musicalidad al altoaragonés. Partamos de la base de que la fabla altoaragonesa es muy melodiosa y consta de paiabras de gran musicalidad, sobre todo sus verbos (tremolar, esbarafundiar, eshrhnar...). Pero el ritmo corto que imprime Anchel Conte y el lenguaje sincero, sencillo pero de gran lirismo, que émplea, dan, formalmente, una gran sensación de belleza. Utiliza frecuentemente los octosílabos y muy pocas veces los endecasílabos y dodecasílabos. La rima es fluida, no es tajante, no sigue un canon fijo, pero es casi siempre alterna y asonante. El libro consta de seis pequeños libros con un título y una presentación puesta en poesía prosaica. Anchel Conte es un eterno nostálgico, un añorante de las cosas que poco a poco se van perdiendo. No abusa del paisajismo que pudiera parecer fácil, sino que lo trata desde un plano anímico y no solamente descriptivo: «Tovas auroras de Taima cada maitín, y cada nuey foscas negruras calladas...» La soledad está presente siempre en Conte como una obsesión. Es una soledad la que, nos presenta desgarrada y desprovista de ampulosidad: «Soledá, soledá, soledá d'a existencia mía». La muerte parece acompañar a esta soledad, a esta tristeza de un ser. desconsolado, la muerte no es ni siquiera cruel, sólo funesta: «Un día en qu'una palabra una sola sera to: }MUERTE! Muerte sin resurrección. Poco más tengo que decir de Anchel Conte y de su libro. No es un libro definitivo. Pero es un libro que se debe comprar y leer. Es un libro, que, además de decir mucho, significa mucho. Va acompañado de un vocabulario muy interesante que ayuda a la comprensión del mismo. Es, en definitiva, un libro indispensable en toda biblioteca aragonesa. CURRO PATAS (1) Sospires de Taire (Fabla Chesa), Zaragoza, 1971. ^ wmm