El ATRASO ECONOMICO DE UNA REGION A propósito de un reciente libro de J. M. Boiras sobre Galicia (1) Por LORENZO MARTIN - RETORTILLO El catedrático de Estructura económica de la Universidad compostelana ha escrito sobre Galicia un libro modélico. El volumen, de poco abultada extensión, contiene, en cambio, amplia y rica gama de observaciones originales sobre Galicia, en los más variados campos que a un estudioso social interesa. La trama viene constituida, sí, por el atraso económico, el subdesarrollo. Pero claro, como bien se comprende, el atraso no es más que el resultado de una serie de causas, es un efecto, que, por supuesto, incide de manera activa en la producción de los posteriores efectos. Hablar del atraso económico de una región, proporciona motivo a un investigador honrado y valeroso para analizar sus causas y la secuela de nuevos efectos. Proporciona motivo para referirse a todo ello con profundidad — y originalidad— despreciando los lugares comunes, mejor aún, intentando superarlos, porque al fin y al ca bo lo que se llama lugares comunes suelen ser intentos de camuflar una realidad, intentos conscientemente fomentados o sugeridos desde determinados centros de dominación. ¡Qué bien aprovecha Beiras esta ocasión! ¡Es tan esclarecedor su libro! Característica muy a destacar del volumen —al menos a mí me ha llamado la atención con toda viveza — es el talante activo que contra cualquier forma de resignación ofrece. Beiras trata de superar cualquier tipo de resignación. Lo cual me parece muy bien. Lo cual es un grato obsequio para sus lectores. Lo cual es muy importante para todos en momentos en que la resignación se nos trata de servir como inexorable fruta del tiempo. No se resigna Beiras, por ejemplo, con el lenguaje. El que un catedrático de Estructura Económica, sin perder en absoluto rigor y calidad, escriba un libro' que todo lector puede entender sin dificultades, parece casi milagroso. Sorprende incluso que haya que fijarse en esto tan elemental. Pero a mí no me parece obvio el advertirlo. Lo común es que los economistas — y los sociólogos, y, tantos otros— utilicen un lenguaje punto menos que incomprensible que hace que los lectores no iniciados en el rito queden a dos velas en la mayor parte de Jas ocasiones. ¿Complicación de la materia? Más bien parece cerrazón mental y desprecio para con los demás, cuando no es pura comodidad o es algo peor. Está ^ muy bien que Beiras no se haya resignado en éste y que haya escrito un libro de economía y de otras muchas cosas, al alcance de todos. Y está muy bien, además, que Beiras haya escrito en gallego. Lo que podría pensarse era sólo una lengua arcaica al uso de las clases inferiores — campesinos o pescadores, fundamentalmente— puede, con toda obviedad, ser vehículo adecuado de los más modernos conceptos y de las más novedosas de las disciplinas académicas. Es muy bonito este testimonio — un© más, afortunada¬ mente, de una consistente corriente — de no resignarse a usar el gallego como pariente pobre, testimonio valioso en esa vía de superar el complejo de ; inferioridad que, por desgracia, se había intentado hacer connatural al uso de tan rico idioma. Idioma que, insisto, si na cido en un mundo de relaciones de producción que hoy se consideran anticuadas, no tiene por qué anquilosarse y unir su suerte a la desaparición de aquellas relaciones de producción precapitalistas, sino que bien puede dar ' un salto al frente, salir adelante, evolucionar y continuar siendo jugoso vehículo de expresión de un pueblo. Y a esté respecto el libro comentado nada tiene de mera enumeración de datos o cifras sino que hay páginas jugosas en verdad que se leen con auténtico deleite. Desde hace tiempo viene estudiando Beiras con gran aplicación los problemas de la población gallega (2). Las cifras son ya alarmantes, muy alarmantes. Junto a ello una constatación que puede parecer obvia y que incita a cualquier cosa menos a la resignación : «resulta muy s claro — afirma — que no son factores biológicos sino socioeconómicos los que minan nuestra demografía». No son las leyes de la vida las que ocasionan el progresivo envejecimiento de la población — y la correlativa desaparición de la población activa — sino la ley de Ja emigración, las exigencias de un subdesarrollo, que si es bien patente en nuestros días, que si supone un impresionante drenaje de recursos humanos que se trasladan a los países desarrollados de Europa, desde hace poco) y a los prometedores países americanos desde hace bastante más — como «gallegos» son designados indiscriminadamente los españoles emigrados a muchas repúblicas sudamericanas — , no fue tampoco va- ladí en uixos tiempos histórico,'., cuando los gallegos debían abandonar sus tierras para servir ai Rey de España... Pues bien, la emigración no es un mal necesario e inimpugnable, pero claro, siempre que se esté dispuesto a introducir las modificaciones pertinentes en las condiciones socioeconómicas que hoy campean. También de tiempo atrás viene trabajando Beiras en el tema del desarrollo de la economía agraria gallega (3). Hoy pasa por ser inexorable la necesidad de quebrar unas formas tradicionales de organización. Esto es, al menos, lo que quieren hacer creer quienes tienen el poder de manipular las ideas y los medios de transmisión social: ¡guerra a muerte a una economía campesina y artesana!!, tal parece ser la única opción permitida, y a partir de la destrucción que cada uno se las arregle como pueda, y a partir de ahí, el auge — esto es Jo que pretende presentarse como necesario — de un sistema de capitalismo monopolista con sus sin duda novedosas soluciones. Tal es la voz —soterrada o alborotadora— de los oficiantes en esa gran ceremonia de la aniquilación,, esos miles de concelebrantes en la ininterrumpida ceremonia de la aniquilación de la vida tradicional. Pero también la vida tradicional — ese peculiar mundo de la economía precapitalista gallega — tenía sus valores, sus instituciones comunitarias, sus peculiares formas de integración, Y había ahí valores muy significativos a rescatar, prendas de mérito a transformar, dándoles sí el aire de las nuevas exigencias, pero exigencias que sólo pueden pretender legitimidad cuando estén dictadas al servicio de una mayor solidaridad entre los hombres, al servicio de la desaparición, en definitiva, do cualquier tipo de explotación de unos sobre otros. La usual condena a la aniquilación de la vid^a tradicional, acaba con todo sin ofrecer en ^sustitución nada positivo. Tampoco aquí se resigna Beiras. Sabe que son falsas las voces que se oyen. Sabe que es inexacto el planteamiento usual. ■No es la única opción el aniquilamiento riguroso de todo lo tradicional. Y propone incluso su alternativa. Nada arreglan las propuestas tecnocráticas al uso. La única opción posible para poder salvar el atraso tradicional es, sostiene, la de una planificación socialista, esto es, imperativa y democrática a un tiempo. Porque la situación gallega es, insiste el autor, desde hace mucho, la de país colonizado. De poco sirven entonces los planteamientos tecnocráticos al uso que no hacen más que perpetuar — agravándola incluso— una situación de tipo colonial. Poco interés suelen tener los colonizadores en que desaparezca la situación de colonia. Es lógico. Es lo que ha pasado siempre. Pero sucede que, en ocasiones, los colonizados se encuentran ante la oportunidad de decir y, sobre todo, hacer, algo. Necesariamente tengo que sim plificar en esta ocasión. No prc- (Baqué) tendo hacerme eco aquí de los muchos puntos tratados que constituyen fuente profunda de reflexión: la evolución histórica, el especial significado de los planteamientos ilustrados —también aquí ricos en ideas pero sin que tuviera fuerza la clase social abocada a aplicarlos—; los valores rescatables en tantos planteamientos peculiares de la región: se habla sí del individualismo gallego y del minifundio y de tantas otras cosas. Pero el individualismo y el minifundio llegan a Galicia a consecuencia del Código Civil y de la desamortización, de la Ley de aguas y de la legislación local, y de tantas otras peculiaridades del sistema insti tucionl que ha ido llegando con los años desde la capital de la Monarquía, No me voy a detener tampoco en el estudio del capitalismo actual en GaJicia, con los análisis pormenorizados de los grupos dominantes, con la especial consideración de la burguesía gallega, instrumento decisivo en el proceso de colonización en el que ella misma habría de encontrar el vaciamiento de su poder; en el análisis de Jas características de la fuerza Jaboral y de la estructura sectorial y empresarial del aparato productivo, así como en el conflicto de intereses entre la sociedad industrial y los sectores precapitalistas que se pondera con detenimiento a propósito de la política hidroeléctrica, de la política forestal y de la pesca industrial. Las conclusiones deducidas al respecto son bien cristalinas y hay que decir que, salvando las distancias, ha cen pensar en regiones bien distintas a la específicamente estudiada. No quiero ocultar que escribiendo en Aragón y pensando en Aragón, muchas son las enseñanzas que de este libro pueden sacarse, aun después de utilizar simbólicamente el cedazo que la notoria diversidad de puntos de partida impone, ¡Qué gusto que libros así puedan escribirse desde Ja Universidad! Buen testimonio ofrece eJ presente — y son muchos más los datos bien aleccionadores-:- de que la Universidad compostelana no se resigna, como tantos quisieran, a continuar siendo inocuo escenario de las variantes posibles de la Casa de la Troya. El lector que se decida a la lectura de este libro, bien enriquecido ha de quedar — al meños, tal ha sido mi caso — en conocimientos e ideas que, si suscitaran el entusiasmo para con su propia tierra, le harán también mucho más exigente y riguroso. (1) Xosé Manuel BEIRAS, Oairas» económico de Galicia, Galaxia, VigO, 1972. (2) Recuérdese su concienzudo estudio, cuyos primeros pasos habían revestido la fonma de telsis doctoral, Estructura y problemas de la población graJlega, La Coruña, 1970, (3) Se puede citar, así, su libro. El problema del desarrollo en la Galicia rural, Galaxia, 1967, asi como el trabajo, O problema de planificación en Galicia, inserta en el vol, colectivo Introducción á economía galega do boxe, Galaxia, 1960. a b ano de I • / zacion eiafa Orosta Matral. esa aguerrida U }ader femevina de nuestro periódico, record [su articulo España: un lujo a su alcance"] '¿ante segundad con la que cierto anunci compañía de inversiones inmobiliaria utili^ eñuJo de la plusvalía para atraer aliento, ¡ Taparte la licitud moral de especular conu] lando aparte -y ya es dejar- a las m^ ;Jienes se ex pnme da tal dinero (abreros ]Zron el edificto; veraneantes que lo ocJ ¿ resto del anuncio no tiene desperdicio: ¡A mda ofrecer un 12 % mmimode beneficio n i es nada sí, como es bien sabido, parece kn ¡a costumbre de las inmobiliarias partir delm aportado por los inversores -o, en otros cm /ios mismos compradores de pisos (vendidos , Mos cuando no existe más que el solar)- U iés> organizar las cosas de modo que lleguen^ mtes los be neficios. la Esperanza'', llenes habían m jamás se )emnza" solamotores" fueHas y las co o: el paso de seguramente ¿Recuerda el lector el jaleo „ testimonio lacerante de la esOji dado sus dineros para tener construyó? Pues sepa que "¡ mente tuvo un inconveniente: ¡ó¡ ron más desaprensivos que oíros sos fueron más despacio que lo p la especulación legal a la estoja i muy grande... ¿Sabe el lector lo muríanarias"? Quizá lo recuerde de m sugm unció televisivo. El negocio lo habla organk in aventajado estudiante de arquitectura -11 oí ma la joya— a partir de un crédito bancario i, había permitido tener una opción de compn > un hotel en las islas afortunadas. Y el niño i el hotel, enterito, a inocentes compradores \ eían ser pro pie t arios de una suite (vendidas iho, por diez veces su valor real) que áqmlá lo largo del año y podían utilizar durante i¡i iías. El delegado de "Intur-Canarias" en. 1m declaraba el otro día a un periódico eaía/ángi Impresión del asunto era Jiaber sido objeto át\ laniobra auspiciada por la banca para desp r los fondos de inversión. ¿Opina lo mismo á itidaá bancaña bilbaína alcanzada en unos ci millones por avalar la operación? Pero no se me diga que hablo i inmobiliarias (aunque me deje en el tintero li tras). Es evidente que no todo él mundo p ' José Bamís y que el máximum de posibüidá jue las cosas acaben como en aquella esperpkí preía zaragozana que fabricaba camiones jé ¡es con objetos de la más diversa proceda lúe concluyó como iodo el mundo sabe. El $ & es —y uno quisiera saber si la Adrmnutradk, ace este tipo de preguntas— cuál es la tensió l de un país que lleva a sus ciudadanos a sá dinero fácil, an automóviles de lujo, en desp on aire acondicionado, en paradisíacas ^ñj16 la dolce vita, ¿Quiénes son, además, estos f anos? Todos O Arinoi macio» de ios al P Yo miento conocemos algunos: el profesional que arriesga sus miles de pesetas y no se resigna con unos honorarios de clase media; el comerciante al que un vividor le ofrece al arbitrio salvador; el grupo de amigos que decide una maniobra rápida, a la americana; el que tenia un negocio de derribos y pasó a contratista y de allí a especulador de altos vuelos; el funcionario público o bancario que ve desfilar ante su vista los millones... Detrás hay seguramente imágenes tan convencionales como patéticas, tan sugesti vas como simplistas: la esposa que pide más dinero; la envidia social; la reacción ante la oscuridad del trabajo diario; los hijos que quieren vivir como los del vecino; las amistades rápidas con aquel tío tan simpático; la absoluta insolidaridad social; la banalidad de la injusticia económica en una sociedad que no paga sus impuestos ni sus multas de tráfico; la idea de que la administración de justicia y la pra pia imagen de una sociedad organizada son cosas de las que uno debe de escurrirse a poco que pueda; la total irresponsabilidad. Y los hechos llegan a veces más lejos: de la irres ponsabilidad económica (ya se sabe, el Estado garantiza el "orden público", pero no el "otro", piensan los nuevos Henry Ford nacionales) se pasa a la irresponsabilidad criminal, en una misma pendiente de banálización de la conducta. Y sucede lo que sucedió cuando el país supo algunas de las circunstan das que habían acompañado a la extraña muerte del presidente del Málaga Club de Fútbol o las causas del crimen de Veíate. (Por cierto, ¿qué ha sido de Yole, él eficaz periodL·ta que descubrió el affaire malagueño en las páginas de Pueblo y que ha desaparecido tanto de allí como de TeléVasión Española?). O sucede lo que pasó cuando el lio del aceite sustraído en Redondéla, hecho concluido con la muerte del ingeniero que lo denunció, asesinado éste en su vivienda de Sevilla. ¿Nos hallamos ante una maffia surgida al calor del dinero fácil, de la hnpu-nidad fiscal con la que se anuncia un 12 % de beneficios, de la credibilidad que suscita el anuncio televisivo? ¿Resultará que ese elegante cuarentón —casado y con hijos — que dirige un extraño negocio que se anuncia y que da fiestas con gentes de campanillas es un terrible padrino? Todo cabe en una sociedad bastante enfermiza aunque con apariencia de rozagante salud... Me parece que los nuevos titulares de los Ministerios de Hacienda, Justicia y Gobernación van a tener trabajo en los próximos meses: entre los asaltos a bancos, la esquizofrenia agresiva de los comandos de ultraderecha, la ola de criminalidad urbana, la escalada del tráfico de drogas y la irresponsabilidad financiera que por todas partes apunta, el ciudadano medio puede empezar a tener serios motivos de preocupación sobre la salud mental colectiva y hasta sobre su inmediato porvenir. ¿Qué va a ser de la reserva moral de Occidente? GABRIEL DE JAIZKIBEL Ení * los últimos ii Aroz pf 1 convertir en p ,e.nos municipales, el concejal señor N 31) de / 323 { iniciaifestiones oSorTi?! lrnoment0' el Ayuntamiento había mació^Nna oara iL " conducentes a obtener la infor- plaza el solar de la vieja Plaza de a. El Alcalde le respondió se- y SUS nicípa ¡ustifi' esta oí : tir to. Q"" para llevar zanos y de la r 3 Cabo e' Proyect0' tan del susto 111 financieras orpo,'ación· Las únicas limitaciones, que Por dinem lsiituciones vL n? puede Q"© el Ayúnta- oancarias y de ahorro y los zaragozano dinero tiene ■Una ma,10' El Ayuntamiento> ade- nosesl gestos a echar más.íi' ei1e dinero tiene tenerlo1 1 Acidad planif- J f> que permite ob- ...c niï I ta q,1:£-. ..." 'CadOra. nilO trancfni-mo Irte onloKae 1,6 edificabilidad ra' 1,1,6 transforma ,os solares Nte planteadb en este cas0' un negocio muANDALAN tendría todos los aplausos y las 61 Ayuntamiento ^900'^ sinceramente de que, en i(,el ejemplo y !población sensibilizados al respecgríaalPj^cirlo es tan ocasiones de darlo. Nuestra aled0 teñese disent¡r de grande como nuestra amargura cuanbi/ena r taragoza y al 0Íras acc"ones municipales. Enhora7 *" Ayuntamiento. SALLUITANO amlalán 9 aragoza Sanitaria (y 2) CENTROS SANITARIOS Zaragoza, en lo que va de siglo, ha quintuplicado su población, habiendo pasado de 99.118 habitantes, según el censo de 1900, a 479.847 en el de 1970; y en los últimos 30 años se ha duplicado. Se calculan unos 793.584 habitantes para toda la provincia, lo que quiere decir que más del 60 por ciento vive en la ciudad, y apenas un 40 por ciento en el resto de la provincia. Teniendo en cuenta que pueblos como Calatayud, Tarazona, Caspe, Borja y, Ejea de los Caballeros, entre otros, copan gran parte de los habitantes rurales, el despoblamiento de la provincia de Zaragoza es considerable. Todo lo cual tiene mucho que ver con la salud y otros extremos que al ser humano, y zaragozano, se refieren. Para esos 793.584 habitantes, Zaragoza cuenta con 4.127 camas hospitalarias, según consta en el último Catálogo de Hospitales actualizado al 31 de diciembre de 1970. Lo que representa 5 '2 camas por 1.000 habitantes, un poco por encima de le media nacional (4,64), pero sin llegar a las cifras de países como Grecia y Yugoslavia, que ocupan el último lugar (5'5) del «ranklng» europeo. Ocurre, como en el resto de las provincias, que de esas 4.127 camas, corresponden a la ciudad de Zaragoza 3.930, o sea el 95'2 por ciento del censo total de camas hospitala rias, y el 4,8 por ciento restante se distribuye irregularmente por pueblos de la provincia como son Borja, con un Hospital General de 47 camas; Calatayud, 81 camas en el Hospital Municipal, 52 en la Residencia del I.N.P., y siete camas en un Sanatorio privado; y Ejea, que cuenta con un Hospital Municipal, de 10 camas. 197 camas hospitalarias en la provincia para más de 300.000 habitantes. Cálculese a qué tocan. Los de Caspe y los de Tarazona, son meros ejemplos, han de achicar 100 y 113 kilómetros, respectivamente, antes de llegar a Zaragoza; y no digamos las gentes de lo que tiernamente se conoce por «pueblecitos». Los habitantes de la ciudad también en esto llevan ventaja, pues, a ellos les corresponden 8'19 camas hospitalarias por 1.000 habitantes, con lo que se acercan bastante a las 10 estipuladas por la Organización Mundial de la Salud. NIVEL ASISTENCIAL El Catálogo de Hospitales destina una columna a reseñar el nivel asístencial de los centros hospitalarios que se incluyen. Se estipulan tres categorías: A, B y C. No se sabe a ciencia cierta cuáles sean los ingredientes que determinan el que una Institución sanitaria sea calificada en la categoría A, B o C. Puede sospecharse, sin temor, que se tienen en cuenta el edificio, años de construcción, nivel de conservación, distribución, utillaje, cuadro médico, etcétera. Pues bien, de las 4.127 camas hospitalarias existentes en Zaragoza, ciudad y provincia, 1.993, el 48'2 por ciento, están incluidas en la catego¬ ría A; 1.349, 32'6, en la B; y 91, 2,2 por ciento, en la C. Las 694 camas del Hospital Militar no las califica el Catálogo, por lo que ese casi 17 por ciento se deja a la libre consideración. Las 91 camas de la categoría C están ubicadas en pueblos. Las de la categoría A, están todas en la ciudad. DEPENDENCIA PATRIMONIAL Hay una ley de hospitales que se aprobó en el año 1962, pero aún se espera que sea completada por el Reglamento, que ha de regular su concreta puesta en marcha. Ese reglamento todavía está por ser redactado y publicado. De este modo se da pie a una cierta autonomía, que en absoluto equivale a eficacia. La ausencia de ordenanzas tiene como resultado un cierto desorden y un «ahí me las den todas» que en nada benefician al enfermo. Las 4.127 camas hospitalarias de Zaragoza y provincia, dependen — nada más y nada menos — que de diez entidades distintas: el 16'69 por ciento de la Diputación; el 7,37, del Ministerio de Educación y Ciencia; el 2,93, de diversos Municipios de la provincia; el 38'19 del I.N.P.; el 1'70, del 18 de julio; el 0'80 por ciento, de la Cruz Roja; el 5'69, de la Iglesia; el le^, del Ministerio del Ejército; el 6'67, de ciudadanos privados; y el resto, 1'14 por ciento, de la Beneficencia Particular. Con una dependencia patrimonial tan diferenciada, es posible hacerse una ¡dea de hasta dónde puede llegar la coordinación hospitalaria, de la que tanto se viene hablando en los últimos tiempos. Como se señala más arriba el 38'19 por ciento del total de camas pertenecen a la Seguridad Social, siendo así que, actualmente, se .calcula que el 80 por ciento de los ciudadanos están a su cuidado; o sea que en la provincia de Zaragoza 634.867'20 habitantes disponen de 1.576 camas hospitalarias. De lo que habría que deducir que para 1.000 usuarios y beneficiarios de la Seguridad Social, hay 2 '48 camas hospitalarias. Cifra de susto en estos tiempos. Si bien es verdad que se debe pensar en los conciertos de la Seguridad Social con otras instituciones, que ponen camas a su disposición, Pero, es indudable que el número de camas de la Seguridad Social es insuficiente. Es más, el 96'70 por ciento de las camas hospitalarias de la Seguridad Social están en la ciudad de Zaragoza; y el otro 3'3Ò por ciento en un pueblo de la provincia, concretamente Calatayud, Esto obliga a una parte considerable de los beneficiarios de la Segundad Social a tener que despazarse, 0 ser trasladados, a la capital de !a provincia para poder ser hospitalizados. Los inconvenientes que se derivan de esta excesiva centralización son de todos los géneros. No es el más pequeño el que el enfermo tenga que repetir el viaje más de una vez. Amén de los casos de hospitalización urgente y, sobre todo, si el viaje ha de durar dos o más horas. Las camas deL Hospital Militar representan un 16,82 por ciento del total. CLASIFICACION POR SUS FUNCIONES El 80'01 por ciento están enclavadas en Hospitales que se titulan Generales; el ^'OO por ciento, en Hospitales o Sanatorios Quirúrgicos; el 0'25 por ciento de las camas se dedican a maternidad; y el 0'27 a Otros. La media de camas por centro es, en la ciudad de Zaragoza, de 206'84; en la capital y provincia, de 171 '96; y en la provincia, de 39*4. Como se puede apreciar todas las cifras están muy lejos de las 400-500 camas que son las que se consideran más adecuadas para que un Hospital funcione con normalidad y para que sea rentable. Ni el micro, ni el macro hospital tiene razón de ser, y en este caso se dan ambas cosas, porque si se restan las 1.524 de la Ciudad Sanitaria «José Antonio», esas medias que se dan más arriba, aún quedan más lejos del Ideal, CAMAS PSIQUIATRICAS El total de camas psiquiátricas para Zaragoza y provincia es de 922, lo que representa TIO camas por 1.000 habitantes. El 71 '48 por ciento de esas camas dependen del Patronato Nacional de Asistencia Psiquiátrica; el 17'35, de la Diputación Provincial; el 8*57, ^0 Municipios; y el 2'60, son privadas. El reciente Catálogo de Hospitales no califica ninguna de las camas psiquiátricas en la categoría A. El 19'96 por ciento figuran en la categoría B de nivel de asistencia; y el 80'04, en la C. Lo que hace pensar que en asistencia psiquiátrica todavía están; vigentes los clásicos manicomios.. Lo más importante, lo que puede interesar a los planificadores regionales, está dicho en estas bréves líneas que, con generoso interés, la revista «Doctor» ha querido dedicar a Zaragoza, una ciudad donde dicen que se aprecian nuevos rumbos de expansión y de progreso a todos los niveles. DEPENDENCIA PATRIMONIAL DE LAS CAMAS HOSPITALARIAS DE ZARAGOZA Y PROVINCIA Número de Instituciones camas Porcentaje Diputación . . . M. de E. y C, , , Municipios . . . I. N. P. . . . . . 18 de Julio , . Cruz Roja . . . Iglesia M. del Ejército .• Privados .... Benef. Partió. . 689 304 121 .576 70 33 235 694 358 47 16'69 7'37 2'93 38'19 170 0'80 16'82 6,67 1'14 HOSPITALES DE ZARAGOZA Y PROVINCIA Total camas Ciudad 3.930 Total camas Provincia .... 197 Total camas ...... 4.127 PEDRO CUESTA