8 SHHklláll CARTA ABIERTA A PABLO SERRANO Amigo Pablo: Periódicamente me llega ANDALAN en mi rincón parisién, en el que leo una entrevista tuya que me ha puesto en ganas de contestar brevemente tus buenas intenciones, nunca es tarde, de crear para el pueblo. Como tú dices, hay que reconocer que no es nada fácil crear obras de arte sin estar manipulados o condicionados y por propia experiencia te puedo decir que la liberalización hay que pagarla cara, muy especialmente cuando no se tiene nada. Cuando se tiene un nombre y una obra considerable detrós no es tan difícil si hay una verdadera necesidad de cambiar, de unir el pensamiento a la acción. Porque uno de los dramas de nuestro tiempo, que el artista es el primero en padecer, consiste a estar obligados a pensar una cosa y hacer otra. Garaudy ha dicho que el hombre es un animal incierto. En el animal los instintos y el mundo son adaptados y ligados. El hombre es un conjunto de cuestiones en tanto que el animal lo es de respuestas. Su acción no es la de adaptarse al medio ambiente sino la de transformarlo. Claro que hay ambientes más propicios que otros a la creación, pero en todas partes, Este u Oeste, es el mismo problema que tiene planteado el artista consciente; o trabajar en el silencio y la oscuridad al margen del reconocimiento oficial o popular, en la miseria si es preciso, o ser re- E —¡i conocido a no importa qué precio por los críticos, cogidos de la mano = a^l por los marchands, sostenido por un sistema político. Demasiados ejem- = píos nos muestran hoy que todavía es posible pasar al lado de un gran = artista sin verlo por la simple razón que ha tenido que exilarse, negarse = a ser manipulado o a que sus obrés sean objeto de especulación bursátil. = Por ello es falso que el artista es incapaz de controlar su producción = que es su propio medio de expresión y numerosos son los casos que nos ■= muestran que la enseñanza de Mayo 68 fue capital para la toma de con- = ciencia de su condicionamiento. Lo mismo en cuanto al destino de nuestra = obra o que todos los artistas trabajan para la sociedad de consumo y di- E rigen su obra a quienes la pueden comprar. ¿Cómo puedes decir esto? 5 De Justificación en contradicción nos embarcas a todos en la misma E galera como una excusa para justificar tu propia actitud que no difiere E mucho, es cierto, de la de todos aquellos (Tapies, Saura, Miró, etc.), por = no citar que españoles conocidos que nunca encontraron el coraje sufi- E dente para dejar de ser cómplices sumisos de un sistema que sirve y se E aprovechan contestándolo. E Tampoco estoy de acuerdo sobre la imposibilidad para el escultor de E producir obras baratas. Otra justificación que se contradice con el destino E de toda obra meritoria que debe set consciente y no inconsciente. Co- = menzando por la elección del material empleado (noble o no, caro, o po- = bre) que no se produce por azar y va en estrecha relación con un desti- = natario que no es honesto ignorar. E Por ejemplo, como otros numerosos artistas, yo trabajo con materiales E de recuperación que no cuestan casi nada y he puesto a punto una téc- E nica para realizar esculturas monumentales que sean abordables a todos E pero, tú lo sabes bien, nadie quiere precisamente porque son baratas. Es E mucho menos arriesgado seguir seduciendo con los materiales caros, cos- E tosos de transporte, con la «manifestación de la potencia», como si la E verdad y la belleza residieran sólo en la materia y no en la forma o en E el espíritu. = Recuerdo que en ocasión de una exposición en la «prestigiosa» Gale- E ríe de Franca en 1971, recibí una felicitación tuya diciendo estaba «en E buenas manos», cosa que viniendo de un gran artista como tú, me dio = una inmensa tristeza. Sin duda creíste en mi recuperación o dimisión y E me faltaron las ganas de contestarte disuadiéndote de tu error, expllcán- = dote. Perdona lo haga tan tarde, pero la necesidad de poner los puntos = sobre las íes es más fuerte que ta de seguir que aumente la confusión. = Recibe afectuosos y cordiales saludos de tu amigo, § RICARDO SANTAMARIA = (PARIS) E CEDADE REPLICA I. I Sr. director de ANDALAN: Acogiéndome al decreto ley número 746 del 31 de marzo de 1966, el cual me imagino le será perfectamente conocido, me permito enviarle esta carta aclaratoria con el fin de que usted la publique lo antes posible en el periódico que con tanto honor dirige. Se trata de corregir algunas inexactitudes que en el artículo de última página del pasado núm. 71 y bajo el título "La ultraderecha en Zaragoza. Va de retros" aparece. Por sentirme aludido como delegado de CEDADE , y en honor a la verdad, lo considefo pues mi más elemental obligación. De todos los disparates que me ha parecido encontrar, sólo comentaré los que a CEDADE atañen. 1. — En primer lugar se trata a CEDADE de "ultras", expresión que desconozco y que, por otra parte, no me han logrado explicar los demás grupos mencionados, por la sencilla razón de que tanto ellos como CEDADE nunca se han declarado así ni han aparecido bajo ese nombre. Por lo tanto, dado que cupiera tomar dicha expresión como despreciativa o insultante, por la misma regla de tres la coloca yo al autor del artículo, es decir, al abajo, firmado "colectivo". 2. — Como sea que en el artículo queda en sospecha que CEDADE haya sido el autor del atentado a "Pórtico" y que se Juzga de "sorprendente", a la nota aclaratoria aparecida en "Heraldo de Aragón " firmada por el señor ,F. Lacruz, en la que desmiente que Jorge Mota, presidente de CEDADE, haya hecho declaraciones a favor de teles atentados, creo oportuno aclarar nuestra postura al respecto reproduciendo auténticas declaraciones del señor Mota, las de su obra "Hacia un Socialismo Europeo", página 126, donde dice; "La nueva moral que debe instaurarse en Europa debe tener también entre sus puntos fundamentales el rechazar la violencia y librar una batalla lo más noble posible y dentro de los cauces más pacíficos. Es un signo de inferioridad manifie ta el recurrir a bombas y atentados para destruir la actividad de los enemigos políticos". Y, por si fuera poco, si desean consultar más fuentes nuestras, pueden también hallar análogas declaraciones en el Boletín Nacional de CEDADE núm. 52. Creo que queda ya la suficientemente clara con esto nuestra postura ante atentados y quemas. 3. — Que eso de: bárbaros, exterminadores de contrarios, hijos de Wall Street, se lo puede ir guardando para otras organizaciones diametralmente opuestas a la nuestra. 4. — Que nunca hemos reproducido en nuestro Boletín Nacional ningún artículo de "Play Boy". 5. — Y puesto que el citado artículo sigue sin especificar en sus acusaciones a los "ultras", nombre bajo el cual se permite encuadrar a CEDADE, queremos comunicar además: (Pasa a la pág. 13) iiiHlaláu 9 iiimmiHi iiiiiimiiiiiii immi i'111 iiiiiiiiliiiii»iiiuiiiiiii«iiiiiiii mu iiiiiMuiiiu^n^MpuiiiiiiMiniHnMiiiiiuiiiiiiiiiiiiiiiiHiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin imiimimiiiiiinmmiiii n nniiii n iiimuiiiiiiiiiiii iiiuiii n iiiiiiiiiimn iiihiiiiimiuiiiiiiiik EL PATERNALISMO URBANO i 1C3\ ^C^^Toren den asi como escasos bajo ^'^VsTdfi·Bber vMflo ^.■•^ eso***' S P^'if En" f i' rimo & a 18 po"tíCttorlurlp "'arSlt7. sindicalismo actuadon E régimen i Exponer 'os caraT7a^ = píesentado ^j'^es concretos ^e^^^^. i -3; urbana (con&i ta niosuc. técnica» 00 1. CARACTERES DEFINI TORIOS DEL PATERNALISMO ESPAÑOL. Casi todos los sistemas autoritarios van acompañados de una concepción propia de la ordenación del espacio, principalmente urbano (o rural, cuando niegan lo urbano como fuente de agitación). Igualmente esos sistemas han materializado o tratado de materializar el poder en unas estructuras y formas urbanas que connotan la omnipotencia del dirigente supremo.' Ésto lleva a emitir la hipótesis dé jue los fundamentos del urbanismo son en gran parte ideológivos. El urbanismo es un acto político. La actividad urbanística, el campo en el que se materializan las máximas contradicciones políticas. El autoritarismo paternalista tiene como último fin el evitar la revolución del proletariado contra las clases dominantes. Por lo general, va acompañado de unas técnicas de persuasión de tipo doctrinario. Es decir, adopta un lenguaje revolucionario (así se habla de «revolución nacional sindicalista»), o unos símbolos imitados de los revolucionarios (por ejemplo, el color rojo y negro o la espiga y el martillo, en lugar de la hoz y el martillo, o las camisas con un color propio, etc.). Sin embargo, el lenguaje revolucionario va acompañado de una acción política, económica y social reaccionaria al servicio de las clases dominantes. La Obra Sindical del Hogar, principal expórtente del paternalismo urbano. En lo económico, el paternalismo español es expresivo: en cuanto a la producción llega a decir que el padre lo hace todo («gracias al gobierno de Franco ha habido el milagro económico español»). En el consumo, el padre lo da todo. El paternalismo está en contradicción con la idea de Plan de Desarrollo, ya que éste lleva consigo la previsión, mientras que el paternalismo está basado en las soluciones grandiosas y geniales del padre. Económicamente, ha supuesto en España una interminable serie de actuaciones de urgencia o provisionales para intentar camuflar los problemas cuando alcanzaban el grado de orden público, por la actitud paternalista que no atiende sino a los chicos que más gritan, lloran o piden. En lo social es donde alcanza su máxima visibilidad. Toda la nación es una gran familia, en la que la patria y la bandera son la madre, el jefe el padre y los hijos los ciudadanos. Todos los españoles son hermanos, y patronos, obreros y campesinos tienen los mismos intereses concurrentes y no antagónicos. A veces hay hijos malos, traidores a la patria, que producen la agitación social, lo que lleva a guerras civiles o «luchas fratricidas». El sistema paternalista viene a poner fin a las luchas fratricidas en provecho, claro está, de los hermanos poseedores. En lo cultural, intenta enlazar con las formas más arcaicas de cultura rural, folklore y tradición (coros y danzas, ruralismo en general). Da una gran importancia a la artesanía e intenta, contra toda lógica económica, un desarrollo artesano fracasado de antemano. En lo histórico enlaza, en el caso español, con los sistemas más autoritarios en lo regional y en lo práctico (de los Reyes . Católicos a Felipe II, la idea de «Imperio», etcétera). En lo religioso aprovecha la estructura jerárquica y autoritaria de la Iglesia desde Dios, a través del Papa, hasta el último sacerdote. Repite la jerarquización todo el poder, porque el padre no delega, sino que nombra representantes considerados como servidores («el poder es un acto de servicio»). El paternalismo es perceptible a través del análisis de las instituciones y constituciones. Todo español tiene el derecho de pedir al padre, regulado en el derecho de petición, curioso mecanismo constitucional poco prodigado en el resto del mundo. Se habla constantemente de la minoría de edad del pueblo español, lo que justifica la ausencia de elecciones con vistas a una representación democrática. El padre puede adoptar una ciudad o un problema cuando éste es excesivamente grave para los mecanismos burocráticos normales. Prácticamente toio el libro de familias del Código Civil es incorporado al lenguaje político (beneficiario, dote, tutela, hogar, patrimonio, patronato, etc.). 2 n^0!?^8 CONCRETOS 2SL PATERNALISMO UR- JoANO. Desde el final de la Guerra Civil hubo una obsesión ruralista en el régimen español. La única solución que el nacional-sindicalismo VfiaJ1pIara mantener la España «tradicional y en orden» era retener en lo posible a los campesinos en la tierra, sobre todo por la ligazón a la pequeña propiedad. Asi surge el paternalismo cuyo mayor exponente fu. Instituto Nacional de Cok ción, hoy IRYDA. Creado la ideología consistente en" cir a los españoles, sobre t a los peones y yunteros agrien0 del Sur, que el Gobierno Ies casa y tierra a todos, en el ! se trataba de una Institución tinada a evitar la verdadera reb ma agraria. Sin embargo el cred miento acelerado de las «anfe ciudades hizo que el paternaüsZ fuese cambiando su técnica ten? torial de control y fuese abal nando los aspectos rurales hasta convertirse en el paternalismo í baño... Tras unos años de duda entre los aspectos a elegir como campo de acción, se eligió el de la vivienda. Por un momento se pensó en ciertas formas de pater, nalismo industrial, que tiene m tradición en España (País Vasco) pero en general el capitalismo l¡ dustrial no optó por 5$plucioii8 paternalistas. El Estado, a toni del INI tampoco optó por % actitud y técnica paternalista.! quedaba, pues, si no el sector 4 la vivienda como idóneo parad desarrollo de la ideología y técnll ca de represión paternalista. En el fondo, el Instituto Nac'mii evitar la verém LA OBRA SINDICAL DEL HOGAE (O.S.H.) Y EL MINISTERIO Dí LA VIVIENDA. Antes de que existiese el Mini* terio de la Vivienda, la Organiza ción Nacional de Sindicatos había creado la Obra Sindical del H(> gar, que çs la pionera de la actt tud paternalista. Paralelamente, el Instituto Nacional de la Vivienda, dependiente del Ministerio de ira bajo, había sentado las bases I» ternalistas en los diversos pobla dos por ella promovidos (absorción, dirigidos, etc.). Hasta 1956, fecha en que se crea el Ministerio de ía Vivienda, la política de vivienda dependí paradójicamente del Ministerio Ci Trabajo, en el que tenía una cura politización falangista. El J banismo dependía del Mlnisterto de Gobernación y, por su lado, J Organización Nacional de Sindicatos también construía viviendas. En sus orígenes la O.S.H. coi* truyó algunos edificios sindic^ y muy lentamente consiguió cobj truir viviendas. Hasta 1953 ha»* construido solamente 21.739 viw das. En esta primera etapa ex^j un forcejeo constante Por.PL de Sindicatos de obtener construcció»1 etapa ' ' ' 1 "">" ••••IMII.IIH. „„ , , „ IHHI del Estado para la . de viviendas. Una segunda - viene constituida por la eiaw» niniinii1! La Obra Sindical del Hogar no es la solución al problema de la vivienda |n del Plan Sindical de la Vivienque marca el apogeo de la taconstructora de la O.S.H. En * años, de 1955 a 1957, se cons- iiyeron más de 56.000 viviendas. ¿ca se ha vuelto a repetir ese tómedio desde entonces. Tras tos años de cierta constancia, le puede cifrarse en unas 12.000 iendas anuales, comienza a de- nar. ïs importante definir la naturaa de la O.S.H. como entidad o jstitución constructora. En reali[d, es un organismo sindical sin fedios económicos propios. La caI totalidad de las viviendas que instruye son financiadas por los apuestos que pagan los españo1 es decir, por el Ministerio de àcienda a través del Instituto fcional de la Vivienda. La O.S.H. lúa copio un organismo de vo- lolonizacióa estaba destinado a forma agraria. _ ideológica. Es, pues, el prinpal exponente del paternalismo "baño. Durante las primeras etapas, en ue el número total de viviendas «nstruidas en el país era muy bato, las promovidas por la O.S.H. enían cierta importancia. Pero a wtir de los años 1958 y 1959 el J^íniento rápido del número de viviendas construidas en España na mostrado la incapacidad de la M.!>.H. para seguir el ritmo de crecimiento del neocapitalismo. Si pasta 1953 las viviendas construli «P?1" la 0 S H- representaban si 38 % del total de las construítes con protección estatal (excepto bonificables grupo 1.° y renta Jmitada), en el año 1964 el total Yjvtendas construidas por la ^í>.H. no representaba ya sino el Las operaciones de vivienda se Plantean desde un principio como ana demostración de lo que la U.S.H. y el Gobierno son capaces Je hacer para resolver el chaboIsmo en España, y de paso levantar el prestigio del Gobierno en el sector de la vivienda. Una atmósfera de cn'Tadíi triunfalista Compaña al paternalismo uroaio. La operación es casi militar Por la urgencia. El encargo tiene ^formación mínima. A esto se "ne el paternalismo cultural. Se «upone que la O.S.H. y los arqui¬ tectos saben lo que les conviene a los futuros residentes. Los arquitectos que trabajan para la O.S.H. tienen en parte un valor simbólico, ya que son figuras destacadas en la profesión; otra parte son mediocres burócratas del sistema. Algunos se definen a sí mismos como arqutiectos de ricos que tienen una ocasión de colaborar en la construcción de viviendas humildes. En realidad, la selección de arquitectos destacados forma parte de la finalidad de prestigio que se proponen los planes sindicales. Estos arquitectos tampoco estudian las necesidades de su clientela. Hacen viviendas pensadas para pobres: sin antenas de televisión colectivas, con cocina de carbón y no de butano, sin previsiones de aparcamientos para coches, etc. El paternalismo siempre imagina la vida de sus protegidos-estable en la humildad y la escasez. A veces a estos barrios se les quiere dotar de gigantescas dotaciones colectivas, que constan trlunfalmente en los proyectos. Paradójicamente, las asignaciones de dinero no corresponden a estas dotaciones exultantes. Hay dinero únicamente para viviendas, y a precios tan bajos que se sabe desde el principio que será Imposible que sean de construcción de calidad mínima. La entrega de llaves es la apoteosis, el 18 de julio, y gran acompañamiento de autoridades. Es un acto político. A partir de ese momento, los habitantes de las viviendas, que se convertirán en propietarios si pagan la amortización durante 40 años, se convierten en «beneficiarios», palabra simbólica que prueba la actitud paternal. 3. RELACION ENTRE ORDENACION URBANA DEL ESPACIO, PODER Y TECNICAS DE CONTROL DE LA POBLACION. Lo más Importante para la Obra Sindical del Hogar no es la construcción (que la abandona a empresas privadas para que, trampeando las calidades, hagan fáciles beneñeios a costa de la clase obrera que pagará las viviendas), sino la administración del barrio. Los funcionarios sindicales encargados de inspeccionar a los constructores y arquitectos apenas existen y no actúan. Por el contrario, toda la O.S.H. está compuesta de administradores. Ellos tienen todos los derechos arbitrarios frente al usuario: inspección de la vivienda, desahucio, autorización de permisos de obras, etc. Los inquilinos pagan la amortización y los gastos de conservación y funcionamiento. Tienen unos administradores que representan al poder y son todopoderosos. Para todo hace falta autorización, permisos, oficios, partes. En la administtàción no participan los resldentfes. No pueden participar, «porque no están preparados». El paternalismo va acompañado de la sospecha mutua. Los propios vecinos comunican a los administradores las irregularidades ajenas que pueden llevar al d w*» ció. En estos barrios ap.. ^ - miedo. Miedo también en re los administradores a que se les exi lan responsabilidades; 3 La contrapartida al «rega 0» de una viviendS es el agradecimien to del «beneficiario». Este es ex '''iiiiiiiMiiiiiiiiiiMinin,,!,,!,,,,,,,,!,,,,,,,,!!,!,!!! miiiiimiiiiiiHtiiimmmm"" plotado de manera política. Pueden comprobarse las conexiones estrechas entre la contrarrevolución y el paternalismo («Napoleón III y el Habitat Pavillonnaire», Raymond y Lefèbre, C.R.U. París 1966). El nacional sindicalismo y las viviendas sindicales. La O.S.H. y la Sociedad del 10 de Diciembre, presidida por Luis Bonaparte hace un siglo, tienen características contrarrevolucionarias similares. La base de todo régimen paternalista es considerar a los ciudadanos como buenos hijos, pero incapaces de gobernarse a sí mismos. El paternalismo, ¿genera la humillación de los españoles, definidos en la ideología nacional sindicalista como gallardos y altivos? Los «beneficiarios», a pesar de su «agradecimiento» son sistemáticamente controlados. Adml nistradores, vigilantes, la «patrulla», y en última instancia las asistentas sociales, cuyo control, ál encontrar dificultades, utiliza medios diversos para conseguir entrar en las viviendas, como concursos de flores, concursos de belenes, etc. Todo lo anterior permiie comprobar la conexión estrecha entre poder, ideología y ciudad. Lo que Raymond ha estudiadó como política e ideología «pavillonnaire» en Francia, aparece en España como partenalismo urbano. El autoritarismo paternalista se concretiza en el sector vivienda por las actuaciones de la O.S.H. Se dirige al proletariado chabolista y expropiado. «Lo compra», proporcionándole una vivienda. Es una contraofensiva al descontento de los más débiles, pero no la solución al problema de la vivienda. La ma- = yoría de la clase obrera española, = o vive en condiciones ínfimas, o E está enterrando sus ahorros en E las promotoras privadas. El pater- = nalismo urbano intenta neutralizar ciertas capas del proletariado para controlarlo, mientras la mayor parte de éste es entregada al r ámbito de las inmobiliarias priva- E das especulativas. La O.S.H. la re- E presión y el prestigio. La empresa = privad», la tranquilidad y los beneficios. Las viviendas: escasas, para que sigan valiendo caras. Y el problema de la vivienda bien organizado para permitir la con- = tinuidad de la acumulación de ca- = pital en la clase dominante. El E paternalismo urbano actúa de ma- E ñera excepcional, pues, y no re- E suelve sino urgencias sin llegar a E recuperar retrasos. E Otra forma de represión se ope- = ra de manera sutil con la técnica = siguiente: como es muy difícil en- = contrar otra vivienda tan económi- E ca, la O.S.H. conserva el poder E sobre los residentes al no entre- E gar el título de propiedad escri- = turado ante notario, a pesar de = que las viviendas son adquiridas = en propiedad con pago aplazado = a 40 años. Como están prohibidas = todas las reformas y todos fian E hecho alguna de ellas sin permi- E so de la O.S.H., y como cualquier E reforma realizada es motivo de = desahucio, automáticamente todos r los residentes están en nellcrçL lo E que disminuye su capacidad de ^ iucha. ~ El control represivo por parte = del sistema se realiza también me- = diante la disposición del monopo- = lio de los terrenos dedicados a = dotaciones colectivas. De esta ma- = ñera el barrio es un coto cerrado, 5 iiiiiiiiiimimiiiiiimiiiimiiimiiiiiim iiiiiíf n El paternalismo urbano intenta neutralizar ciertas capas del proletariado para controlarlo. cooperativas. Estamos en los1 años gordos de los promotores de vivienda social camuflada en falsas cooperativas cuyas asambleas generales no existen hasta el día en que los socios han pagado al promotor y van a habitar las viviendas. Para entonces, los beneficios del promotor ya están hechos bajo ficción cooperativa. El hecho es que las periferias de todas las ciudades españolas están en contradicción con el centro domiñante y explotador. La lucha en los barrios está íntimamente vinculada a la lucha en las fábricas. pues cada una de las actividades comunitarias ha de pertenecer al Movimiento, o ser afín y del gusto de la jerarquía de los sindicatos verticales. Esta disposición hace que la mayor parte de las dotaciones colectivas no se construyan, puesto que muchas asociaciones o entidades para las que fueron concebidas, no funcionan. Así ni las construyen ni las dejan construir. Todo lo dicho sobre los barrios sindicales es válido para los barrios del Instituto Nacional de la Vivienda (poblados de absorción, Mínimos, U.V.A., Dirigidos, etc.). La lucha entre los residentes y la burocracia está intensificándose. Debe acabar en la autogestión de los barrios por los propios residentes. En la actualidad el número de viviendas confiado a la O.S.H. . es reducido, habiendo dejado paso a la expansión de ^iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiMiiiiiiiiiiiiiiiuiiiiiiiiiiiuiiimmiiiiiiiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiuc Es un informe sociológico de: MARIO GAVIRIA □ □ □ I