4 illl·llfllclll Extra Aragón y el País Valenciano AGUSTI VENTURA La vecindad geográfica produjo ya desde la antigüedad un gran trasiego de gentes y contactos entre el Aragón del Sur y la mitad norte del País Valenciano. Así eran edetanos e iberos los valencianos del norte del río Júcar y los habitantes de algunas comarcas de la actual provincia de Teruel como el Maestrazgo y el Bajo Aragón. Las inscripciones ibéricas de Iglesuela del Cid o las romanas de Puerto Mingalvo e Hinojosa de Jarque nos atestiguan antropónimos edetanos, mientras que en los alrededores de la ciudad de Teruel vivían celtas, en los cursos altos del Jiloca y Guadalaviar. DESDE LOS ROMANOS En época romana dos rutas fundamentales comunicaban Aragón con Valencia; la que siguiendo el Ebro se dirigía desde Zaragoza a Tortosa y por el Bajo Aragón penetraba en Morella, que siglos más tarde seguiría Blasco de Aragón para reconquistar Morella a los moros (1232), y la más importante, la que conducía desde Bílbilis a Sagunto, por los valles del Jiloca, Guadalaviar y Palència, por Teruel. Es de suponer que en los siglos Aúreos del Imperio (siglos I a. C. y I y II d. C.) en que hubo un fuerte proceso de romanización y por tanto de urbanización, la facilidad de las comunicaciones imperiales fomentara el primer éxodo histórico de aragoneses (si no es un anacronismo utilizar este adjetivo) a las tierras valencianas del norte del Júcar, que pertenecían también a la provincia tarraconense. El bilbilitano Marcial (Epígr. I, 49) nos informa de un tal Liciniano que pasa el verano en Bílbilis y el invierno en Tarragona; una inscripción de Montán, en la montaña de Castellón, muy cerca del límite con Teruel, se refiere a un niño enfermo que ha sido llevado allí por sus padres para su curación y ha fallecido fortuitamente; podemos suponer que, como ahora, muchos habitantes de la costa subirían a las tierras altas para acudir a las fuentes o balnearios de la zona turolense. Pero al sur del Júcar, la influencia aragonesa siempre ha sido y es en la actualidad menor; en época musulmana la taifa de Denla o la de Játiva fueron casi siempre independientes de Valencia y a menudo ligadas al reino de Murcia. De todas formas, el País Valenciano ha sido siempre una región- "camino"; la Vía Augusta romana que lo surcaba de Norte a Sur desde Tortosa por Sagunto, Valencia y Játiva hacia Cartagena o Andalucía, ha marcado la historia del País: por allí circulaba el comercio romano o medieval, los ejércitos musulmanes o cristianos, los catalanes y aragoneses de Jaime I, e incluso hoy en día el turismo francés que busca las costas. HISTORIA RESBALADIZA El primer gran rey aragonés que cruzó estas tierras aprovechando los primeros síntomas de debilidad del poder musulmán, fue Alfonso I el Batallador, quien en 1125 hizo una expedición a Granada: siguió el camino habitual, por Teruel a Sagunto y de allí por la antigua vía Augusta a Valencia, Játiva y por Almansa hacia Granada. A su vuelta se llevó consigo gran número de mozárabes para repoblar sus tierras y podemos pensar que en una tercera parte por lo menos serían valencianos. Nueva expedición y por la misma ruta, realizó Alfonso II en 1172, apenas dos años después de reconquistado Teruel. Pero el creador del Reino de Valencia, con sus límites geográficas actuales y con sus leyes y fueros específicos, fue Jaime I. Los más interesados en conquistar Valencia fueron los aragoneses, especialmente los de la Extremadura o frontera, los turolenses; y la mitra de Tortosa, a la cual se le concedió casi toda la actual provincia de Castellón. Antonio Ubieto ha señalado recientemente (1) cómo la constitución del Reino de Valencia tanto en su aspecto territorial como en el jurídico fue una creación del rey que fue madurando poco a poco en su mente. Y aquí entramos en un terreno resbaladizo por dos causas, primero porque no conocemos bien todavía la historia medieval de esta Región y segundo porque el apasionamiento que se deriva de este mestizaje de origen ha encendido recientemente una gran polémica entre catalanistas y castellanistas. EL PAIS VALENCIANO, MESTIZAJE DE PUEBLOS Esto es una verdad que hay que aceptar: el País Valenciano por su situación geográfica es un "País-camino", lugar de paso de todos nuestros convecinos: esto hace el que parece que no lleguemos nunca a "cuajar" suficientemente. Cualquier valenciano reconocerá tres elementos básicos en nuestra personalidad colectiva en el siglo XIII: 1. °) Lo musulmán, que era lo autóctono; una población casi totalmente indígena, que permaneció en el País, descabezada de sus cuadros dirigentes que eran precisamente los no valencianos. Para el pueblo valenciano como para el andaluz, los moros tuvieron una cultura superior a los cristianos. Todavía, cuando se pretende ponderar la solidez de una obra, un puente, o un acueducto, etc, se dice "açó ho varen fer els moros". Lo que pasa es que como perdieron y como muy pocos conocen el árabe, el ideólogo en la práctica no los tiene en cuenta. 2. ° y 3.°) La nueva superestructura que comenzó a dirigir el País: lo aragonés y lo catalán. El problema es hasta donde llegó una u otra influencia o por qué unas comarcas "eligieron" lo catalán y otras lo aragonés. La aportación militar de unos y otros fue similar, o quizá con ligera ventaja para los aragoneses; la leyenda de los corporales de Daroca se deriva de la participación aragonesa en sofocar una rebelión musulmana en el valle de Albaida, junto a Luchente en 1276 (Crónica de Jaime I, cap. 558). El hecho de que la zona costera del País hable catalán y la zona interior castellano hizo pensar a los lingüistas que una había sido repoblada por catalanes y otra por aragoneses. Pero esta explicación simplista falla cuando se observa que muchos aragoneses repoblaron en la costa y algunos fueros de ciudades costeras fueron aragoneses, y viceversa: p. e. los papas Bor jas que como su nombre indica procedían de esa población aragonesa, vivían en Játiva y su lengua era él catalán. CATALAN, CASTELLANO, ALTOARAGONES... Otras causas debieron influir para que en unas comarcas se adoptase el catalán y en otras el aragonés-, castellano. En primer lugar observemos que la población musulmana fue muy elevada y siguió hablando árabe mucho tiempo: todavía en 1528 un documento citado por Ciscar- García Cárcel (2) recomienda a los moriscos que aprendan castellano o valenciano. En segundo lugar, el aragonés y el catalán del siglo XIII no se diferenciaban mucho, de tal manera que tal vez la minoría cristiana dirigente de Valencia usaba un catalán con mucho aragonesismo: para cualquier valenciano son inteligibles en gran parte los textos altoaragoneses que ANDALÀN suele publicar. En tercer lugar, el catalán tuvo ventajas para imponerse en las zonas más ricas y pobladas, porque el poder — Jaime I — quiso frenar las apetencias de la nobleza aragonesa, mediante la creación de unos fueros "nuevos" para un reino "nuevo" que había de ser "no -aragonés". La nobleza aragonesa era fundamentalmente latifundista y ganadera, la burguesía catalana tenía otros intereses. Jaime I, que pasó su minoría de edad en Aragón, a merced de los nobles aragoneses (recordemos el humillante sitio de Albarracín), y que era mediterráneo, de Montpellier, no oculta sus preferencias por Cataluña. El hecho de que un noble aragonés, Blasco de Aragón, decida por su cuenta y riesgo conquistar Morella, que no sea asimilado a Aragón. A partir de ahí, si la lengua de la ciudad de Valencia y de la cancillería del reino era el catalán, ésta se habría de imponer sobre el País. La filología demuestra que el catalán que se impuso fue el de Lérida y Tarragona, a pesar de que hubo repobladores de toda Cataluña. A partir de entonces, durante los siglos XIII y XIV hubo una gran repoblación aragonesa de forma continuada. Cuando en 1609 fueron expulsados los últimos moriscos, que no se habían asimilado a la estructura cristiana dominante, el País Valenciano quedará despoblado y arruinado económicamente. Muchos valencianos dejan las ciudades y trabajas los campos abandonados. Es evidente que entonces comenzó otra lenta inmigración aragonesa aunque también castellana, ésta especialmente en el Sur, en la huerta de Orihuela y en la gobernación de Játiva. Sin embargo, fue más importante en el siglo XVIII, según las estadísticas, debido a que co¬ mienza una recuperación económica de la agricultura y se roturan nuevas tierras: sólo a finales de ese siglo se recupera el bache demográfico y económico abierto con la expulsión de los moriscos. LOS "CHURROS" SE INTEGRAN Muchos ilustres personajes valencianos del XIX y XX tenían algún ascendiente aragonés como Joaquín Lorenzo Villanueva, Iranzo, o Blasco Ibáñez, e incluso participaron activamente en la "Renaixença". En realidad, en aquellos años que aún no habíá esta fuerte castellanización que sufrimos ahora, aprendían la lengua en la primera generación y se integraban rápidamente, hasta el punto de ser los más cálidos defensores de la "valencianía". El propio Blasco Ibáñez ha descrito de forma humorística en uno de sus "Cuentos Valencianos" (1896), cómo un niño aragonés es abandonado por sus padres en la plaza de la Lonja, mientras contempla distraído el "pardalot" de la iglesia de los Santos Juanes, a fin de que se abra camino él sólito en la ciudad de Valencia: esta historia recoge un chiste que los valencianos "más antiguos" dedicaban a los recién llegados. La palabra "churro" con que se les designaba, en principio n\ era ofensiva ni se refería estrictamente a los aragoneses, sino a los habitantes valencianos del interior del Reino. Parece ser que se trata de una palabra mozárabe, de raíz latina (vendría de "serra" =; sierra) con una palatalización inicial de la S, tendencia muy común en dialecto mozárabe. Para los labradores de la Ribera del Júcar, los "xurrets" (con cariñoso diminutivo) eran los "serranos", los montañeses que bajaban al llano periódicamente para segar el arroz. Por tanto "churro* fue "serrano" y como consecuencia "castellano-hablante" por oposición a "valenciano-hablante"; de todas formas al Sur del País Valenciano esta palabra apenas se emplea. LOS ARAGONESES CONCENTRADOS Las comarcas valencianas de habla no catalana ocupan una gran extensión del País, pero tienen en general escasa población. Según datos de 1960 (3) de un total de 2.480.879 habitantes que tenía el País, 2.097.267 vivían en la zona de habla catalana, aunque hay que tener en cuenta que en las ciudades de Valencia y Alicante hay un gran porcentaje de castellano-hablantes (concretamente en Alicante el 53 % según reciente encuesta-sondeo ig. noran el valenciano). En conclusión la población de las comarcas "ara» gonesas" representa sólo el 16 % de la población total. Dos de ellas se agregaron al País durante el g]. glo XIX y por tanto repobladas por castellanos: el Alto Vinalopó (con Villena, pero no Elda) y la Plana de Utiel y iRequena. La mayoría pierden población: La Plana de Utiel, Alto Mijares, Valle de Segorbe. Rincón de Ademiz, Los Serranos, Valle de Ayora, Canal de Navarrés. Solamente crecen las que tienen industria como la Foya de Buñol, Alto Vinalopó, Vinalopó Medio, o una agricultura próspera de regadío como la Huerta de Orihuela. En estas comarcas del Sur, actualmente la provincia de Alicante y la de Valencia hasta el Júcar, la emigración aragonesa ha sido v es Domicilio provlsionali C/. Almagro, 44 Teléfono 419 76 69 — Madrid- 1 1. «Los orígenes del fascismo en España», Manuel Pastor (160 pesetas). 2. «Ideología y enseñanza de la arquitectura en la España contemporánea», dirigido por Antonio Fernández Alba (290 ptas). 3. «Liberalismo y socialismo: problemas de la transición. El caso chileno», Enrique Tierno Galván, Norbert Lechner y otros (250 pesetas). 4. «El poder económico en España. 1939- 1970», Carlos Moya (280 pesetas) 5. «El socialismo y la España oficial. 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